96.- Pues dime ahora: si señalando a los de Nínive
40 días de plazo no esperaron una hora, sino que luego se dispusieron y
ensayaron para la muerte, ¿ cómo te descuidas, no teniendo un día seguro? ¿Cómo das
nuevos plazos a tu conversión, no teniendo el de una hora? ¿Cómo no te ensayas
para la muerte, sabiendo que has de hacer su papel, y que no sabes cuándo?
(pag. 23 ad principio)
97...- Si te cogiese sin
aprenderle, ¿qué
sería de ti en aquel
universal teatro de cielos y tierra, en que has de salir a plaza, y decir tu dicho a vista de todos? Si los que lo supieron muy bien se turbaron viéndose en aquella publicidad y delante de tan Venerable Senado, ¿qué harás en que tan descuidado has vivido y vives ahora, como si no hubieras de morir? ¿Qué turbación tendrás, cuando te despojen de todo lo que ahora amas, y te saquen a que hagas tu papel en el trance de la muerte y en el Juicio Final?
universal teatro de cielos y tierra, en que has de salir a plaza, y decir tu dicho a vista de todos? Si los que lo supieron muy bien se turbaron viéndose en aquella publicidad y delante de tan Venerable Senado, ¿qué harás en que tan descuidado has vivido y vives ahora, como si no hubieras de morir? ¿Qué turbación tendrás, cuando te despojen de todo lo que ahora amas, y te saquen a que hagas tu papel en el trance de la muerte y en el Juicio Final?
98.- Despierta, despierta, vuelve
sobre ti, que ya es tiempo y no sabes,
si será ésta la ultima hora. Lee las Vidas de los Santos y hallaras que S.
Hilarión, varón de extremada perfección después de haber vivido 70 años en
áspera penitencia, y de haber hecho muchos milagros, en la hora de la muerte tembló y temió.
99.- Y S. Arsenio, no desigual a él en santidad, tembló de verse en aquella hora,
certificando a sus discípulos que siempre había vivido con el mismo temor. Y lo que es más es, el mismo CRISTO no teniendo
por qué, empezó a temer cuando se acercó su tránsito para enseñar a los suyos a
vivir con temor de este paso tan estrecho y peligroso en que tantos han
padecido naufragio.
100.- Todo esto te aviso, porque
como prudente te prevengas, y como sabio te enseñes, y como cristiano te prepares con buenas y santas
obras desde ahora para la muerte. Mira ahora de espacio qué será de
ti si yerras esta acción única del
morir, y si por no tomar mi consejo te
sucede lo que a muchos, que han leído
ésta o semejante escritura, y, por no haberla creído y puesto en ejecución sus
consejos, han muerto mal, y al marino, después de haber navegado muchos anos, a
vista del puerto se anegaron y dieron con todo en el profundo del abismo, y
están ahora gimiendo y doliéndose de su desgracia sin poderla remediar.
101.- Pues mira por ti y
escarmienta en su desgracia, y sea la última sentencia la de Séneca a su amigo
Lucilo a quien dice:
103.- Pues ¿de qué otra manera desearan los hombres los
bienes del siglo, si fueran inmortales, que como ahora los desean? Y ¿qué
diligencias más apretadas pudieran hacer para alcanzarlos, si fueran eternos,
de las que al presente se hacen? Pues ni perdonan a trabajo, ni a
diligencia, ni a mares ni a tierras, ni a cosa alguna imaginada de riesgos o
dificultades a que no se pongan para alcanzarías, siendo así que toda la vida
es un soplo, y que no han de gozar lo que granjean: atesoran, y no saben para
quién.
104,- Pues ¿qué linaje de imprudencia se hallará igual a
ésta, que afane un hombre por lo que no ha de gozar, y por cosas de suyo tan
inútiles que tan presto se pasan y que tanto presto ha de perder? Y
que, creyendo que hay otra vida, y pena y gloria, y ambas eternas, ¿no haga
diligencia alguna por escapar de aquella, y alcanzar ésta, ni atesore aquellos
bienes eternos, y que busque con tan vivas diligencias éstos? 105.- La razón es
porque no los considera, ni atiende a más de lo que tiene presente, sin cuidado
de lo por venir. Que
si considerara atentamente la brevedad de la vida, la fragilidad de todo lo
terreno, las molestias y trabajos que lo acompañad, la incertidumbre de la
muerte, la eternidad de la vida que esperamos, sin duda se movería a despreciar
ésta, y buscar aquella.
106.- De Guarrico, insigne
Filósofo y grande médico, se cuenta que, después de haber leído en varias
universidades de Europa, y con aplauso de excelentísimo Maestro, leyendo tal
vez en la Biblia las vidas de aquellos antiguos Patriarcas que vivieron 800 y 900
años, reparó que todos remataban en la muerte, porque al fin de cada historia
se ponía: ET MORTUUS EST: pero murió. Vivió 800
años, y murió; vivió 900, y murió.
107.-Y como acabasen esta
consideración, viendo
el fin de todas las cosas, y que él con todos sus aplausos iba caminando a la
muerte, se resolvió a despreciar el mundo, y a buscar lo eterno, que nunca
tiene fin, ni espera muerte, ni se puede acabar, y tomó el sagrado hábito de S.
Domingo, en cuya Religión resplandeció como un Sol en santidad y letras.
108.- Este efecto hizo la memoria
de la brevedad de la vida, y duración de la eterna en el pecho de este varón
sabio y discreto, pues supo prevenirse para lo venidero; y el mismo efecto hará
con la gracia divina, en los que abrieren los ojos para conocer lo presente, y
considerar lo futuro, la brevedad de esta vida y eternidad de la otra.
109.- ¡Oh, sí tú que lees estos
Avisos, cargaras el peso de la consideración en la brevedad con que pasa esta
vida, que nunca cesa de caminar, y en la incertidumbre de ella, pues no hay un
día ni una hora segura, en el cimiento sobre que carga, que es un cuerpo de
tierra, sujeto a tantas miserias, combatido de tantos enemigos, y acosado de
tantas enfermedades" en los afanes que padece, en el engaño de todo lo
temporal, que ofrece lo que no cumple y promete lo que no da; pues, ofreciendo
descansos, da fatigas, y prometiendo hartura, da hambre y sed, porque nunca
satisface los apetitos! Todo es tormento y dolor; y no hay honra ni hacienda,
por crecida que sea, que no traiga intolerable pensión de cuidados y trabajos.
110- Pues mira por ti y
escarmienta en su desgracia, y sea la
última sentencia la de Séneca .a su amigo Lucilo a quien dice: pues sabes de cierto que te busca la muerte, y qué te ha de hallar, tarde que temprano, y no sabes en qué lugar te espera, ESPÉRALE TU EN TODAS PARTES Y estarás seguro.
última sentencia la de Séneca .a su amigo Lucilo a quien dice: pues sabes de cierto que te busca la muerte, y qué te ha de hallar, tarde que temprano, y no sabes en qué lugar te espera, ESPÉRALE TU EN TODAS PARTES Y estarás seguro.
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