viernes, 22 de febrero de 2019

TEXTOS SELECTOS DE SANTO TOMAS SOBRE LOS DEMONION.



7. En los ángeles malos se da una especial manera; de estar en lo que se llama lugar violento, en el que están no por la aplicación de su poder operativo al lugar, sino mas bien en cuanto que, contra su voluntad y en virtud de un poder superior extrínseco, están como aprisionados y sufren la acción que sobre ellos ejerce sobrenaturalmente un cuerpo, es decir. El infierno
Lo expuesto en las seis proposiciones anteriores tiene aplicación a todos los ángeles buenos y malos, ya que el principio radical de la virtud operativa que es su naturaleza perfecta, no desapareció en los demonios con el pecado, si bien, en pena del mismo, la Providencia divina impide que hagan libremente uso de ese poder natural en perjuicio de los hombres. Y es Dios mismo, además, el que hace que el fuego del infierno, como instrumento de su poder y justicia, ligue las potencias de los demonios para que no puedan obrar lo que quisieran, como y donde naturalmente podrían aplicar su virtud y poder. Son entonces pacientes en vez de agentes. "Las substancias in corpóreas escribe Santo Tomás sufren de un modo pasivo la acción del fuego corpóreo a modo de cierto aprisionamiento... Y esto mismo les sirve de tormento, en cuanto que se ven atados a las cosas inferiores" (Cont. Gent., lib. IV, cap. 90).
Q. 53: Tanto en el prólogo de: la cuestión como en el desarrollo del artículo, habla del ángel en general, sin distinción alguna.
El mencionar especialmente a Ios ángeles buenos es debido a que considerando las objeciones 2 y 3 el movimiento como algo imperfecto, respecto a los ángeles buenos parece ofrecer especial dificultad por el estado de felicidad y perfección consumada en que se encuentran, La doctrina aquí expuesta es, pues, común a todos los ángeles, buenos y majos, si bien en los malos el -movimiento local y sus demás operaciones en el lugar, con su poder natural, están coartadas por Dios en castigo de su pecado.
Y este conocimiento natural perfecto de Dios como primer principio y de los, atributos que natural y necesariamente le convienen como primera causa, persiste aun en los ángeles malos después del pecado (L. p., q. 64, a. 1; Ir Sent., dist. 7, q, 2, a. 1), y acerca de ese conocimiento natural no puede darse en ellos error en modo alguno, según enseña el Doctor Angélico (1. p., Cf. 58, a. 5; Cant. Gent; lib. III., cap. 108; De malo, q. 16, a. 6).
4°. CERTEZA E INDEFECTIBILIDAD ESENCIAL DEL CONOCIMIENTO ANGELICO.

“El error, la falsedad o el engaño no pueden estar de por si en el entendimiento del ángel, sino solo de modo accidental; los ángeles buenos no pueden incurrir en falsedad o error; en cambio, los demonios, respecto a lo que les conviene por naturaleza, no se engañan, pero pueden engañarse en lo que se refiere a lo sobrenatural.”

Como. Santo Tomás advierte al principio del artículo, “la verdad de esta cuestión depende, en cierta manera, de la precedente", ya se ha dicho que tanto los ángeles buenos como los malos, sin discurso ni composición o división. (Artículos 3 y 4), intuyen naturalmente y perfectamente las esencias de las cosas de un modo perfecto por simple percepción, viendo en el mismo acto cuanto naturalmente les conviene o es incompatible con ellas.
Mas como "acerca de las esencias el entendimiento es siempre verdadero, como así mismo lo es el sentido acerca de su objeto propio", y "cuando se entienden las esencias simples no hay falsedad”, la cual "propiamente se da sólo en el acto de componer y dividir" (La p., q. 17, a. 3), acto que no se da en el conocimiento natural del ángel, no podrá haber en él falsedad o error.
Pero "la falsedad del entendimiento de modo accidental puede hallarse también en el acto con que el entendimiento conoce la esencia, o lo que una cosa es", cuando la esencia de la cosa no puede ser principio suficiente de conocimiento de algo que le conviene o es incompatible con ella. Y como nada naturalmente conocido por el ángel puede ser principio suficiente conocimiento respecto de lo que depende de la ordenación sobrenatural de Dios, de ahí que de modo accidental los demonios, respecto al orden sobrenatural, por su ignorancia de las cosas de ese orden y por su mala voluntad, puedan errar no solo especulativa, sino también prácticamente (De malo q. 16, a. 6).
No así los ángeles buenos, en quienes todo está natural y voluntariamente sometido a la sabiduría y ordenación divina, Si bien antes de su confirmación en gracia, y consecución de la gloria también se dio en ellos esa posibilidad de errar respecto a las cosas sobrenaturales.
Respuesta de santo Tomas:
El Filósofo enseña que el entendimiento es siempre verdadero, y a su vez dice San Agustín que nada es entendido más que lo verdadero, Pero los ángeles no conocen cosa alguna si no es entendiéndola. Luego en el conocimiento del ángel no puede haber engaño ni falsedad. La verdad de esta cuestión depende, en cierta manera, de la precedente. Hemos dicho que el ángel no entiende componiendo y dividiendo, sino entendiendo las esencias. Acerca de las esencias, el entendimiento es siempre verdadero, como asimismo lo es el sentido acerca de su objeto propio, según dice el filósofo. No obstante lo cual, ocurre que padezcamos engaño o falsedad al entender una esencia, debido a que lleve adjunta alguna composición, bien porque tomemos la definición de una cosa por la de otra o porque no se ajusten unas a otras las partes de una misma definición, como sucedería si por definición de una cosa tomásemos ésta: animal cuadrúpedo volátil (ya que no hay ningún animal que sea así); y esto sucede cuando se trata de esencias compuestas, cuya: definición se toma de elementos diversos, uno de los cuales tenga razón de materia con respecto al otro. Pero cuando se entienden las esencias simples no hay falsedad, como dice el Filósofo, porque o hilen no se las concibe totalmente, y en este caso nada se entiende de ellas, o se conocen como ellas son.
Por consiguiente, el error o el engaño no pueden estar de por sí en el entendimiento del ángel, sino sólo de modo accidental. Con todo, de manera distinta que en nosotros, porque nosotros, por medio de la composición y de la división, llegamos algunas veces al conocimiento de la esencia, como sucede cuando investigamos una definición dividiendo y demostrando, cosa que no sucede en los ángeles, quienes por la esencia de una cosa conocen todas las atribuciones que le pertenecen. - Pero si bien la esencia de una cosa puede ser principio de conocimiento suficiente respecto a lo que naturalmente le conviene o es incompatible con ella, no puede serlo respecto de lo que depende de la ordenación sobrenatural de Dios. Por tanto, los ángeles buenos, cuya voluntad es recta, vista la esencia de una cosa, no juzgan de lo que naturalmente les pertenece sin haber puesto a salvo la ordenación divina, por lo cual no pueden incurrir en falsedad o en error. En cambio, los demonios, que por depravación de la voluntad no someten su entendimiento a la sabiduría divina, juzgan a veces de las cosas de una manera absoluta conforme a su condición natural. Y entonces ocurre que respecto a lo que les conviene por naturaleza no se engañan, pero pueden engañarse en lo que se refiere a lo sobrenatural, como, por ejemplo, si al ver a un hombre muerto juzgan que no ha de resucitar o si al ver al hombre Cristo juzgasen que no era Dios, y así se comprende también la contestación a las razones que en pro y en contra se habían opuesto, porque la perversidad de los demonios consiste en que no se someten a la sabiduría divina. El desconocimiento que hay en los ángeles no se refiere a los objetos cognoscibles naturales, sino a los sobrenaturales. Es indudable que el entendimiento, respecto a las esencias de las cosas, es siempre verdadero; pero de modo accidental no lo es cuando indebidamente implica alguna composición o división.
 Nota. Se aceptan preguntas sobre el texto por ser eminentemente teológico, muchas gracias


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