viernes, 6 de mayo de 2016

EL SANTO VIA CRUCIS POR SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO



Origen y excelencia de esta devoción

Apenas se hallará práctica más agradable a Dios, más útil y meritoria que la del Via Crucis. Esta, dice el Papa Benedicto XIV, es una de las principales devociones del cristiano, y medio eficacísimo, no sólo de honrar la pasión y muerte del Hijo de Dios, sino también de convertir a los pecadores, enfervorizar a los tibios y adelantar a los justos en la virtud. En ella meditamos el doloroso camino que anduvo Jesús desde el pretorio de Pilatos hasta el monte Calvario, donde murió por nuestra Redención. Dio principio a esta devoción la Virgen Santísima; pues, según fue revelado a Santa Brígida, no tenía mayor consuelo que el recorrer los pasos de aquel sagrado camino regado con la sangre de su preciosísimo Hijo. Pronto innumerables cristianos siguieron su ejemplo, según atestigua San Jerónimo: y así ¡cuántos peregrinos surcaban mares y exponían la vida para ganar las muchas indulgencias con que la Iglesia había enriquecido los santos lugares de Jerusalén! Mas viendo esta solícita Madre, por una parte el copioso fruto que de tan pía devoción sacaban los fieles, y por otra la imposibilidad en que muchos se hallaban de emprender viaje tan largo y peligroso, varios Sumos Pontífices, en particular Clemente XII, Benedicto XIII y XIV, y León XII, franqueando largamente los tesoros de la Iglesia, concedieron que, visitando las Cruces bendecidas con especial facultad del Sumo Pontífice y autorización del Prelado diocesano, ganasen los fieles las mismas indulgencias que habían concedido a los lugares santos de Jerusalén.


INDULGENCIAS

Los que hicieren devotamente el Vía Crucis pueden conseguir:

1) Indulgencia Plenaria cuantas veces lo hicieren.

2) Otra Plenaria si en el mismo día, en que lo hicieron o bien dentro del mes, realizado 10 veces el Via Crucis, se acercaren a la Sagrada Comunión.

3) Indulgencia de 10 años por cada una de las Estaciones si comenzando el ejercicio, se hubiere de interrumpir por cualquier causa razonable. Para ganar estas indulgencias se requiere como condición indispensable la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y el trasladarse de una estación a otra, salvo el caso de que se haga en común por todos los fieles que están en la iglesia, pues entonces basta ponerse en pie y arrodillarse en cada estación Conviene advertir que el rezar en cada una de las Estaciones el Adoramus te Christe, etc. los Padrenuestros y Avemarías con el Miserere nostri, Domine, etc., es tan sólo piadosa y laudable costumbre, pero no es necesario para ganar las Indulgencias, para lo cual basta meditar en la Pasión de Jesús. Los que, por enfermedad u otra causa, se hallaren impedidos de recorrer las estaciones del Via Crucis, pueden ganar las indulgencias rezando 14 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, junto con la meditación de la Pasión; además, otros 5 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, a las LLagas de Jesús; y uno según la intención del Sumo Pontífice, teniendo entre las manos un Crucifijo bendecido por un sacerdote que tenga la facultad de aplicar dichas Indulgencias.Si no pudieren rezar todos los Pater-Ave y Gloria prescriptos para la Ind. plenaria ganarán una parcial de 10 años por cada Pater-Ave y Gloria. Los enfermos que no puedan hacer el Via Crucis en la forma ordinaria ni en la arriba indicada lucran las mismas indulgencias con tal que con afecto y ánimo contrito besen o contemplen el Crucifijo bendecido para este fin, que les fuera mostrado por el sacerdote u otra persona y recen si pueden alguna breve oración o jaculatoria en memoria de la Pasión y Muerte de J. C. Nuestro Señor. (Clemente XIV, Audiencia 26 Enero 1773; S.C: Indulg. 16 Sept. 1859; S. Penit. Apost. 25 Marzo 1931; 20 Oct. 1931 y 18 Marzo 1932)

Acto de contrición

¡Oh Dios y Redentor mío! vedme a vuestros pies arrepentido de todo corazón de mis pecados, porque con ellos he ofendido a vuestra infinita bondad. Quiero morir antes que volver a ofenderos, porque os amo sobre todas las cosas.
1.  V) Miserere nostri, Domine.
2.  R) Miserere nostri.

Madre llena de aflicción, de Jesucristo las llagas grabad en mi corazón.

Stabat Mater dolorosa,
juxta crucem lacrymosa,
dum pendébat Fílius.

Oración preparatoria

Por la señal de la santa cruz, etc.

¡Oh amabilísimo Jesús mío!: heme aquí postrado ante tu divino acatamiento, implorando tu misericordia en favor de tantos pecados infelices, de las benditas almas del purgatorio, y de la Iglesia universal. Aplícame, te ruego, los merecimientos infinitos de tu sagrada Pasión, y concédeme los tesoros de indulgencia con que tus Vicarios en la tierra enriquecieron esta devoción del Vía Crucis. Acéptalos en satisfacción de mis pecados, y en sufragio de los difuntos a quienes tengo más obligación de recorrer. Y tú Madre dolorosísima de mi Redentor, por aquella amargura que inundó tu corazón cuando acompañaste a tu santísimo Hijo al Calvario, haz que se empape mi alma en los sentimientos que embebían entonces la tuya. Alcánzame vivo dolor y detestación de mis pecados, y aliento para abrazarme con la cruz, y seguir las huellas de tu dulcísimo Hijo Jesús, nuestro sumo Capitán y Rey eterno, ni me niegues estas gracias, Madre mía: haz que, teniendo ahora parte en la pena de tu Hijo y en tu quebranto, merezca ser partícipe de su triunfo y de tus alegrías en la gloria. Amén.

EL CAMINO DE LA CRUZ

Arrodíllate ante el altar, haz un Acto de Contrición, y forma la intención de ganar las indulgencias bien para ti, o para las almas en el Purgatorio. Después di: Señor mío Jesucristo, Vos anduvisteis con tan grande amor este camino para morir por mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome de Vos por el pecado; mas ahora os amo con todo mi corazón, y porque os amo, me arrepiento sinceramente de todas las ofensas que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíteme que os acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues yo también quiero vivir y morir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre y morir unido a Vos.


PRIMERA ESTACIÓN

 


Jesús es sentenciado a muerte

1. V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2. V) Te adoramos, Señor, y bendecimos.
3. R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
4. R) Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado.
(Aquí se hace una pequeña pausa para considerar brevemente el misterio, y lo mismo en las demás estaciones.)
Adorado Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a muerte. Por los méritos de este doloroso paso, os suplico me asistáis en el camino que va recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Ten, Señor, piedad de nosotros.
Miserere nostri.
Piedad, Señor, piedad.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.




SEGUNDA ESTACIÓN



Sale Jesús con la Cruz a cuestas

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo Jesús, andando este camino con la Cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo a su Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer.
(Pausa)
Amabilísimo Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la muerte, y os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra Cruz, me deis fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y resignación. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.


Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.




TERCERA ESTACIÓN



Jesús cae por primera vez debajo de la Cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera esta primera caída de Jesús debajo de la Cruz. Sus carnes estaban despedazadas por los azotes; su cabeza coronada de espinas, y había ya derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le empujaban; de modo que muchas veces desfalleció y cayó en este camino. 
(Pausa)
Amado Jesús mío: más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de incurrir en pecado mortal. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



CUARTA ESTACIÓN

 


Jesús encuentra a su afligida Madre

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús y María, y sus miradas fueran otras tantas flechas que traspasaron sus amantes corazones.
(Pausa)
Amantisimo Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, que fuisteis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra intercesión una continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.  



QUINTA ESTACIÓN

 

Jesús ayudado por el Cireneo

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de Cruz, obligaron a Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar aquel pesado madero.
(Pausa)
Dulcísimo Jesús mío: no quiero rehusar la Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí, con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis querido morir por mi amor, yo quiero morir por el vuestro y por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



SEXTA ESTACIÓN

 

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum

Considera cómo la devoto mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en sudar y sangre, le ofreció un lienzo,  y limpiándose con él nuestra Señor, quedó impreso en éste su santa imagen.
(Pausa)
Amado Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermosísimo; más en este doloroso viaje, las heridas y la sangre han cambiado en fealdad su hermosura. ¡Ah Señor mío! también mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡oh Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los méritos de vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade.Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



SÉPTIMA ESTACIÓN

 

Jesús cae la segunda vez con la Cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera la segunda caída de Jesús debajo de la Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.
(Pausa)
Oh pacientísimo. Jesús mío. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte. Haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre y prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



OCTAVA ESTACIÓN

 

Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum. 

Considera cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.
(Pausa)
Afligido Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tan ardientemente me habéis amado. No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.




NOVENA ESTACIÓN



Jesús cae por tercera vez con la Cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba aliento para moverse.
(Pausa)
Atormentado Jesús mío: por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer en vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para vencer los respetos humanos y todos mis desordenados y perversos apetitos, que me han hecho despreciar vuestra amistad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



DÉCIMA ESTACIÓN



Jesús es despojado de sus vestiduras.

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señor y dile:
 (Pausa)
Inocente Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.


Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.



Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



UNDÉCIMA ESTACIÓN



Jesús es clavado en la Cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo Jesús, tendido sobre la Cruz, alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le enclavan aquellos bárbaros verdugos y después levantan la Cruz en alto, dejándole morir de dolor, sobre aquel patíbulo infame.
(Pausa)
OH despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre ahí amándoos y no os deje más. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido: no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez: haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



DUODÉCIMA ESTACIÓN



Jesús muere en la cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo Jesús, después de tres horas de agonía, consumidas de dolores y exhaustas de fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y expía en la Cruz.
(Pausa)
OH difunto Jesús mío. Beso enternecido esa Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis pecados, tenía merecida una mala muerte, mas la vuestra es mi esperanza. Ea, pues. Señor, por los méritos de vuestra santísima muerte, concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y consumido por vuestro amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



DECIMOTERCERA ESTACIÓN



Jesús es bajado de la Cruz

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la Cruz dos de sus discípulos. José y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su afligida Madre, María, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho traspasado de dolor.
(Pausa)
OH Madre afligida. Por el amor de este Hijo, admitidme por vuestro siervo y rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido morir por mí, recibidme en el número de los que os aman más de veras, pues yo no quiero amar nada fuera de Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.



DECIMACUARTA ESTACIÓN



Jesús es puesto en el sepulcro

1.  V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
2.  R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.

Considera cómo los discípulos llevaron a enterrar o Jesús, acompañándole también su Santísima Madre, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos. Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron.
(Pausa)
Oh Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después de tres días; por vuestra resurrección os pido y os suplico me hagáis resucitar glorioso en el día del juicio final para estar eterna-mente con Vos en la Gloria, amándoos y bendiciéndoos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

Después, volviendo al altar mayor, se rezan cinco Padrenuestros, cinco Avemarías y cinco Glorias por las cinco llagas de Jesucristo, y otro Padrenuestro, etc., por las intenciones perpetuas del Sumo Pontífice para poder ganar todas las otras indulgencias concedidas a esta devoción.

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