MOSCÚ
(Sputnik) — El Tribunal Supremo de Rusia declaró como extremista la actividad
del 'Centro de Dirección de los Testigos de Jehová en Rusia' y prohibió su
labor en el país, comunicó un corresponsal de Sputnik desde la sala de
audiencias.
"El Supremo declaró como organización
extremista el 'Centro de Dirección de los Testigos de Jehová en Rusia' y
resolvió prohibir su labor en el territorio del país", dijo el juez Yuri
Ivanenko.
El
'Centro de los Testigos de Jehová' puede recurrir el fallo del Supremo y en
este caso la disposición sobre la prohibición no entrará en vigor mientras el
juez examine el recurso de apelación.
Entretanto,
el Ministerio de Justicia, que interpuso la demanda de prohibir a los Testigos
de Jehová en Rusia, ya suspendió el trabajo del 'Centro' hasta que el Supremo
dicte el fallo definitivo.
Los Testigos de Jehová son una organización religiosa
internacional que comparte numerosos preceptos de las corrientes no ortodoxas
del cristianismo pero que basa sus creencias en un entendimiento propio de la
Biblia.
Algunos expertos, incluidos los rusos, consideran que la
organización es en realidad una secta.
La organización religiosa regularmente ha tenido problemas con
la ley: desde el incumplimiento de decisiones judiciales, hasta penas por
posesión de materiales extremistas.
"Los bienes del
'Centro de los Testigos de Jehová' son incautados y pasan a manos del
Estado", anunció el juez Yuri Ivanenko.
Cuestión de fe: ¿por qué suspenden a los Testigos de Jehová en
Rusia?
Las
actividades de los Testigos de Jehová provocan bastante polémica en el seno de
la sociedad. Sputnik ha contactado con dos expertos en el asunto para aclarar
los entresijos del caso por el que la organización está siendo procesada en el
Tribunal Supremo de Rusia.
Las organizaciones siempre intentan
alcanzar varios objetivos. Entrando en el contexto sociopolítico, estas pueden
exigir la transformación de las condiciones en las que se desempeña la
sociedad".
Rusia
es un país secular y, si bien la libre expresión de fe y su tradición cultural
están protegidas por la Constitución, esto es válido siempre y cuando esta
expresión no traspase los límites de la fe para intentar expandir sus ideales a
toda la sociedad.
A
diferencia de las múltiples corrientes religiosas ampliamente representadas en
Rusia y que hacen llamamientos a seguir sus ideales, dejando siempre la
decisión en manos de sus seguidores, muchas de las tendencias denominadas 'nuevos movimientos religiosos' —como los mormones o la iglesia de la
cienciología— condicionan la pertenencia a sus movimientos al estricto
cumplimiento de sus preceptos, afirma el especialista.
Schmidt
advierte que, si bien podría considerarse una exageración el reconocimiento de
los Testigos de Jehová como una organización extremista, sus doctrinas, hoy
día, exhiben una visión bastante radical del cristianismo.
"Cuando una organización entra
en la esfera social y política, esta intenta imponer sus propios principios. De
manera que, si esa imposición se mantiene a nivel de ideas, es decir, se
aceptan como una fe, a eso se le llama rigorismo. Pero si la organización
impone [a sus seguidores] la práctica de esas ideas, a eso se le llama
radicalismo", prosigue William Schmidt.
En
este último caso, cuando un determinado grupo sobrepasa los límites de la fe y
pretende alterar las normas establecidas en la sociedad mediante la imposición
de sus propias prácticas, su actividad cae dentro de la competencia de las
autoridades encargadas de velar por el orden social, aclara.
Violación
de la ley contra el extremismo
Antón
Andrósov, activista y presidente del movimiento Asistencia de Emergencia
Juvenil (AEJ), dedicado inicialmente a combatir la marginación y las tendencias
negativas entre la juventud, relató a Sputnik que el proceso contra los
Testigos de Jehová en Rusia no es nada nuevo. Antes del litigio en el Tribunal
Supremo de Rusia, la actividad de la organización ya había sido prohibida por
tribunales de las ciudades de Bélgorod, Stari Oskol y Oriol.
"Un
domingo, dos mujeres tocaron a mi puerta a las ocho de la mañana con la
intención de hablar sobre Dios. Eran [del movimiento] Testigos de Jehová. Hasta
entonces, yo no sabía nada sobre ellos. Eso pasó en el año 2010".
Desde
entonces, Andrósov creó dentro de la AEJ una nueva rama de actividad, dedicada
al estudio de las tendencias religiosas y a combatir a las sectas. Además de
ser un Estado secular, Rusia es también un país con múltiples tradiciones
religiosas, por lo que resulta primordial para la seguridad establecer mediante
la legislación las bases para la convivencia pacífica de las diferentes
tendencias religiosas.
Los
activistas se percataron de que los seguidores del movimiento Testigos de
Jehová violan con frecuencia el capítulo III de la Ley Antiterrorista. Este define las condiciones en las que las
organizaciones religiosas deben ejercer su actividad misionera.
En
particular, la ley establece que el proselitismo debe ser realizado por los
clérigos u otras personas autorizadas por la propia organización religiosa,
solo en los edificios o terrenos de culto (como los templos, cementerios o
destinos de peregrinaje). Y lo prohíbe en lugares de carácter público o en los
hogares. Además, se prohíbe estrictamente el proselitismo en las cercanías del
lugar de culto de otra tendencia religiosa.
Los
activistas del AEJ recopilaban todas las infracciones de este tipo y las trasladaban
a la división contra el extremismo del Ministerio del Interior, así como a la
Fiscalía rusa. Inicialmente, las autoridades se limitaban a las advertencias
sobre la necesidad de prevenir semejantes casos, pero, con la repetición de
casos similares, se inclinaron por medidas más drásticas.
Con el
tiempo, diferentes personas empezaron a acudir a la AEJ, indicando ser víctimas
de las prácticas impuestas por los Testigos de Jehová. Entre los casos
revelados por Andrósov, se enumeran los castigos por actividades habituales
como pintarse el cabello, recibir asistencia médica o tomar obsequios de
personas de otra tendencia religiosa.
"Primero que todo, empezamos a
brindarle a las víctimas asistencia legal. Ayudábamos a los afectados a
escribir las denuncias a la Policía y la Fiscalía (…) Con el tiempo, comenzamos
a expandir nuestra experiencia a otras regiones. 38 regiones diferentes [de
Rusia] se interesaron por nuestra actividad y empezaron a realizar campañas de
información entre la población para ayudar a las víctimas".
Si
bien la libre expresión de fe es un derecho universal en las sociedades
modernas, también es cierto que esta no puede ser disculpa para la práctica de
actividades que violan la ley de un Estado secular. Y en cada país soberano,
solo un Tribunal tiene la potestad de escuchar a todas las partes involucradas,
verificar las pruebas y, solo en base a eso, dictaminar su sentencia.
EEUU sale en defensa de los Testigos de Jehová
en Rusia
La
sentencia a seis miembros de los Testigos de Jehová en Rusia ha provocado la
preocupación explícita del Departamento de Estado de EEUU. El caso reavivó la
polémica en la opinión pública rusa, donde varias filiales pertenecientes a los
Testigos de Jehová han sido prohibidas por promover ideología extremista, pero
no la propia corriente cristiana.
"Estamos profundamente
preocupados por la decisión de condenar a seis testigos de Jehová en Sarátov
por haber realizado prácticas religiosas pacíficas. Urgimos a que Rusia respete
los derechos de sus ciudadanos y su libertad de culto y deje de acusar
erróneamente de extremismo a los miembros de esta organización", escribió
en su cuenta de Twitter la portavoz del departamento, Morgan Ortagus.
El 20
de septiembre un tribunal de la ciudad rusa de Sarátov declaró culpables a los
seis miembros de los Testigos Jehová por haber formado un grupo que promovía
ideología extremista, un crimen que corresponde a la parte 2 del artículo de
282.1 del Código Penal de Rusia.
En el
2017, el Tribunal Supremo acusó de extremismo al Consejo Directivo de los
Testigos de Jehová en Rusia y prohibió su labor en el territorio del país. El
fallo causó mucha polémica ya que para muchos no quedaba claro si se condenaba
la organización o la ideología que promovía. Incluso el presidente ruso, Vladímir
Putin, tuvo que pronunciarse al respecto en una ocasión, declarando que
"los Testigos de Jehová también son cristianos" y que no veía
"causa por la que esta confesión podría ser perseguida".
Las
recientes declaraciones de Ortagus enseguida reavivaron la antigua polémica.
Varias personalidades y organizaciones mostraron su rechazo a la decisión del
juzgado.
El
presidente del Consejo por los Derechos Civiles ante el presidente de Rusia,
Andréi Bábushkin, anunció que unos 10.000 adeptos —mayoritariamente personas
con enseñanza superior y buena calificación profesional— han abandonado Rusia
por temer ser objeto de persecuciones por motivos religiosos. Amnistía
Internacional se manifestó en contra del reconocimiento de los Testigos de
Jehová como organización extremista.
"Consideramos que la persecución
de los adeptos de esta corriente religiosa se realiza por motivos religiosos,
algo que convierte a todos los condenados automáticamente en presos de
conciencia", declaró Alexandr Artémiev, secretario de prensa del ente,
citado por medios rusos.
En el
lado opuesto de la polémica se sitúan las autoridades de seguridad y
sanitarias. El general mayor de la policía rusa, Oleg Ilinij, opina que los
miembros de la organización prohibida —el Consejo Directivo de los Testigos de
Jehová— continúan realizando sus actividades de una manera clandestina,
infligiendo daño físico y psicológico a los ciudadanos rusos.
"Los
adeptos de los Testigos de Jehová abandonan frecuentemente a sus familias y
entregan sus propiedades y ahorros a la secta, rompen sus lazos sociales y son
más propensos a cometer graves crímenes", concluyó.
Esta
no es la primera vez que EEUU interfiere en la situación con los Testigos de
Jehová en Rusia. A comienzos de septiembre el Departamento de Estado anunció
que imponía sanciones a dos altos funcionarios del Comité de
Investigación de la ciudad rusa de Surgut, Vladímir Yermoláyev y Stepán Tkach,
acusándolos de corrupción y violaciones a los derechos humanos tras el caso de
los Testigos de Jehová.
El
presidente del Comité para Asuntos Exteriores de la Duma rusa (Cámara Baja),
Leonid Slutski, declaró que tras imponer sanciones Washington interfiere
en "los asuntos de Estados soberanos" con el objetivo de resolver sus
tareas geopolíticas.
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