Mons. Lefebvre: El Islam acepta a
Jesús como profeta y tiene un gran respeto por María, y esto pone ciertamente
al Islam más cerca a nuestra religión que, por ejemplo, el Judaísmo, que es mucho
más lejano a nosotros. El Islam ha nacido en el siglo VII y ha tomado ventajas,
hasta cierto punto, de las enseñanzas cristianas de aquel tiempo. El Judaísmo,
al contrario, es el heredero del aparato que ha crucificado a nuestro Dios, y
los miembros de esta religión, que no se han convertido a Cristo, son los que
están opuestos radicalmente a nuestro Dios Jesucristo.
Para
ellos no es una cuestión cualquiera reconocer a Nuestro Señor. Sobre este punto
ellos están en contraposición a la fundación y existencia de la verdadera Fe
Católica. Con todo, no podemos estar a medias aguas. O Jesucristo es el Hijo de
Dios y el Señor y Salvador, o no lo es. Se trata de un caso donde no se puede
tener el mínimo compromiso sin destruir el fundamento mismo de la Fe Católica.
Esto no vale solo para las religiones que son directamente contrarias a la
divinidad de Jesucristo como Hijo de Dios, sino también para las religiones
que, sin oponerse a Él, no Le reconocen como tal.
Catholic Press: ¿Por tanto Vd. es
muy seguro y dogmático sobre este punto?
Mons. Lefebvre: Completamente
dogmático. A modo de ejemplo, los musulmanes tienen un modo muy diverso del nuestro
de concebir a Dios. Su concepción de Dios es muy materialista. No es posible
decir que su Dios es el mismo Dios nuestro.
Catholic Press: ¿Pero Dios no es el
mismo Dios para todas las personas del mundo?
Mons. Lefebvre: Sí, yo creo que
Dios es el mismo Dios para el universo entero, según la Fe de la Iglesia
Católica. Pero la concepción de Dios difiere notablemente de religión a
religión.
Nuestra
Fe Católica es la sola y única verdadera Fe. Si Vd. No adhiere plenamente a
ella, no se puede profesar como católico.
Nuestra
Fe no podemos comprometerla en modo alguno con el mundo. El Dios según los
musulmanes dice: “Cuando
entréis al Paraíso, seréis cien veces más rico de lo que sois ahora sobre la tierra.
Esto vale también para el número de mujeres que tenéis aquí en la tierra”.
Esta concepción de Dios está demasiado lejos de la de nuestro Dios y Salvador.
Catholic Press: ¿Por qué Vd. da más
importancia al Papa San Pío V que al Papa Pablo VI? Después de todo ambos son
Papas (sic). ¿No acepta la doctrina de la infalibilidad papal? ¿Piensa que esta
doctrina valga más para el uno que para el otro?
Mons. Lefebvre: Constato por una
parte que el Papa San Pío V ha querido comprometer su infalibilidad, porque ha
usado todas las condiciones que todos los papas han usado tradicionalmente y generalmente
cuando han querido manifestar su infalibilidad. Por otra parte, el Papa Pablo
VI dice, él mismo, que no ha querido usar su infalibilidad.
Catholic Press: ¿Cuándo ha indicado
esto?
Mons. Lefebvre: Él ha indicado
esto al no comprometer su infalibilidad sobre cualquier cuestión de fe,
contrariamente a cuanto han hecho todos los otros papas en toda la historia.
Ninguno
de los decretos del Concilio Vaticano II fue publicado con el peso de la
infalibilidad. Además, él nunca comprometió su infalibilidad en relación a la
Misa. Cuando él (Pablo VI) decidió permitir que esta nueva Misa fuera impuesta
fraudulentamente a los fieles, nunca empleó los términos que fueron utilizados
por el Papa San Pío V. Yo no puedo comparar los dos actos promulgatorios porque
son completamente diferentes entre sí.
Catholic Press: ¿El Papa Pablo VI
ha dicho que no cree en la infalibilidad papal?
Mons. Lefebvre: No. En verdad nunca
ha dicho esto categóricamente. Pero Pablo VI es un liberal y no cree en la
fijeza de los dogmas. Él no cree que un dogma deba permanecer inmutado para
siempre. Él está a por la evolución de éstos según los deseos de los hombres.
Él está a por los cambios que tienen origen en las fuentes humanistas y
modernistas, y es por esto que tiene tantos problemas para fijar una verdad
para siempre. De hecho, es reacio para hacerlo tan personalmente y se pone muy mal
cada vez que estos casos se presentan. Esta actitud refleja el espíritu
modernista. El Papa (Pablo VI), hasta hoy, nunca ha comprometido su
infalibilidad en materia de Fe y de Moral.
Catholic Press: ¿Ha afirmado el
Papa mismo ser un liberal o modernista?
Mons. Lefebvre: Sí. El Papa ha
manifestado esto en la misma naturaleza no dogmática del Concilio. También lo
ha afirmado claramente en la su encíclica “Ecclésiam suam”. Él ha declarado que
no quería que sus encíclicas definiesen las cuestiones, sino que deseaba que
fuesen aceptadas como consejo y pudiesen llevar a un diálogo. En su Credo (el
“Credo del pueblo de Dios”, promulgado a la clausura del Año de la Fe de 1968),
dice que no quería empeñar su infalibilidad, lo que muestra claramente cuáles son
sus enseñanzas.
Catholic Press: ¿Vd. piensa que
esta evolución ante el diálogo le permite estar en desacuerdo con el Papa?
Mons. Lefebvre: Sí. Desde el punto
de vista liberal ellos deberían, coherentemente, permitir este diálogo. Cuando
el Papa no usa su infalibilidad en materia de Fe y de Moral, se está mucho más
libre de discutir sus palabras y los sus actos. Desde mi punto de vista, yo
estoy obligado a oponerme a esto que ha sucedido, porque subvierte las bimilenarias
enseñanzas infalibles de los Papas. Sin embargo, yo no soy favorable a
similares discusiones, porque no se puede seriamente discutir sobre la verdad
de la Fe Católica. De ahí que esto es verdaderamente un diálogo inverso, al
cual soy constreñido.
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