jueves, 19 de julio de 2018

El establishment estadounidense ante la cumbre de Helsinki




TRUM Y PUTIN



 Aunque la prensa internacional deformó el contenido de la cumbre de la OTAN, el establishment estadounidense sí ha entendido perfectamente lo que allí estaba en juego: el fin de la hostilidad hacia Rusia. Por consiguiente, tratar de torpedear la cumbre bilateral de Helsinki entre Estados Unidos y Rusia se convertió en su máxima prioridad. El establishment estadounidense trata de oponerse por todos los medios a un acercamiento con Moscú.


«Tenemos que conversar sobre todos los temas, desde el comercio hasta lo militar, los misiles, la cuestión nuclear, China.» Con esas palabras inició el presidente Trump la cumbre de Helsinki. «Ha llegado el momento de hablar en detalle de nuestras relaciones bilaterales y de los puntos neurálgicos internacionales», subrayó Putin.

Pero los dos presidentes no decidirán solos cómo serán las relaciones entre Estados Unidos y Rusia en el futuro.

No es casual que, precisamente en el momento en que el presidente de Estados Unidos estaba a punto de reunirse con el presidente d Rusia, el fiscal especial Robert Mueller inculpara a 12 rusos acusándolos de haber manipulado la elección presidencial estadounidense penetrando en el sistema informático del Partido Demócrata para perjudicar a la candidata Hillary Clinton. Los 12 inculpados, acusados de ser agentes del GRU –la inteligencia militar de la Federación Rusa–, han sido definidos oficialmente como «los conspiradores» y se les inculpa por «conspiración en detrimento de Estados Unidos».


Al mismo tiempo, Daniel Coats, director de la Inteligencia Nacional estadounidense y principal consejero del presidente en la materia, acusaba a Rusia de haber «socavado nuestros valores básicos y nuestra democracia». Y después afirmaba que la «amenaza de ataques cibernéticos ha alcanzado un punto crítico» análogo al que antecedió el 11 de septiembre, no sólo de parte de Rusia –país que calificó como «el agente extranjero más agresivo»– sino también de parte de China e incluso de Irán.

Simultáneamente, en Londres, los «investigadores» británicos anunciaban que la inteligencia rusa (de nuevo el GRU) también envenenó en Inglaterra a un ex agente ruso, Serguei Skripal, y a su hija, quienes sobrevivieron inexplicablemente a la intoxicación con un gas extremadamente letal.

Es evidente el objetivo político de esas «investigaciones»: afirmar que a la cabeza de esos «conspiradores» está el presidente ruso Vladimir Putin, con quien el presidente Donald Trump se sentó a la mesa de negociaciones a pesar de la gran oposición de demócratas y republicanos a que lo hiciese. Inmediatamente después de la inculpación contra los «conspiradores», los demócratas exigieron a Trump que anulara su encuentro con Putin. No lo lograron, pero siguen presionando fuertemente en contra de todo tipo de conversación.


Lo que Putin está tratando de obtener de Trump es a la vez simple y complejo: un relajamiento de la tensión entre los dos países. Con ese objetivo propuso a Trump, quien aceptó, una investigación conjunta sobre la «conspiración».

No se sabe cómo va a desarrollarse la discusión sobre los temas cruciales: Crimea, Siria, armamento nuclear, etc. Tampoco se sabe lo que Trump va a solicitar. Lo que sí se sabe es que cualquier concesión que haga podrá ser utilizada para acusarlo de complicidad con el enemigo. Al relajamiento de la tensión con Rusia se oponen no sólo los demócratas (que han asumido el papel de «halcones») sino también numerosos republicanos entre los que se cuentan importantes miembros de la administración del propio Trump. No sólo se trata del establishment estadounidense sino incluso del establishment europeo, cuyos poderes y ganancias dependen de la existencia de tensiones y guerras.

No serán las palabras sino los hechos lo que demostrará si el clima de distensión de la Cumbre de Helsinki puede convertirse en realidad. Ante todo con una desescalada de la OTAN en Europa, o sea con la retirada de las fuerzas, incluso nucleares, que Estados Unidos y la OTAN han desplegado contra Rusia y también con el cese de la expansión de la OTAN hacia el este.

Incluso si un acuerdo sobre esos temas llegara a producirse entre Putin y Trump, ¿podrá este último ponerlo en práctica? ¿O en realidad estaría la decisión final en manos de los poderosos círculos del complejo militaro-industrial?

Lo que sí es seguro es que no podemos, en Italia y en Europa, mantenernos como simples espectadores de decisiones que determinarán nuestro futuro.



Manlio Dinucci




Nuestra Señora de la Salette
Nota de Atanasius. Era necesario un encuentro entre estas dos potencias velicas, pero de ahí a que se realice lo que han dicho en la conferencia de prensa de los dos presidentes de ambos países hay mucho trecho por recorrer. También es verdad que no podemos, por más tiempo, estar en una “paz” aparente, porque bien sabemos que esta NO EXISTE y cada día el mundo se acerca más bien a una tercera guerra mundial, por ahora regional, cuyo alcance en la actualidad se acerca a esa temida guerra mundial ya anunciada tanto por el Apocalipsis de San Juan, como de los secretos de la Santísima Virgen en Francia como en Fátima, secretos que trasciende la creencia o no de quienes lo aceptamos como de los asépticos. La respuesta a la situación actual lo dice la Virgen en la Salette con estas palabras: “Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos.”  La razón de este castigo esta mas adelante: “Los libros malos abundaran sobre la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a esos espíritus. Algunas personas serán trasladadas de un lugar a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios. Resucitaran algunos muertos y justos (*es decir, que estos muertos tomaran la figura de las almas justas, que vivieron en la tierra, para así mejor reducir a los hombres; estos, que diciéndose muertos resucitados no serán otra cosa que el demonio bajo esas figuras, predicaran otro Evangelio contrario al verdadero de Cristo Jesús, negando la existencia del cielo, y también las almas de los condenados. Todas estas almas aparecerán como unidas a sus cuerpos). Habrá por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz iluminara al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado a amontonar riqueza sobre riqueza, a poner a salvo su dignidad y a gobernar con orgullo! Y termina diciendo: “Dado el olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. Se abolirán los poderes civiles y eclesiásticos; todo orden y justicia serán pisoteados; no se verán más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, ni amos por la patria ni por la familia”.
Nuevamente vuelvo a preguntarme, ¿Qué papel juega Rusia en este misterio de la tercera guerra mundial? Dado que Nuestra señora (cuando menos mía) de Fátima pide insistentemente la consagración de Rusia a su INMACULADO CORAZON, es para meditarse al ver como este país actualmente tiene suficientes ojivas nucleares, un buen armamento y un ejército de lo más competente para enfrentar no solo al enemigo sino para aniquilarlo con sus ojivas nucleares y, con ello, provocar una gran mortandad como jamás el mundo la ha conocido.
Nuestra señora de Fatima amordasada
Rusia por desgracia no ha sido consagrada, esta es la gran tragedia del mundo actual pues en estos momentos estamos asistiendo a la fase diplomática para evitar esta enorme tragedia, pero si ella fracasa; ¿Que sigue? La temida tercera guerra mundial y, ¿Estamos preparados a ella? Hay tanta gente tan ingenua como ignorante la cual se conforma con esta “paz mundial” aparente y les es difícil aceptar lo que a sus incrédulos ojos se está gestando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario