sábado, 30 de mayo de 2020

EL DIA DE PENTECOSTÉS O VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO.



Cum venerit Paraclitus quem ego mitam
vobis a Patre, Spiritum veritatis qui a
Patre procedid, ille testimonium perhibebid
de me.
Cuando viniere el Consolador, el Espíritu de verdad, que procede del Padre y que yo os enviaré de parte de mi Padre , él dará testimonio de mí. Joan. cap. XV, v . 26.
El Rey inmortal de la Gloria se ha propuesto, mis amados oyentes, celebrar de un modo propio de su majestad y grandeza, la gran victoria que consiguiera del príncipe del mundo. Jesucristo había cumplido su altísima misión entre los hombres: había borrado con su sangre la escritura de la maldición del mundo, y realizando en su Persona todos los antiguos vaticinios, como oveja se había dejado conducir al lugar del sacrificio, Concluida la grande obra de la Reparación humana, resucitó por su propia virtud, y después de permanecer por espacio de cuarenta días sobre la tierra , en cuyo tiempo consoló e instruyó a sus Apóstoles, subió triunfante y glorioso al cielo a ocupar su trono a la diestra del Eterno Padre. ¿Y de qué modo se propone celebrar tan admirable triunfo? Concediendo a los hombres dones dignos de un Dios de infinita bondad y misericordia: Áscendens Christus in altum dedit dona hominibus.
¿Y qué don es este? El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Santísima Trinidad que procede del Padre y del Hijo y que desciende para iluminar a los que habían de anunciar el Evangelio por toda la tierra.
Sí , cristianos: a los cincuenta días de la Pascua célebre en que Jesucristo consumó el sacrificio de su vida, y días después de su Ascensión a los cielos, cuando se celebraba en Jerusalén la fiesta llamada por los judíos de Pentecostés, mandada observar en los sagrados libros del Levítico y del Deuteronomio para recordar el gran beneficio que el Señor dispensara al pueblo de Israel, dándoles por medio de Moisés la ley grabada en dos tablas, hallándose los Apóstoles y discípulos reunidos en el Cenáculo, lugar que el Padre San Agustín llama primer templo de la Iglesia cristiana, se verificó el gran prodigio de la venida del Espíritu Santo. Allí en aquel mismo sitio donde Jesucristo celebrara la íntima cena, aquella cena memorable en la que realizara el admirable prodigio de su amor en la institución del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, encontrábanse el día de Pentecostés, la Madre de Jesús y con los Apóstoles un gran número de discípulos entregados a la oración. Eran como las nueve de la mañana, cuando se sintió un ruido repentino, como a manera de viento impetuoso, y vieron resplandecer en el aire como lenguas de fuego, las cuales se fueron colocando sobre cada uno de los congregados en aquella santa asamblea, y fueron todos llenos del Espíritu Santo: et repleti sunt omnes Spiritu Sancto.
Con tan sencillas palabras como las que acabáis de oír, nos da cuenta el Evangelio de un suceso de tan universales consecuencias. ¡Ojalá me encontrase yo capaz de hablar dignamente y con fruto de este misterio de la Religión! El Espíritu Santo, según el sentir del angélico doctor y de todos los teólogos, baja a promulgar del modo más solemne y a consumar cuanto era necesario para llevar a cabo el plan de la propagación del Evangelio.
No trato por cierto, mis hermanos, de hacer ostentación de erudición teológica combatiendo los absurdos errores de los macedonianos, ni de los de otros heresiarcas sobre el punto que nos ocupa. Mi objeto es únicamente haceros conocer con el lenguaje más sencillo los grandes prodigios que obró el Espíritu Santo cuando descendió sobre el colegio Apostólico, y los que puede obrar en nosotros, si le recibimos y correspondemos a sus dones.
Espíritu Divino que iluminasteis a los Apóstoles haciéndoles aptos para predicar el Evangelio santo; dignaos favorecerme con un rayo de luz celestial, que disipe mi ignorancia, para desempeñar dignamente y con fruto mi santo ministerio. Sea mi intercesora vuestra Esposa Santísima, a la que saludamos con el mayor afecto de nuestros corazones. Ave María.
Se ha llevado a cabo una admirable transformación.
Aquellos hombres escogidos por Jesucristo para que continuasen la grande obra por Él iniciada de la regeneración social por medio de la predicación del Evangelio, eran unos hombres toscos e ignorantes: en vano se hubiese buscado en ellos conocimiento alguno de las ciencias: además de ignorantes eran tímidos y aun cobardes. Pues bien, cristianos, dirigíos en este día con vuestra consideración al Cenáculo de Jerusalén.
No solamente los Apóstoles, sino los demás discípulos del Salvador hasta el número de ciento y veinte que allí se hallan congregados, son ya otros hombres: ha desaparecido en todos ellos la ignorancia, así como la cobardía: explican e interpretan admirablemente las sagradas escrituras: no hay para ellos idioma desconocido, y a su presencia queda confundida toda la sabiduría del mundo y aparecen como pigmeos aquellos varones que gozaran reputación de sabios entre las gentes. Llenos de valor e intrepidez, están dispuestos a combatir los errores, y a hacer triunfar la verdad en todas partes. Animo esforzado se necesita para luchar con mil contrarios elementos; pero llenos de fortaleza se hallan dispuestos a sufrir toda clase de contradicciones y hasta la misma muerte, en el cumplimiento de sus deberes. No hay que extrañar esta transformación: es efecto producido por el Espíritu Santo, que descendiendo sobre los discípulos de Jesucristo, inflamó sus almas y las llenó de los más celestiales dones.
Sabido es lo que eran los Apóstoles antes de recibir el Espíritu Santo: asociados al Divino Maestro escuchaban de continuo su doctrina, siendo al mismo tiempo testigos de sus maravillas y  asombrosos milagros.
Nada de esto sirvió para que desechasen su ignorancia y sus ideas carnales. Si Jesucristo les habla de su reino creen que es un reino temporal y aspiran a sus primeras sillas: si ora les da a comprender el gran misterio de la Eucaristía que ha determinado efectuar o bien les habla de su resurrección, no entienden palabra de lo que oyen. Eran, en suma, hombres carnales y groseros, en quienes nada hubiesen podido conseguir los más profundos maestros en las ciencias mundanas. En la fe eran débiles: el más firme de todos, el que había sido el primero en confesar públicamente la divinidad de Jesucristo, y había ofrecido morir en su compañía si hubiera sido necesario, le niega lleno de cobardía en el atrio del Pontífice.
¡Qué diferencia tan admirable luego que el Espíritu Santo ha descendido sobre ellos! No se ocultan ya de la vista de los hombres. Llenos de valor y de fortaleza, anuncian que aquel a quién los judíos han hecho morir con la nota de infamia en el patíbulo de la Cruz, es el verdadero Dios. Al eco de su voz se bambolean sobre sus pedestales y caen por tierra las estatuas de los ídolos que arrebataban las adoraciones de los hombres debidas tan solamente al verdadero Dios. ¡Cuánta sabiduría en sus palabras! ¡Cuánta profundidad en sus conceptos! ¿Hay por ventura en sus sermones gentes de diversos países y naciones? Nada importa. Todos los entienden, cual si hablasen a una vez todos los idiomas. Los partos y los medos, los persas y los árabes, los egipcios, los habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, los del Ponto, la Frigia y la Bitinia, todos los habitantes de la tierra oyen hablar a los Apóstoles en sus respectivos idiomas, porque todos los poseen a la perfección.
Llenos de intrepidez y ansiosos por extender el reino de Jesucristo se reparten por el mundo , y al poco tiempo el nombre del Redentor de la humanidad es conocido en Macedonia por la predicación de Mateo. Bartolomé en Lycaonia y en Babilonia Tadeo triunfan del error: y mientras Andrés trabaja incansable en Acaya y Santiago el menor predica en Mesopotamia, lo hacen también con celo infatigable, Pedro en Roma, Juan en Asia, Santiago el mayor en nuestra España, al par que sufren grandes trabajos por la propagación de la fe y triunfo de la naciente Iglesia, Tomas en la India, Felipe en la Frigia, así como Simón en Egipto y Matías en la Judea.
¿Y quién podrá, mas, numerar sus conquistas? Abrid la historia de la Iglesia, contempladla en su infancia y no podréis menos de quedar maravillados. ¡Cuánto puede la gracia del Señor! Ellos a la presencia de los poderosos los reprenden dándoles en rostro con sus maldades. Verdad es que empiezan contra ellos terribles persecuciones: que se pretende sellar sus labios por medio de crueles amenazas: pero ellos en ser perseguidos como su divino Maestro encuentran su mayor gloria, y aspiran no a honras mundanas ni a esos laureles que se marchitan, sino a la aureola del cielo, vertiendo su sangre en los más horrorosos martirios. Preparen, pues, los poderes de la tierra oscuros calabozos, que los Apóstoles convertirán en escuela de celestial doctrina: dispongan crueles tormentos que miraran como blandos y mullidos lechos. Nada será suficiente para vencer la fortaleza de aquellos hombres sobre quienes descansan los dones del Espíritu Santo.
CONTINUARA...

viernes, 29 de mayo de 2020

“LLEGARÁ EL DÍA…”: LA PROFECIA RECUPERADA DE PIO XII


S. S, PIO XII Y MONS. LEFEBVRE

 “Supongamos que el comunismo es uno de subversión más evidente utilizado contra la Iglesia y las tradiciones de la revelación divina. Entonces seremos testigos de la contaminación de todo lo que es espiritual: filosofía, ciencia, derecho. Enseñanza, medios, literatura, teatro y religión. (Hoy somos testigos de ello la teología escolástica ha sido reemplazada por la teología de la liberación y de los “grandes teólogos” como Gutierres, Tilar de Chardan entre otros)
Me preocupan las confidencias de la Virgen con la pequeña Lucia de Fátima. Esta insistencia de la buena Señora en los peligros que amenazan a la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio que representa alterar la fe en su liturgia, en su teología y en su alma. (La consagración de Rusia al Inmaculado corazón de María)
Ciento en mí alrededor que los innovadores desean desmantelar la liturgia sagrada, (Hoy por hoy nadie duda de dicha destrucción al introducir la “misa nueva” y relegar e incluso hasta vetar la liturgia tradicional) destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus virtudes y llenarlas de culpa por su pasado histórico. (Ya la infiltración judeo-masónica estaba instaurada en las grandes jerarquías de la Iglesia y le están pidiendo rinda cuantas de su pasado y el actual “Pontífice” ya pidió perdón por los “excesos” de la Iglesia en el pasado, que felonía descarada, la Iglesia tiene a su único Juez Jesucristo a quien debe rendir cuentas de sus actos) Aquí estoy convencido que la Iglesia de Pedro tendrá que reclamar su pasado de lo contrario cavara su propia tumba.
Luchare esta batalla con todas mis fuerzas, dentro de la Iglesia como fuera de ella, incluso si las fuerzas del mal pudieran aprovecharse de mi persona, mis acciones y mis escritos mientras intentemos hoy deformar la historia de la Iglesia.(Su Santidad Pío XII en la segunda guerra mundial defendió a los judíos, mismos que después lo difamarían mordiendo la mano de quien los salvo de las garras de los Nazis) Todas las herejías todas humanas que deforman la palabra de Dios parecen ser mejores que ella. (Desde Pablo VI hasta el actual “Pontífice” no han hecho otra cosa que equiparar la verdad divina con las religiones falsas y hasta con la Pachamama etc.)
Llegará un día en que el mundo civilizado negara a su Dios cuando la Iglesia dudara como Pedro dudo. Entonces estará tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios, que su Hijo es solo un símbolo, una filosofía como muchas otras. (Más claro échenle agua de todas las barbaridades que a dicho Panchito y no se escandalicen por decirle así pues él ha dicho y hecho cosas más horribles que decirle Panchito)
En las iglesia los hombres buscaran en vano la lámpara roja donde Jesús los espera; y como la pecadora que llora frente a la tumba vacía exclamaran: ¿”A dónde lo han llevado”? (Eso a donde se lo han llevado, lo quitaron del centro de los altares, unos lo pusieron a un lado un poco o un mucho retirado pues les molestaba donde estaba, otros le han hecho una capilla como en la catedral de Guadalajara Jalisco México y otros ¿Quién sabe dónde lo han metido?)
Sera entonces que los sacerdotes del África, Asia y las Américas, entrenados en los seminarios misioneros (No todos los seminarios sino solo algunos de ellos que no han pactado con Roma modernista, que han hecho su juramento anti modernista, como los médicos su juramento Hipocrático y fueron enseñados en la doctrina escolástica no diocesanos), se levantaran y dirán que el “pan de vida no es un pan ordinario” que la Madre del Dios-Hombre no es una madre como muchas otras (Como se dice hoy día que dicen tuvo relaciones como todas las mujeres, que desfachatez deberían ser quemados por herejes). Y serán destrozados por haber testificado que el cristianismo no es una religión como cualquier otra, ya que la cabeza es el Hijo de Dios y la Iglesia es su Iglesia.
Nota. Les dejo el enlace para que vean la veracidad de lo escrito y se pongan a meditar en serio porque nosotros los sacerdotes tridentinos no podremos solos darle la vuelta a esta situación sin ustedes, que el Espíritu Santo los inspire.
Otra nota lo escrito entre paréntesis no es de Su Santidad Pío XII Si no de un servidor indigno sacerdote del Altísimo, recen por mí, por la misión que me espera debido a lo escrito por el Papa Pío XII. Además disculpen los errores cometidos pues ya me caigo de sueño. Mis paréntesis están coloreados en azul.

Fuente Mons. Georges Roche y Philipe Sain German en Píe XII devant I histoire 1972.





jueves, 28 de mayo de 2020

¿LA PANDEMIA ES TAN GRAVE COMO LO HACEN VER LAS AUTORIDADES DEL MUNDO?



Hoy día cursamos una pandemia de un virus nuevo, desconocido en todo su potencial, el coronavirus.

“La nueva neumonía por coronavirus no es tan grave como otras enfermedades contagiosas de clase A (peste y cólera) todavía. Sin embargo, debido a que es una enfermedad recién descubierta, con un riesgo relativo considerable para la salud pública, todos deben estar atentos y bien protegidos. Tomar las medidas de control de Clase A genera notificaciones y publicidad más rápidas; Esto facilita a los trabajadores de la salud en la prevención y el control de la enfermedad, así como al público en la adquisición de la información más reciente para una mejor respuesta a la epidemia”, puede leerse en el Manual de prevención del coronavirus puesto a circular por el gobierno de la República Popular China recientemente, al aparecer el brote en la ciudad de Wuhan.

Efectivamente, no es tan grave, pues según el grado de letalidad, tenemos que hay afecciones mucho más dañinas: Peste (Yersinia pestis): 100%, peste pulmonar: 100%, VIH-SIDA: 100%, leishmaniasis visceral: 100%, rabia: 100%, viruela hemorrágica: 95%, carbunco: 93%, ébola: 80%, viruela en embarazadas: 65%, MERS (Síndrome respiratorio de Oriente Medio): 45%, fiebre amarilla: 35%, dengue hemorrágico: 26%, malaria: 20%, fiebre tifoidea: 18%, tuberculosis: 15%. El índice de letalidad de la COVID-19 está alrededor del 4% (puesto en entredicho, incluso, por estudiosos del tema, que estiman que es menor).

Como es un agente patógeno nuevo, no se sabe mucho acerca de él. Lo que sí ya se ha podido ver es que tiene un potencial de contagio muy alto, de ahí que las autoridades sanitarias recomendaron confinamientos. De todos modos, hay algo llamativo en esta cuarentena militarizada que vivimos. El mundo se detuvo prácticamente, cuando hay voces -tan autorizadas como quienes dicen lo contrario- que alientan sobre lo llamativo del pánico creado. El destacado inmunólogo colombiano Manuel Elkin, quien trabajara en una vacuna contra la malaria, llama la atención sobre “la desproporción que supone que la malaria aflige entre 230 a 250 millones de personas al año y, de ellos, mueren de 1.250 a 1.500 al día”. Nos llama a reflexionar: “Paremos un poco esa histeria colectiva. Desde el principio de la enfermedad del coronavirus nos metieron un pánico excesivo; es una enfermedad a la que hay que ponerle cuidado, pero no para una histeria colectiva que no sirve para nada”.

Del mismo modo Johan Giesecke, destacado epidemiólogo consejero del gobierno sueco y miembro del Grupo Asesor Estratégico y Técnico para Riesgos Infecciosos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que “Esta enfermedad se propaga como un incendio y lo que uno hace no cambia demasiado. Todos se van a contagiar, todo en el mundo al final”.

Lo curioso es que una enfermedad que no es especialmente letal (el 96% de infectados se recupera), que ataca mortalmente solo a un segmento pequeño (ancianos, gente con inmunodeficiencias, población que se puede reinfectar muchas veces como el personal sanitario), ha causado un revuelo sin precedentes, paralizando el mundo. El epidemiólogo británico de la Universidad de Oxford, Christopher Fraser, considera que la proporción de casos sin reportar podría ser del 50%, por lo que “la tasa de letalidad rondaría el 1%”. El experto en virus, el español Adolfo García-Sastre, investigador del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, piensa que “existen de cinco a diez veces más infectados que lo que se está contabilizando actualmente, lo cual reduce mucho su letalidad”.

Considerando que la curva epidemiológica comenzó a aplanarse en los países que mayor número de contagios presentaron -con tasas de mortalidad diversas, pero siempre manteniendo una tasa de letalidad similar, que no supera el 5% (o quizá mucho menos)- la proyección en muertes nos muestra que al final del año el número total de decesos podría ser similar a la de la gripe estacional: entre 600 y 700 mil. Seguramente las medidas de confinamiento podrán haber evitado más muertes. Pero allí es donde se abre la pregunta.

Acusar de paranoia a quien se plantee preguntas críticas puede ser peligroso. Como dijo Luis Tuchán: “Llamar teoría conspirativa a toda explicación alternativa a la del poder, es ahora la forma de satanizarla”. La crisis actual, sanitaria en principio, abre preguntas. No es ninguna novedad -porque está reportado hasta el cansancio, incluso por las mismas Bolsas de Valores de distintas partes del mundo-, que el sistema capitalista en su conjunto entró en una terrible, tremenda, catastrófica crisis, similar -o peor- que la Gran Depresión de 1930. “No solo la crisis financiera estaba latente desde hacía varios años y la prosecución del aumento de precio de los activos financieros constituían un indicador muy claro, sino que, además, una crisis del sector de la producción había comenzado mucho antes de la difusión de la COVID, en diciembre de 2019. Antes del cierre de fábricas en China, en enero de 2020 y antes de la crisis bursátil de fines de febrero de 2020. Vimos durante el año 2019 el comienzo de una crisis de superproducción de mercaderías, sobre todo en el sector del automóvil con una caída masiva de ventas de automóviles en China, India, Alemania, Reino Unido y muchos otros países”, anunciaba una voz autorizada como el economista Erick Toussaint. Es ahí, entonces, donde entran las preguntas críticas, acusadas de delirio paranoico por algunos.

Sabemos que el sistema capitalista, o más aún, quienes disfrutan los beneficios de ser la clase dirigente allí, están dispuestos a hacer lo imposible para mantener sus prebendas: ¿no alcanza todo lo dicho para entenderlo? ¿Habrá que agregar dos millones y medio de muertos en Irak y más de un millón para mantener, respectivamente, el petróleo y el gas/negocio de la heroína? ¿Habrá que agregar Guantánamo? ¿Habrá que agregar dos bombas atómicas arrojadas impunemente sobre población civil no combatiente en Japón cuando la guerra ya estaba decidida? ¿Habrá que agregar todos los golpes de Estado en Latinoamérica, y su cohorte de muertos, torturados y desaparecidos, aconsejados por “expertos” estadounidenses? (recuérdese la cita anterior de Mike Pompeo). El sistema está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse: por eso miente, embauca, distorsiona. Las enseñanzas de Goebbels (“Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad”) fueron amplificadas en un grado sumo en la tierra “de la democracia y la libertad”. Se nos vive mintiendo todo el tiempo, y eso no parece un delirio paranoico. En Guatemala se hizo creer que la “ciudadanía” sacaba del poder a un presidente corrupto…. Y no era así. ¿Quién dijo que la uña del dedo anular de una mujer es más bonito y que hay que seguir el dictado de la moda pintándoselo de otro color? ¿Los marcianos? ¿Los masones? ¿Los Rosacruces? ¿O quienes fijan la moda, y venden las mercaderías correspondientes?

Pensar que hay “gato encerrado” en las políticas que digitan nuestras vidas parece muy sano, porque demuestra una actitud crítica, algo más que la feliz y pasiva aceptación del entretenimiento con que se mantiene a la esclavitud. El tratamiento militarizado y compulsivo que se le da a la actual pandemia, según se puede pensar, perfectamente podría entenderse como “honrosa” salida del capitalismo global ante una crisis fenomenal. La desocupación y el hambre son “culpa” de este agente patógeno entonces.

¿Estaba todo esto ya pergeñado? ¿Hay agendas ocultas trazadas? Como son temas álgidos, complejos, con infinidad de aristas en juego, se hace difícil -con la orfandad de datos que existe todavía- expedirse categóricamente. Las ciencias, por otro lado, nunca se expiden “categóricamente”: formulan saberes, que son siempre cambiantes, relativos (la física newtoniana no alcanza para ciertas cosas, por lo que surge la física cuántica; la descripción psiquiátrica no alcanza, por lo que surge el Psicoanálisis, la geometría euclidiana es ampliada por la geometría fractal, etc.). No puede aún darse una visión globalizante del fenómeno de esta pandemia, pero quedan cabos sueltos.

¿Es realmente necesaria la militarización de la vida cotidiana, o hay allí otras perspectivas en juego? ¿Un ensayo de lo que vendrá? “La crisis sanitaria ha sido la oportunidad perfecta para reforzar nuestra dependencia de las herramientas informáticas y desarrollar muchos proyectos económicos y políticos previamente existentes: docencia virtual, teletrabajo masivo, salud digital, Internet de las Cosas, robotización, supresión del dinero en metálico y sustitución por el dinero virtual, promoción del 5G, smart city… A esa lista se puede añadir los nuevos proyectos de seguimiento de los individuos haciendo uso de sus smartphones, que vendrían a sumarse a los ya existentes en ámbitos como la vigilancia policial, el marketing o las aplicaciones para ligar en internet. En conclusión, el peligro mayor al que nos enfrentamos no es que las cosas «se queden como estaban», sino que vayan a bastante peor”, razonan Jorge Riechmann y Adrián Almazán.

Definitivamente hay manejos en todo esto que dejan interrogantes. Hay una crisis sanitaria, porque la enfermedad existe y los muertos ahí están, pero también existe el peligro real que las cosas vayan a bastante peor, y no por el coronavirus precisamente. ¿Es paranoico pensar que el mundo que seguirá a la pandemia (vigilancia absoluta, distanciamiento de las personas, control omnímodo de nuestras vidas) puede ser aterrador? ¿Ya no más apretones de manos ni besos en la mejilla? Pero peor aún: ¿quién manejará esa información total, completa, omnímoda de nuestras vidas, información a la que no podremos resistirnos suministrar? Más aún: ni siquiera habrá que suministrarla, porque las técnicas de control la obtendrán de otra manera, sin esfuerzo, sin violencia. ¿Ese es el mundo post pandemia?

Está claro que se ha creado un pánico monumental, evidentemente desproporcionado en relación a lo que es la enfermedad de la COVID-19 propiamente dicha. Ningún otro hecho colectivo había causado tamaño estupor. Y como los números lo indican, la nueva enfermedad no es sinónimo de muerte inmediata y masiva (según algunas voces autorizadas, muchísima gente la cursa asintomáticamente, o se cura sola. Solo población en riesgo -tercera y cuarta edad e inmunodeprimidos- tiene posibilidades reales de fallecer). ¿Por qué tanto pánico? ¿Está inducido? Recuérdese el manejo sobre la corrupción en Guatemala antes citado. Los climas sociales, esto no es ninguna novedad, se crean. ¿Por qué masivamente se piensa que “los musulmanes son terroristas”, o que “los colombianos son narcotraficantes”? ¿Por qué nos la pasamos hablando de fútbol o de series chabacanas y no podemos pensar críticamente en otros asuntos? ¿Alguien lo decide? ¿Es delirante pensar que allí hay agendas de grandes poderes que digitan la vida colectiva? “La televisión es muy instructiva, porque cada vez que la encienden, me voy al cuarto contiguo a leer un libro”, dijo Groucho Marx. ¿Delirio paranoico?

Luego de la pandemia de coronavirus todo indica que viene la vacunación masiva. Bill Gates, uno de los mayores magnates actuales del planeta -propietario de una de esas empresas antes citadas, campeonas de la evasión fiscal- es uno de los más grandes filántropos en el mundo y promotor de esa vacunación. “Las próximas guerras serán con microbios, no misiles”, dijo repetidamente. De hecho, él y su cónyuge Belinda constituyen uno de los principales sostenes financieros de la Organización Mundial de la Salud -OMS-, mecenas preocupado por la salud de la humanidad. ¿Seremos paranoicos si nos abrimos preguntas al respecto, si desconfiamos de tanta bondad? (porque alguien que evade impuestos da que pensar, ¿no?). La sociedad global cada vez más se encamina hacia tecnologías de vanguardia, revolucionarias (en las que China ya le está tomando la delantera a Estados Unidos). Las fortunas más grandes se van acumulando ahora en las empresas ligadas a la cibernética, la inteligencia artificial, la informática, la robótica. Como ejemplo representativo, el cambio que se ha venido dando en la dinámica económica de la principal potencia capitalista, Estados Unidos: para 1979, una de sus grandes empresas icónicas, la General Motos Company, fabricante de ocho marcas de vehículos, tenía un millón de trabajadores -daba trabajo a la mitad de la ciudad de Detroit, de tres millones de habitantes-, con ganancias anuales de 11,000 millones de dólares. Hoy día Microsoft, en Silicon Valley, mientras Detroit languidece como ciudad fantasma con apenas 300 mil pobladores, ocupa 35 mil trabajadores, con ganancias anuales de 14,000 millones de dólares. El capitalismo está cambiando. En el año 2017 la familia Rockefeller se alejó del negocio petrolero. ¿Vamos hacia las energías renovables? ¿Las próximas guerras serán por el agua? ¿Quién decide eso?

Llama la atención que un mecenas como Gates (que no parece tan “trigo limpio”, si es tamaño evasor fiscal y destructor de los Estados nacionales -la beneficencia no puede suplir al Estado-) se preocupe tanto de las vacunaciones. Quizá deba incluirse también en los negocios de futuro (¿el petróleo dejará de serlo?) a la gran corporación farmacéutica, la Big Pharma. Según datos que llegan dispersos, representantes de la GAVI, la Global Alliance for Vaccines and Immunization, y su fundador y principal financista, Bill Gates con su benemérita Fundación, insisten cada vez más en la necesidad de una inmunización universal. Como todo esto de la pandemia está aún muy confuso, nadie puede asegurar categóricamente nada.

¿Seguirá a toda esta parafernalia una vacunación obligatoria con insumos que habrá que pagar? ¿Será toda esta militarización de la vida cotidiana una muestra de cómo es el futuro inmediato? China, con un “socialismo” en el que no puede mirarse la clase trabajadora mundial -por ser un capitalismo desaforado disfrazado de socialismo-, al igual que las potencias occidentales -o más aún-, desarrolla un hipercontrol monumental sobre su población. Las tecnologías informáticas sirven para eso (y no hay duda que en eso llevan la delantera, pues ya están en la 5G, preparando la 6G). ¿Ese es el modelo a seguir?

“¡Los marcianos existen, son verdes y con antenitas!” Asegurar con toda convicción cosas de las que no se tiene pruebas es patológico: “aparición de un único tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas entre sí que normalmente son muy persistentes”, según la oportuna descripción psiquiátrica. Pero abrirse preguntas críticas no es enfermizo: es muestra de salud. Definitivamente la pandemia nos ha venido a conmover. Dado que las cosas están confusas, nadie tiene la verdad con certeza ni puede predecir con exactitud qué continúa ahora. Lo que está claro es que seguirá más capitalismo (socialismo no se ve cercano por ahora), quizá más reconcentrado en menos manos y más controlador (¿alguien puede explicar por qué Estados Unidos reacciona tan desesperadamente anta la delantera china en la 5G?). La organización popular para plantearse cambios no parece muy en alza hoy. Si estamos antes la presencia de grandes poderes que deciden sobre la vida de la Humanidad con planes a largo plazo de los que nada sabemos, preguntarse por todo ello no es un delirio enfermizo: es casi una obligación.

MARCELO COLUSSI

lunes, 25 de mayo de 2020

COMO VERDADEROS CATOLICOS DIGAMOS CON FIRMEZA: ¡BASTA DE SILENCIO!


de derecha a izquierda: Juan XXXIII, PabloVI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Frncisco
No sé lo que el Señor dispondrá al respecto sobre mí, no se viviré más o menos. Pero sé que más pronto que tarde tendré que rendir cuentas al Señor. En ese instante de mi vida no sé qué responderé ante la pregunta del gran Juez Nuestro Señor cuando me pregunte con voz tremenda y acusante: ¿has contribuido a la destrucción de mi Iglesia, del sacerdocio y de la Santa Misa? ¿Me has negado ante ellos por respetos humanos, por una nada o una poquedad? ¿Has callado verdades fundamentales de mi doctrina? Y hay situaciones ante las que no podemos callar.
No podemos callar ante los errores del Concilio Vaticano II.
No podemos callar ante el error y la herejía (modernista que asola la Iglesia de Nuestro divino Redentor). No podemos callar ante quien dice que Jesús no era Dios desde que nació hasta que murió. No podemos callar ante quien dice que Jesús era un hombre y nada más, negando la divinidad de Nuestro Señor. No podemos callar ante quienes niegan la existencia del infierno o ante quienes predican que todos se salvan o que el infierno está vacío. Ante la apostasía no cabe el silencio.
No podemos callar ante quienes dice que el concepto de transubstanciación está anticuado y que hay que prescindir de él para poder llegar a la unidad con los luteranos. No podemos callar ante quienes dicen que todos pueden comulgar: protestantes, pecadores impenitentes, ateos…
No podemos callar ante quienes pretenden que la Santísima Virgen María era una mujer como cualquier otra y que mantenía relaciones sexuales como cualquiera. No podemos callar ante quienes ofenden gravemente el honor de nuestra Madre Santísima un día tras otro.
No podemos callar ante quienes afirman que puedes confesarte y comulgar, aunque vivas en adulterio: aunque te hayas divorciado y te hayas vuelto a casar civilmente.
No podemos callar ante quienes promueven el indiferentismo religioso, ante quienes dicen que lo único importante es el “amor” y afirman que Dios quiere que haya diversidad de religiones y que todas ellas conducen a la salvación igualmente.
No podemos callar ante la adoración idolátrica a la Pachamama.
No podemos callar ante quienes quieren cambiar la doctrina moral de la Iglesia, ante quienes quieren bendecir las uniones homosexuales, ante quienes quieren que veamos como buenas las uniones de hecho, ante quienes quieren tirar a la basura Humanae Vitae o Veritatis Splendor.
No podemos callar ante los modernistas que reclaman el sacerdocio femenino o la supresión del celibato obligatorio para los sacerdotes.
No podemos callar ante la situación de la Iglesia mártir de China. Nuestros hermanos chinos prefieren ser mártires antes que doblegarse ante los comunistas. Y la Santa Sede firma acuerdos secretos con los comunistas para que la Iglesia clandestina tenga que plegarse a los dictados de la “Iglesia Patriótica”; o sea, al partido comunista. El mismo partido que destruye templos, derriba cruces, encarcela obispos y obliga a cambiar las imágenes religiosas de las iglesias por las de Xi Jinping y los textos del Evangelio por las proclamas de los comunistas. No podemos callar y dejar al cardenal Zen y a los hermanos católicos chinos solos.
No podemos callar ante los escándalos sexuales protagonizados por tantos sacerdotes, religiosos, obispos y hasta cardenales. No se puede callar ante los perversos, ante los impíos ni ante los encubridores de tanta maldad.
No podemos callar ante una Iglesia juramentada que se somete al globalismo de la ONU y a todas las modas ideológicas del momento.
No podemos. Simplemente, no podemos callar. Ante el error, ante las herejías, no podemos callarnos. Tenemos que combatir el pecado siempre. Y a la vez, tenemos que preocuparnos por el pecador: tenemos que intentar que se arrepientan de sus pecados; tenemos que procurar que se conviertan. Tenemos que rezar mucho por la salvación de sus almas: esa es la verdadera caridad.
Hago mías, con toda humildad y obviamente sin pretender compararme con ella, las palabras de Santa Catalina de Siena:
"Ha llegado el momento de llorar y de lamentarse porque la Esposa de Cristo se ve perseguida por sus miembros pérfidos y corrompidos. El cuerpo místico de la santa Iglesia está rodeado por muchos enemigos. Por lo cual ves que aquellos que han sido puestos para que sean columnas y mantenedores de la santa Iglesia se han vuelto sus perseguidores con la tiniebla de la herejía. No hay pues que dormir, sino derrotarlos con la vigilia, las lágrimas, los sudores; y con dolorosos y amorosos deseos, con humilde y continua oración."
¿Por qué guardáis silencio? Este silencio es la perdición del mundo. Yo os pido que obréis de modo que el día en que la Suprema Verdad os juzgue no tenga que deciros estas duras palabras: “Maldito seas, tú que no has dicho nada”. ¡Ah, basta de silencio!, clamad con cien mil lenguas. La Esposa de Cristo ha perdido su color (Lam 4, 1), porque hay quien chupa su sangre, que es la sangre de Cristo, que, dada gratuitamente, es robada por la soberbia, negando el honor debido a Dios y dándoselo a sí mismo.
¿Por qué guardáis silencio? No se puede ni se debe guardar silencio. Yo, al menos, no puedo. Reviente vuestro corazón y vuestra alma al ver tantas ofensas a Dios. Si amaseis a Dios no temerías cobardemente, sino que con audacia y corazón valiente reprenderías los errores y no callaríais ni haríais la vista gorda. Todos tendremos que rendir cuentas de nuestras palabras, de nuestros silencios y de nuestros hechos.
Los cristeros católicos del México cristero nos dieron ejemplo en cuanto a la defensa de la Iglesia y de nuestra sacrosanta Fe dando sus vidas por Dios, la Virgen de Guadalupe y la patria regando los campos con su sangre la cual los empapo y dieron como fruto nuevas pleyades de católicos, pero no de cobardes, miedosos y cómodos.

La nueva estrategia antichina de Washington


Nota. Nuestra intención al abordar estos temas de la “La política internacional” es informar al mundo sobre estos acontecimientos mundiales, pero a la luz de los secretos de Nuestra Señora en Fátima en donde Ella nos muestra con claridad cómo avanza el comunismo en el mundo y que, este, ya no depende de la diplomacia sino, ni de las alianzas porque estas ya están hechas, sino de la Voluntad divina ante las atrocidades cometidas por la humanidad en especial las jerarquías eclesiásticas contra Nuestro Señor Jesucristo como se menciona en el secreto de la Salette (Aparición de la Virgen Santísima en Francia allá por el año 1846)  Solo bajo este aspecto se mandan estos artículos y el sitio solo expresa la opinión del autor del artículo sin que ello dependa necesariamente el compartir su punto de vista.

Independientemente de la histeria antichina del grupo que impuso las respuestas ‎políticas, falsamente sanitarias, adoptadas en Occidente ante la epidemia de Covid-19, ‎esta última ha puesto de relieve el hecho que las naciones occidentales dependen de los productos de ‎la industria china. Después de haber comprobado esa dependencia, la administración ‎Trump ha pasado del deseo de reequilibrar los intercambios comerciales a una lógica de ‎enfrentamiento militar, aunque sin llegar a recurrir a la guerra. Acaba de comenzar ‎oficialmente la campaña de sabotaje contra las llamadas «rutas de la seda». ‎


Violando las normas sanitarias de su propia administración, el secretario de Estado Mike ‎Pompeo viajó a Israel el 13 de mayo de 2020, o sea 4 días antes de la nominación del nuevo ‎gobierno israelí. Allí sorprendió a todo el mundo al despachar los temas regionales en ‎sólo minutos y dedicar su visita a pasar en revista las inversiones chinas en Israel. ‎

Una de las consecuencias de esta epidemia de coronavirus es que Occidente acabar de darse ‎cuenta de lo mucho que depende de las capacidades industriales de China. Europeos y ‎estadounidenses comprobaron repentinamente que no tenían cómo fabricar los millones de ‎mascarillas quirúrgicas cuyo uso querían imponer a toda la población. Y tuvieron que ir a ‎comprarlas en China, donde a menudo llegaron a luchar entre sí en los aeropuertos, tratando de ‎birlar a sus “aliados” algún lote de las preciadas mascarillas quirúrgicas chinas. ‎
En ese contexto de “sálvese quien pueda” generalizado, el liderazgo de Estados Unidos a la ‎cabeza de Occidente dejó tener de sentido. Es por esa razón que Washington ha decidido ‎renunciar a su anterior intención de reequilibrar las relaciones comerciales con China para pasar a ‎oponerse al establecimiento de las llamadas «rutas de la seda» y ayudar los europeos a ‎relocalizar parte de sus industrias. ‎
Esto podría ser un viraje decisivo: el cese parcial del proceso de globalización iniciado con la ‎desaparición de la Unión Soviética. Pero, ¡cuidado! No se trata de una decisión económica de ‎cuestionamiento de los principios del libre intercambio, sino de una estrategia geopolítica ‎tendiente a sabotear las ambiciones chinas. ‎
El preludio de ese cambio de estrategia fue la campaña, no sólo económica sino también política ‎y militar, contra el gigante chino Huawei. Estados Unidos y la OTAN dijeron temer que si Huawei ‎obtenía acceso a los contratos públicos occidentales para la instalación de la tecnología 5G, ‎el ejército chino podría interceptar las comunicaciones que pasarían por esos canales. ‎En realidad sabían que si China obtiene esos contratos, será el único país técnicamente capaz de ‎pasar a la etapa siguiente [1].‎
No es que la administración Trump se haya dejado ganar por las ridículas fobias del grupo ‎Amanecer Rojo [2], cuya obsesión antichina viene de su visceral ‎anticomunismo, sino que ha tomado conciencia de los gigantescos progresos militares de China. ‎Claro, el presupuesto del Ejército Popular de Liberación es risible en comparación con ‎el presupuesto de las fuerzas armadas de Estados Unidos, pero es precisamente la estrategia ‎china de ahorro en el sector militar y los progresos técnicos chinos lo que hoy permite a ‎los militares chinos desafiar al leviatán estadounidense. ‎
Al término de la Primera Guerra Mundial, los políticos chinos del Kuomintang y del Partido ‎Comunista emprendieron juntos la tarea de reunificar su país y sacarlo del largo siglo de ‎humillación colonial que había vivido. Un líder del Kuomintang, Chang Kai-chek, trató de acabar ‎con el Partido Comunista, pero fue derrotado y tuvo que exilarse en Taiwán. Mao Zedong siguió ‎adelante con el sueño nacionalista, mientras orientaba el Partido Comunista hacia una ‎transformación social del país. Pero su objetivo siguió siendo ante todo de carácter nacionalista, ‎como quedó demostrado en 1969 con el conflicto sino-ruso por la isla de ‎ Zhenbao. ‎
En los años 1980, el almirante Liu Huaqing –quien reprimió en 1989 el intento de golpe de Estado ‎de Zhao Ziyang durante los acontecimientos de la plaza Tiananmén– concibió una estrategia para ‎mantener a los ejércitos estadounidenses fuera de la zona cultural china. La República Popular ‎China ha venido aplicando pacientemente esa política desde hace 40 años. Sin provocar guerras, ‎Pekín ha extendido su soberanía en el Mar de China e impone límites a la marina de guerra de ‎Estados Unidos. No está lejos el día en que los navíos de guerra estadounidenses tendrán que ‎retirarse de esa región, dejando así vía libre a la recuperación de Taiwán por parte de China. ‎
Después de la disolución de la URSS, el entonces presidente George Bush padre consideró que ‎Estados Unidos ya no tenía rival en el mundo y que había llegado el momento de hacer dinero. ‎Desmovilizó un millón de soldados estadounidenses y abrió el camino a la globalización financiera. ‎Las transnacionales estadounidenses trasladaron sus cadenas de producción a China, donde sus ‎productos comenzaron a ser fabricados por innumerables obreros chinos, con menor formación pero que ‎cobraban 20 veces menos que los obreros estadounidenses. Poco a poco, casi todos los bienes ‎de consumo que compran los estadounidenses se importaban de China. La clase media ‎estadounidense se depauperó mientras que China perfeccionaba la formación de sus propios ‎obreros y se enriquecía. Gracias al principio del libre intercambio, otros países occidentales, y ‎finalmente del mundo entero, también comenzaron a trasladar su producción industrial hacia ‎China. Con el paso de los años, el Partido Comunista decidió establecer un equivalente moderno ‎de la antigua «Ruta de la Seda» y, en 2013, eligió a Xi Jinping para realizar ese proyecto. ‎Si llega a concretarse, China podría llegar a tener en sus manos prácticamente el monopolio de la ‎producción industrial mundial. ‎
Al decidir sabotear las «rutas de la seda», el presidente Donald Trump trata de mantener ‎a China fuera de lo que Estados Unidos considera su propia zona cultural, como hace China ‎al mantener a Estados Unidos fuera de lo que Pekín considera la zona cultural china. Washington ‎podrá contar para ello con sus «aliados», cuyas sociedades ya están prácticamente devastadas ‎por la competencia de los excelentes productos chinos a bajo precio. Algunos de esos «aliados» ‎de Washington ya viven, a causa de esa situación, revueltas populares como la de los llamados ‎Chalecos Amarillos, en Francia. En tiempos de la antigua «Ruta de la Seda», China aportaba ‎a Europa productos completamente desconocidos en ese continente. En nuestra época, las ‎nuevas «rutas de la seda» llevan a Occidente productos similares a los que pueden fabricarse ‎en esa parte del mundo… pero mucho menos caros. ‎
Sin embargo, contrariamente a la creencia generalizada, China podría renunciar a las nuevas ‎‎«rutas de la seda», por razones de geoestrategia y sin importar el monto de lo que ya ha ‎invertido. Ya lo hizo en el pasado. En el siglo XV, China proyectó abrir una “ruta de la seda” ‎marítima, envió a África y al Medio Oriente una formidable flota bajo las órdenes del almirante ‎Zheng He, «el eunuco de las tres joyas», pero finalmente renunció al proyecto, llegando incluso ‎a destruir su propia flota. ‎
El secretario de Estado Mike Pompeo viajó a Israel, en pleno periodo de confinamiento por el ‎Covid-19. Allí trató de convencer a los dos futuros primeros ministros –el colonialista judío ‎Benyamin Netanyahu y el nacionalista israelí Benny Gantz– para que pongan fin a las inversiones ‎chinas en Israel [3]. Las empresas chinas ya controlan la mitad del ‎sector agrícola israelí y en los próximos meses pasarían a garantizar el 90% de sus intercambios ‎comerciales. Mike Pompeo tratará de convencer también al presidente de Egipto, Abdel Fattah al-‎Sissi, ya que el Canal de Suez y los puertos israelíes de Haifa y Ashdod serían las terminales de la ‎moderna «ruta de la seda» en el Mediterráneo.‎
Después de varios intentos, China, teniendo en cuenta la inestabilidad en Irak, Siria y Turquía, ‎ha renunciado abrir su nueva «ruta de la seda» a través de esos países. Entre Washington y Moscú ‎existe un acuerdo tácito para mantener, en cualquier lugar de la frontera sirio-turca, un “bolsón” ‎yihadista, como medio de convencer a China de que no es posible hacer inversiones en esa zona. ‎La intención de Moscú es asentar su alianza con Pekín sobre «rutas de la seda» que pasarían ‎por territorio ruso, en vez de transitar por los países occidentales. Ese es el proyectp de «Gran ‎Asociación Euroasiática» del presidente Vladimir Putin [4].‎
Aparece así una y otra vez el mismo dilema, la llamada «trampa de Tucídides»: ante el ascenso ‎de una nueva potencia (China), la potencia dominante (Estados Unidos) tiene la opción entre ‎hacerle la guerra (como sucedió entre Esparta y Atenas) o cederle espacio, lo cual equivale a ‎aceptar la división del mundo. ‎
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[1] «Huawei», ‎‎Red Voltaire.
[2] «Covid-19 y “Amanecer Rojo”», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 28 de abril de 2020.
[3] «La “ruta de la seda” pasará por Jordania, Egipto e Israel»; «La “ruta de la seda” e Israel», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 16 y 31 de octubre de 2018.
[4] «Discurso de Serguei Lavrov en el ‎74º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU», por Serguei Lavrov, ‎‎Red Voltaire, 27 de septiembre de 2019.



viernes, 22 de mayo de 2020

TRATADO DE LA CONFIANZA CRISTIANA CONTRA EL ESPIRITU DE PESIMISMO Y DESCONFIANZA Y CONTRA EL TEMOR EXCESIVO.



II Unión y dependencia de la fe, de la esperanza y de la caridad.
   1. Hay una trabazón y dependencia esencial entre estas tres virtudes teologales o divinas. La fe sirve de fundamento a la esperanza y las dos a la caridad. Como no hay esperanza sin fe, tampoco hay amor de Dios sin esperanza, como ya lo hemos dicho. La fe, que es la raíz de las virtudes y la justicia cristiana, se nos ha dado para "ser el fundamento de las cosas que se deben esperar " y hacérnoslas como presentes y visibles. Para acercarse a Dios, es preciso creer no solamente que hay Dios, esto es un ser soberanamente perfecto, y por consiguiente soberanamente amable; sino que también es preciso creer, que recompensará a los que le buscan ", le desean y le aman; y que después de haber ejercitado y probado su fe, su esperanza y su amor con los males y tentaciones de esta vida, que dura solo unos instantes, recibirán de su bondad y de su justicia la corona de vida que les ha prometido.
Esto es por lo que Dios no se avergüenza de ser llamado su Dios, porque les ha preparado una ciudad.”
   2. Estas últimas palabras merecen particular atención. Dios, según dice el Apóstol, se avergonzaría de llamarse su Dios, sino les recompensara como Dios, si no les hubiera preparado una ciudad celestial, una felicidad verdadera digna de su bondad y magnificencia, un reino eterno, en cuya comparación todos los imperios de este mundo no son más que granos de arena. "Por esto Dios, llamándoos al cristianismo, os ha dado el espíritu de sabiduría y de revelación y ojos iluminados de vuestro corazón, para que conozcáis y comprendáis cual es la esperanza que os ha llamado, y cuales las riquezas y la gloria de la herencia que os destina”
   3. Se ha de poner cuidado en no separar lo que Dios ha unido, esto es, la fe, la esperanza y la caridad. es preciso creer no solo los misterios de la Religión, y todo lo que Dios ha hecho por la salvación de los hombres, porque esta fe podría estar destituida de confianza y de amor. Debemos además de esto, como dice el apóstol S. Juan: "conocer y creer el amor que Dios nos tiene. " Debemos creer con una fe viva y fuerte confianza, que, nos ha amado con un amor eterno; nos ha atraído a sí por un afecto de su bondad y misericordia " ; y por la gracia de nuestra vocación (gracia que nos ha hecho a tantos millares de pueblos enteros), "nos ha arrancado del poder de las tinieblas, y nos ha hecho pasar al reino de su Hijo muy amado "; que nos ha hecho sus hijos, miembros de este Hijo amado y de la Iglesia su esposa: se ha hecho nuestro Padre y somos hijos suyos; nos ama con aquel mismo amor con el que ama a su Hijo Unigénito, como que somos parte de este
Hijo y de su cuerpo místico y como que debemos ser por toda la eternidad los coherederos de su gloria: que para merecernos esta gloria ha enviado a su Hijo Unigénito al mundo, revestido de todas nuestras miserias, excepto del pecado; y que por un exceso de amor, que será siempre la admiración de los espíritus celestiales, sacrifico en medio de los mayores tormentos y de las más grandes ignominias la vida de este Hijo, de la cual un solo instante era más precioso que la vida natural de todos los hombres; que ha hecho llevar en lugar de nosotros todo el peso de su justicia; que en el cielo mismo, en donde lo ha hecho sentar a su derecha, le ha establecido Mediador nuestro, nuestro Pontífice, nuestra Víctima y nuestro Abogado, para que en todo tiempo y en todas nuestras necesidades tuviésemos franca entrada cerca del trono de su gracia. ¿Puede un cristiano estar persuadido de estas verdades, sin sentirse todo penetrado de afectos de confianza y amor? ¿Y no debería mirarse como un monstruo de ingratitud y malicia, si no tuviese confianza y amor para con Dios que le ha dado testimonio de bondad, que sobrepuja infinitamente a toda la inteligencia humana y angélica?
   4. Tanta como esta es la unión y concatenación de la fe, de la esperanza y de la caridad, que nacen la una de la otra. Así es como en la vida civil y natural, que es una imagen de la vida espiritual. Un hombre empieza creyendo con fe humana, dice S. Agustín, que tal persona es su Padre. Después aquel que sabe ser su Padre, es un hombre muy rico y de grande calidad, espera y aguarda de él todo género de ventajas según el mundo: y después de esto sería tenido por un ingrato y un malvado sino amase a un padre de quien tanto ha recibido, y de quien todo lo espera. Si este hijo no descansase en la atención y bondad de tal Padre para todas sus necesidades temporales; si al contrario viviese con perpetuas inquietudes de todo lo que necesitase y aún de su mismo acomodo: ¿quién diría que este hijo obraba como hijo de tal padre? ¿Quién podría juzgar
que semejante hijo estaba muy persuadido que tenía la felicidad de disfrutar de tal padre, pues se portaba con él como si fuera algún extraño, o a lo menos como haría un esclavo con su amo? ¿Pues, como un cristiano puede lisonjearse que obra como hijo de Dios, sino descansa enteramente en la atención y ternura de un tal padre? ¿Si no se alivia del cuidado de sí mismo, fiándose de su bondad, esperando que le conservara, y hará que crezca en él su gracia, por aquella misma misericordia por la cual le plugo dársela, poniéndole por el sacramento de la regeneración y de la adopción divina en cualidad de hijo suyo? Es propiedad de la confianza cristiana hacer que el hombre obre como verdadero hijo de Dios; y es difícil comprender, que un cristiano que no obra con este espíritu, y que al contrario vive agitado, espantado, inquieto y continuamente desconfiando de la bondad de Dios, esté sinceramente persuadido que tiene la dicha de reconocer a Dios como Padre, que está en su casa, que es su Iglesia, no como un extraño o como un esclavo, sino como uno de sus hijos.


lunes, 18 de mayo de 2020

¿Qué esconde Trump detrás de su embestida a China por la COVID-19?



¿Qué motivos ocultos empujan a Donald Trump a denigrar la imagen de las autoridades chinas por la crisis sanitaria de la COVID-19?
No hay dudas de la negligencia y la impericia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una serie de asuntos, incluyendo el nuevo coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19, y la forma en que interactuó con China después de que las autoridades del país asiático informaran a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los primeros casos de contagio en un mercado de mariscos de la ciudad de Wuhan a finales de diciembre.
A partir de que la noticia salió a la luz, Trump minimizó las alertas emitidas desde la OMS a los gobiernos para que se prepararan, asegurando que no había nada que temer debido a que las autoridades chinas tenían todo bajo control. Al parecer, el magnate inmobiliario pretendía mantener a salvo el entendimiento que habían alcanzado Washington y Pekín para reducir las tensiones comerciales entre ambas potencias.
Pero, con el paso del tiempo y mientras la epidemia se transformaba en una pandemia global, el discurso de Trump cambiaba de tono y ya empezaba la retórica virulenta hacia las autoridades chinas por considerarlas responsables de la propagación del SARS-CoV-2 (nuevo coronavirus) en el mundo.
En su campaña de ensañamiento contra de Pekín, Trump no dudó en catalogar la COVID-19 como un “virus chino” en un contexto despectivo y segregacionista en busca de denigrar la imagen de esa nación ante la opinión pública mundial.
Además, el mandatario estadounidense no se cohibió en lo absoluto en usar en sus declaraciones acusaciones infundadas sobre que la cepa de este mortal patógeno se había creado en laboratorios científicos situados en la ciudad de Wuhan.
Ante tal despropósito de Trump en perjuicio de los chinos surge la interrogante, ¿qué motivos se esconden detrás de tantos desatinos de la Casa Blanca?
A nadie se le escapa que la propagación de este virus en EE.UU. está haciendo verdaderos estragos entre la población local que, hasta la fecha, con más de 1 170 000 casos positivos de contagios y más de 67 000 víctimas mortales, se ha encumbrado tristemente en la primera posición como la nación más afectada por esta enfermedad infecciosa.
Esta situación se produjo por la falta de una respuesta adecuada ante semejante emergencia sanitaria por parte de la Administración de Trump, que como ya hemos señalado previamente venía minimizando el peligro que se cernía, empero, al darse cuenta de la gravedad del asunto, la Casa Blanca puso en marcha una caótica campaña federal para frenar y contener la propagación de la pandemia, que ha dejado para la posteridad impactantes imágenes de cadáveres amontonados en camiones de mudanza o frigoríficos, descubiertos en la ciudad de Nueva York.
La devastadora expansión de la COVID-19 en EE.UU. ha supuesto un contratiempo y un duro revés para las aspiraciones de reelección de Trump en los comicios presidenciales previstos para el próximo 3 de noviembre, ya que el presidente apostaba todo por el todo en sus posibilidades, al confiar en que una mejoría visible de los registros macroeconómicos del país, que, según él, había experimentado Estados Unidos desde su llegada al poder allá en enero de 2017, le podría elevar frente a su rival demócrata, Joseph Biden.
Muy lejos de la realidad, resulta que las estadísticas arrojan que la deuda pública de Estados Unidos aumentó en más de 2000 mil millones de dólares, bajo el mandato de Trump. La razón del incremento se puede hallar, en primer lugar, en la merma de la recaudación de la carga tributaria de las grandes corporaciones estadounidenses a las arcas públicas por expresa autorización del presidente, y, en segundo lugar, en el descabellado incremento del presupuesto militar estadounidense, de tal forma que el déficit presupuestario del país fue de aproximadamente 900 mil millones de dólares en 2019.
Eso no es todo, Estados Unidos debe más de 1,2 billones de dólares a China. Además, mientras la economía china se está reactivando después de controlar la propagación del coronavirus, resulta que la estadounidense está a las puertas de sufrir una fuerte recesión.
El colapso de las actividades empresariales, junto a los negocios de pequeñas y medianas empresas, el cese del ciclo económico, las actividades agrícolas e industriales y la fuerte caída de los precios del petróleo están afectando a la economía de Estados Unidos, todo lo cual está alejando a gran velocidad las posibilidades de Trump de salir indemne de esta catastrófica coyuntura en su camino hacia la reelección.
Viendo que se esfuman sus aspiraciones a la reelección y, al mismo tiempo, sintiéndose incapaz de controlar la crisis sanitaria, Trump ha perdido la compostura, de tal modo, que no es nada extraño presenciar a menudo algún rifirrafe con periodistas presentes en sus ruedas de prensa ofrecidas a diario en la Casa Blanca a propósito del coronavirus.
En consecuencia, es natural que Trump, en un intento por huir hacia delante y distraer la atención mediática local sobre su nefasta gestión ante la crisis sanitaria, señale a China como la responsable de la pandemia global.
En su desesperación por ridiculizar a las autoridades chinas ante las bajas cifras que le pronostican las estadísticas de cara al enfrentamiento con su rival demócrata, Trump volviendo a hacer uso de su favorita medida coercitiva, ha anunciado recientemente que impondrá una nueva serie de sanciones a las exportaciones de productos estratégicos dirigidos al bullente mercado del gigante asiático.
Al recurrir al único método que conoce para hostigar a sus adversarios globales, es muy probable que Trump esté buscando apagar la llama de ira que le corroe por dentro. Es por eso que en su exasperación intente por todos los medios sugerir que los chinos quieren influir en los resultados electorales del próximo noviembre con objetivo de apartarle del poder, ya que, según él, su presencia en el Despacho Oval es un inconveniente para los intereses geoestratégicos del gigante asiático a nivel mundial.
Para evitar perder su trono imperial Trump, incluso, se ha empecinado en insinuar a las altas esferas del poder establecido en Washington de que su caída, instigada, a su juicio, desde algún edificio dentro del complejo de Zhongnanhai, sede gubernamental china, situada en la capital, Pekín, supondría un gran golpe para la estructura política e institucional de Estados Unidos.   
Todo es poco para reforzar las incontroladas ambiciones de Trump para mantenerse en la cúspide del poder mundial, puesto que como “el fin justifica los medios”, a este neoyorquino de 73 años no le tiembla el pulso a la hora de maquinar cualquier estrategia que, por más maquiavélica que fuera, le permitiría seguir en el trono de la dominación mundial.
Pese a la riada de críticas en su contra, el mandatario estadounidense se ha propuesto advertir a sus seguidores más leales dentro de las filas neoconservadoras del Partido Republicano, que recientemente le apoyaron en sus reproches contra las medidas del confinamiento obligatorio en algunos estados de EE.UU., de que está en marcha un complot para tumbarle.
De hecho, Trump ha recurrido a la teoría de la conspiración más discutida últimamente en el ámbito de la política estadounidense divulgada en su día por un internauta, conocido como QAnon, que continúa sumando adeptos en las redes sociales, al promover la idea de que el denominado ‘Estado profundo’ (Deep state), contrario a la actual Administración norteamericana y envuelto en presuntas actividades ilícitas, pretende, con la ayuda de la élite de funcionarios de Washington, así como estrellas de Hollywood y agentes externos de algunos países adversarios, un golpe de Estado en contra del dirigente republicano, con el propósito de poner en estado de alerta a sus partidario más extremistas para lo que pudiera suceder en los próximos meses.  
Todo esto muestra que Trump está sufriendo por sus propios desaciertos y, al no contar con más vías de escape culpa a los medios de comunicación, a la anterior Administración de Barack Obama y a China por todos sus males.
Así pues, es muy fácil de imaginar que si Trump no sale elegido en los próximos comicios plantee el tema de la interferencia de China en el proceso electoral, que sería el caldo del cultivo de una nueva trama que podría llamarse ChinaGate, la cual llegaría a ocupar los principales titulares de los grandes medios de comunicación mundial.           

krd/ctl/rba/mkh- HISPAN TV