sábado, 25 de marzo de 2023

MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE: 25 DE MARZO 1991-2023


 

Quienes lo conocimos y lo escuchamos lo extrañamos mucho porque, hasta ahora, ningún obispo ha tomado su combate con la valentía que solo Dios da a los santos y, él a mi forma de ver era un santo. Para quienes no le conocieron ni oyeron aquí les traemos un extracto de lo que siempre defendió hasta su muerte dada un día como este de la ANUNCIACION DE LA ENCARNACION DEL VERBO DIVINO.

Extractos de textos

De la Declaración del 21 de noviembre de 1974

Nos adherimos de todo corazón, con toda nuestra alma, a la Roma católica guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias al mantenimiento de esa fe, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad.

Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las reformas que de éste salieron.

Del Sermón del Domingo de Pascua del 30 de marzo de 1986

Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia. ¿Qué conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunión con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente.

De la Conferencia del 15 de abril de 1986

Queridos amigos, ¡pudieron, durante las vacaciones, reflexionar sobre el sermón del domingo de Pascua!…

Entonces querría, puesto que hay distintos ecos, distintas reacciones, querría clarificar un poco, en la medida en que sea posible, porque la situación de la Iglesia es una situación tan misteriosa, que no es tan fácil clarificar las cosas…

Entonces el problema se plantea.

Primer problema: la communicatio en sacris.

Segundo problema: la cuestión de la herejía.

Tercer problema: ¿el Papa es aún Papa cuando es hereje?

¡Yo no sé, no zanjo! Pero pueden plantearse la cuestión ustedes mismos. Pienso que todo hombre juicioso debe plantearse la cuestión. No sé. Entonces, ahora, ¿es urgente hablar de esto?…

Se puede no hablar, obviamente… Podemos hablar entre nosotros, privadamente, en nuestras oficinas, en nuestras conversaciones privadas, entre seminaristas, entre sacerdotes…

¿Es necesario hablar a los fieles? Muchos dicen: — No, no habléis a los fieles. Van a escandalizarse. Eso va a ser terrible, eso va a ir lejos…

Bien. Yo dije a los sacerdotes, en París, cuando los reuní, y luego a vosotros mismos, ya os había hablado, yo dije: pienso que, muy suavemente, es necesario, a pesar de todo, esclarecer un poco a los fieles…

No digo que sea necesario hacerlo brutalmente y lanzar eso como condimento a los fieles para asustarlos… No.

Pero pienso que, a pesar de todo, es una cuestión precisamente de fe. Es necesario que los fieles no pierdan la fe. Estamos encargamos de guardar la fe de los fieles, de protegerla.

Van a perder la fe… incluso nuestros tradicionalistas. Incluso nuestros tradicionalistas no tendrán ya la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ya que esta fe se pierde! Se pierde en los sacerdotes, se pierde en los obispos.

Entonces, he aquí la situación en la cual nos encontramos y es necesario volver nuevamente siempre a eso: tengamos la fe, reavivemos nuestra fe, porque es debido a la fe que se pierde que el Concilio fue lo que fue.

Pienso que allí está el problema.

Y se dice: Monseñor va a hacer cisma... ¿Pero ¿quién hace cisma? … ¡No soy yo! Para hacer cisma es necesario dejar la Iglesia. Y dejar la Iglesia, es dejar la fe, en primer lugar.

¿Quién deja la fe de la Iglesia? La autoridad está al servicio de la fe. Si ella abandona la fe, es ella quien hace cisma. Entonces no somos nosotros quienes hacemos cisma.

¿Qué va a salir de esto?

Será necesario un buen día que Dios hable. No es posible que Dios permita ser dejado de lado por los que deben defenderlo, por los que deben ser sus partidarios…

¡No es posible que eso dure indefinidamente, no es posible eso!

De la Carta a los futuros Obispos, 29 de agosto de 1987

Estando la cátedra de Pedro y los puestos de autoridad de Roma ocupados por anticristos, la destrucción del Reino de Nuestro Señor se continúa rápidamente incluso dentro de su Cuerpo Místico, especialmente por la corrupción de la Santa Misa, expresión espléndida del triunfo de Nuestro Señor por la Cruz, y fuente de extensión de su Reino en las almas y en las sociedades. Esto es lo que nos valió la persecución de la Roma anticristo. Esta Roma, modernista y liberal, continúa su obra destructiva del Reino de Nuestro Señor, como lo prueban Asís y la confirmación de las tesis liberales de Vaticano II sobre la libertad religiosa. Me veo obligado por la Providencia divina a transmitir la gracia del episcopado católico que recibí, para que la Iglesia y el sacerdocio católico sigan subsistiendo para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Esta es la razón por la que, convencido de realizar la santa Voluntad de Nuestro Señor, vengo por esta carta a pedirles que acepten recibir la gracia del episcopado católico, como ya lo he conferido a otros sacerdotes en otras circunstancias.

Les conferiré esta gracia, confiando que sin tardar la Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro perfectamente católico, en las manos de quien podrán depositar la gracia de vuestro episcopado para que la confirme.

Del Retiro Sacerdotal de septiembre de 1987

Y, a continuación, ahora, voy a referirme a lo que ustedes probablemente están más interesados. Yo digo: Roma ha perdido la fe, queridos amigos. Roma está en la apostasía. No son simples palabras, no son palabras en el aire las que digo. Es la verdad. Roma está en la apostasía.

No se puede confiar en este mundo; él salió de la Iglesia, dejaron la Iglesia, salen de la Iglesia. Es seguro; seguro, seguro.

No es posible entenderse. Se lo he resumido sucintamente al Cardenal Ratzinger, en pocas palabras, es que no es fácil resumir toda esta situación; pero le dije: «Eminencia, vea, incluso si ustedes nos dan un obispo, incluso si ustedes nos dan una cierta autonomía respecto de los obispos, incluso si ustedes nos dan la liturgia de 1962, si nos conceden continuar con los seminarios y la Fraternidad, como lo hacemos ahora, no podemos colaborar, es imposible, imposible, porque trabajamos en dos direcciones diametralmente opuestas: ustedes, trabajan en la descristianización de la sociedad, de la persona humana y de la Iglesia; y nosotros, estamos trabajando en la cristianización.» No podemos entendernos”.

Así que le dije: «Para nosotros, Cristo es todo; Nuestro Señor Jesucristo es todo, es nuestra vida. La Iglesia, es nuestro Señor Jesucristo, su Esposa Mística. El sacerdote, es otro Cristo; su Misa es el sacrificio de Jesucristo y el triunfo de Jesucristo en la Cruz. En nuestro seminario enseñamos a amar a Cristo, y está dirigido al Reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestro apostolado es el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Eso es lo que somos.

Y ustedes, ustedes hacen lo contrario. Usted acaba de decirme que la sociedad no debe ser cristiana, no puede ser cristiana; ¡que va en contra de su naturaleza!

Usted acaba de pretender probarme que Nuestro Señor Jesucristo no puede y no debe reinar en la sociedad. Y desea probarme que la conciencia humana es libre respecto de Nuestro Señor

“Es necesario dejar la libertad y un espacio social autónomo”, como usted dice. Esto es la descristianización. Pues bien, nosotros estamos por la cristianización. Esto es. No podemos

Del Retiro Sacerdotal, 9 de septiembre de 1988

¿Salir, por lo tanto, de la iglesia oficial? En cierta medida, sí, por supuesto.

El libro del señor Madiran, “La Herejía del siglo XX” es la historia de la herejía de los obispos.

Si uno no quiere perder su alma, es necesario salir de este medio de los obispos.

Pero no es suficiente, porque es en Roma que está instalada la herejía.

Si los obispos son herejes (incluso sin tomar este término en el sentido y con las consecuencias canónicas), no es sin la influencia de Roma.

Si nos alejamos de estas personas, es absolutamente como con las personas que tienen SIDA.

No hay ningún deseo de contagiárselo.

Ahora bien, tienen SIDA espiritual, enfermedades contagiosas transmisibles.

Si uno quiere mantener la salud, es necesario no ir con ellos.

De la Entrevista concedida a Fideliter, noviembre-diciembre de 1988

No tenemos la misma manera de concebir la reconciliación. El cardenal Ratzinger la ve en el sentido de reducirnos, de traernos al Vaticano II. Nosotros la vemos como un retorno de Roma a la Tradición. No nos entendemos. Es un diálogo de sordos. No puedo hablar mucho del futuro, ya que el mío está detrás de mí. Pero si vivo un poco aún y suponiendo que de aquí a un determinado tiempo Roma haga un llamado, que quiera volver a vernos, reanudar el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría las condiciones. No aceptaré más estar en la situación en la que nos encontramos durante los coloquios. Esto se terminó.

Plantearía la cuestión a nivel doctrinal: “¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que los precedieron? ¿Están de acuerdo con Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío XI, ¿Humani Generis de Pío XII?

¿Están en plena comunión con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptan aún el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo?

Si no aceptan la doctrina de sus antecesores, es inútil hablar. Mientras no hayan aceptado reformar el Concilio considerando la doctrina de estos papas que los precedieron, no hay Las posiciones quedarían así más claras.

No es una pequeña cosa la que nos opone. No basta que se nos diga: pueden rezar la misa antigua, pero es necesario aceptar esto. No, no es solamente eso lo que nos opone, es la doctrina. Queda claro.

FUENTE: P.VERBOVEN

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