Los
países miembros de la Unión Europea se alinearon unánimemente tras la
estrategia militarista de su “hermano mayor” estadounidense. Al hacerlo
aceptan que Europa se convierta en campo de batalla nuclear si Estados Unidos
entra en conflicto con Rusia.
Cerca
del “Palacio de Cristal” de las Naciones Unidas, en Nueva York, puede verse una
escultura metálica llamada El Mal vencido por el Bien que representa a San
Jorge atravesando un dragón su lanza. Es un regalo de la URSS, que quiso
celebrar así, en 1990, la firma del Tratado INF entre Moscú y Washington,
documento que eliminaba los misiles nucleares terrestres de corto y mediano
alcance (entre 500 y 5 000 kilómetros). Simbólicamente, el cuerpo del dragón
nuclear agonizante está hecho con pedazos de misiles balísticos
estadounidenses Pershing-2 (que habían estado desplegados en Alemania
occidental) y de SS-20 soviéticos retirados de sus bases en la URSS.
Pero
el dragón nuclear vuelve hoy a la vida, gracias a Italia y a los demás países
de la Unión Europea que han votado contra el proyecto de resolución sobre la
Preservación y Aplicación del Tratado INF propuesto por Rusia en la Asamblea
General de la ONU, rechazado con 46 votos en contra, 43 votos a favor y 78
abstenciones.
La
Unión Europea –que entre sus 27 miembros cuenta 21 miembros de la OTAN– adoptó
así la posición de la OTAN, que es a su vez la posición de Estados Unidos.
Como antes lo hizo la administración Obama, la administración Trump acusó a
Rusia –sin presentar prueba alguna– de haber realizado ensayos con un misil de
la categoría prohibida y anunció que Estados Unidos va a retirarse del Tratado
INF. Simultáneamente, Estados Unidos ha iniciado un programa tendiente a
reinstalar en Europa misiles nucleares que apuntarán a Rusia, además de
desplegar también misiles nucleares, que apuntarán a China, en la región
Asia-Pacífico.
El
representante de la Federación Rusa ante la ONU ya advirtió que «eso constituye
el inicio de una carrera armamentista abierta». En otras palabras, advirtió
que si Estados Unidos instala nuevamente en Europa misiles nucleares apuntando
a Rusia (como los misiles estadounidenses Cruise desplegados en [la región
italiana de] Comiso en los años 1980, Rusia responderá instalando nuevamente
–en su territorio nacional– misiles similares que apuntarán hacia blancos en
Europa (aunque no alcancen el territorio de Estados Unidos).
Ignorando
todo eso, el representante de la Unión Europea ante la ONU acusó a Rusia de
socavar el Tratado INF y anunció el ya mencionado voto negativo de todos los
países de la UE porque «la resolución presentada por Rusia desvía del tema en
discusión». Dicho claramente, la Unión Europea dio luz verde a la posible
instalación de nuevos misiles nucleares estadounidenses en Europa, incluyendo
Italia.
Sobre
este tema tan importante, el gobierno de Giuseppe Conte [el primer ministro de
Italia], renunciando –como hicieron sus predecesores– al ejercicio de la
soberanía nacional, se alineó tras la Unión Europea, que a su vez se alineó
tras la OTAN, que a su vez actúa bajo las órdenes de Estados Unidos. Y de todo
el arco político [italiano] no se elevó ni una voz para exigir que sea el
Parlamento quién decida cómo votar en la ONU. Y en el Parlamento tampoco se
hizo oír ni una sola voz para exigir que Italia respete el Tratado de No
Proliferación del armamento nuclear, documento en virtud del cual Estados
Unidos está obligado a retirar del suelo italiano sus bombas nucleares B61 y
abstenerse además de desplegar en Italia –a partir de principios de 2020– sus
nuevas bombas atómicas B61-12, aún más peligrosas que las anteriores.
Así se
viola nuevamente el principio fundamental de la Constitución italiana que
estipula que «la soberanía pertenece al pueblo». Y como el aparato
político-mediático mantiene a los italianos en la ignorancia sobre estas
cuestiones de vital importancia, el derecho a la información se viola
doblemente, ya que se viola no sólo la libertad de informar sino también el
derecho a que nos informen.
Si no
se hace algo ahora, mañana ya no habrá tiempo para decidir: un misil balístico
de alcance intermedio portador de una carga nuclear es capaz de alcanzar su
objetivo y destruirlo en sólo 6 u 11 minutos.
Manlio
Dinucci
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