viernes, 1 de diciembre de 2017

El explosivo escándalo sexual de Weinstein pone en la picota a los Clinton y los Obama


El presidente Donald Trump había prometido limpiar los establos de Augías y eso es lo que ha comenzado a suceder en Hollywood con el escándalo Weinstein. Por iniciativa suya, o simplemente con su apoyo, están cayendo los principales magnates de Hollywood y en su caída arrastran a los puritanos del Partido Demócrata. En el contexto político de Estados Unidos, este escándalo es el preludio de una operación similar que tendrá lugar contra los grandes personajes de Silicon Valley y desembocará en el Calexit.





Harvey Weinstein fue uno de los magos recaudarores del Partido Demócrata y brilló intensamente en las campañas presidenciales de la pareja Clinton y de Barack Obama.

o es un asunto menor. Hollywood, uno de los principales feudos del poder estadounidense, y sus subterráneas costumbres eróticas sufrieron el demoledor asalto simultáneo de The New York Times [1] y de The New Yorker [2] que expone la sexo-sicopatía del israelo-estadounidense Harvey Weinstein y saca a la luz sus crapulosas conexiones políticas y financieras.

El explosivo escrito de The New Yorker –rechazado por la censura selectiva de NBC [3]– fue escrito por Ronan, el hijo de la actriz Mia Farrow.

Noah Oppenheim, director de NBC, es íntimo correligionario de Harvey Weinstein [4].

Sin rodeos literarios, el superlativo sexo-escándalo del legendario productor Harvey Weinstein en Hollywood, con 64 mujeres violadas y/o acosadas durante medio siglo (sic), beneficia a Trump –quien estuvo a punto de perder la candidatura del pudibundo Partido Republicano por su descontrol manual con mujeres– y perjudica al Partido Demócrata [5] en uno de sus principales feudos hieráticos (su “Bosque Sagrado”: Hollywood) y enloda a los Clinton (Bill, Hillary y su hija Chelsea) y a la pareja Obama (Barack y Michelle).

No se salvan de la hoguera, el líder de la minoría en el Senado, el israelo-estadounidense Chuck Schumer y la supuestamente impoluta senadora Elizabeth Warren.

Weinstein fue uno de los magnos recaudadores de donativos para Obama [6].

El sádico sexual Harvey Weinstein, de 65 años, asaltó durante medio siglo (sic) a varias de las estrellas fulgurantes del “Bosque Sagrado”, desde Jane Fonda hasta Gwyneth Paltrow, pasando por Angelina Jolie, quienes guardaron un extraño silencio “corporativo” hasta que la actriz Rose McGowan se atrevió a denunciar el Sodoma y Gomorra hollywoodense patrocinado por Weinstein.

McGowan –quien también señaló al director de Amazon y “filántropo” Jeff Bezos (el hombre más rico del mundo, con casi 90 000 millones de dólares) y propietario de The Washington Post [7], de promover la pedofilia –fue censurada en su cuenta de Twitter [8].

¿Estará implicado el poderoso GAFAT (siglas que designan a Google, Apple, Facebook, Amazon y Twitter) en la protección de la red sexo-criminal de Hollywood?

También la nada edificante conducta pendular de las icónicas estrellas deja mucho que desear, como la otrora admirable Meryl Streep, quien había entronizado al degenerado Harvey Weinstein de «Dios» (¡súper-sic!) y ahora, en forma oportunista, se le fue a la yugular. [9]

Resalta el blindaje legal de la omnipotente circularidad viciosa del trinomio financiero/entretenimiento/mediático que se dio el lujo de ocultar los extravíos sicalípticos de Harvey Weinstein durante casi medio siglo, según The New York Times.

Cualquiera se puede equivocar. Insólitamente Harvey Weinstein recibió hace sólo dos años la presea humanitaria (sic) del Wiesenthal Center, «grupo internacional de derechos humanos judíos». [10]

Harvey Weinstein, galardonado con un Oscar en 1999 por Shakespeare In Love y uno de los magos recaudadores del Partido Demócrata, brilló intensamente en las campañas presidenciales de la pareja Clinton (Bill y Hillary) y de Barack Obama.

En un abordaje más politizado, las grandes figuras del Partido Demócrata, con la excepción de la mefítica Fundación Clinton, han declarado devolver los donativos envenenados de Harvey Weinstein para ser redireccionados a instituciones caritativas (sic).

El Daily Mail, vinculado al servicio de espionaje británico MI6, se ha refocilado como nunca con el sexo-escándalo de Harvey Weinstein y filtra “en exclusiva” que Chelsea Clinton –cuya proyección política quizá haya sido dañada– se negó ante los reporteros a responder si la putrefacta Fundación Clinton estaba dispuesta a devolver los mancillados donativos de Weinstein (un cuarto de millón de dólares), mientras su padre Bill la protegió con un equipo de seguridad para alejar a los multimedia [11].

Por lo visto, las hijas de los ex presidentes demócratas han sido “seducidas”, financieramente hablando. Malia, hija de Obama, funge ahora como “becaria” del sádico sexual Weinstein.

David Walsh, del WSWS (boicoteado por Google), expone que en 2012, la «televisión y la industria del cine y la música contribuyeron con 81% a los demócratas», mientras que en 2016, la «misma industria contribuyó con 23,6 millones de dólares a Hillary, comparado a 1,2 millones de dólares para Bernie Sanders y solamente 388 000 dólares a Trump» [12].

¿Algún parecido con Televisa en el "México neoliberal itamita"?

Los medios antisionistas han explotado la ostentación publica de Harvey Weinstein como «sionista» y «amante de Israel». Se ha desatado una polémica al respecto. Incluso, un portal “judío” ha criticado en forma acerba la conducta «sectaria» de Harvey Weinstein [13].

Pareciera una venganza de Trump contra su némesis hollywoodense.

Independientemente de que beneficie a Trump –basta observar la difusión frenética del portal Breitbart de Steve Bannon [14], más trumpiano que el mismo Trump–, pero no cuadra que la erótica perversidad serial del cineasta Harvey Weinstein haya sido publicada por The New York Times, casi-publicista adscrito al Partido Demócrata, donde la cábala de George Soros goza de enorme influencia. ¿Fuego amigo?

¿Ajuste de cuentas entre grupos israelo-estaodunidenses cuando colisionan por doquier los intereses de la dupla Netanyahu/Adelson, supremos aliados del supremacismo trumpiano, contra los de Soros, el más anti-trumpiano confeso del planeta y uno de cuyos presuntos súbditos en México exigió el asesinato público de Trump? [15].

¿Ajuste hemorrágico de cuentas en el seno del “liberalismo” israelo-estadounidense, donde hasta Bob, hermano y “socio” de Harvey Weinstein, exige su decapitación? ¿Ruptura sanguinaria dentro del grupo Soros? Pronto se sabrá.

Nada nuevo con la depravación sexual de Hollywood expuesta hace más de medio siglo y vinculada con las mafias del poder y que ahora practica su outsourcing (maquila) mediante la circularidad viciosa del trinomio finanzas (inversiones cinematográficas)/entretenimiento/noticias con la política.

Ya en 1959, el cineasta “maldito” y controvertido escritor estadounidense Kenneth Anger publicó un libro Hollywood Babylon, que exhibe la degeneración subterránea del “Bosque Sagrado” y sus sórdidos secretos, libro que fue prohibido en Estados Unidos, como flagelo a la Primera Enmienda, por lo que fue maquilado en Francia [16].

Un cuarto de siglo más tarde, el escritor y cineasta Kenneth Anger publicó Hollywood Babylon II que cubría las depravaciones de las estrellas (sic) de la década de los 20 hasta los 70 del siglo pasado.

Luego Kenneth Anger intentó publicar Hollywood Babylon III, donde pretendió exponer un extenso capítulo sobre las degradaciones de Tom Cruise y la Cienciología. Quizá Anger se retuvo por temor a ser asesinado.

Sodoma y Gomorra, de la narrativa paleo-bíblica, parece un cuento de hadas comparado al Hades (el inframundo griego) hediondo de Hollywood donde el explosivo sexo-escándalo de Harvey Weinstein es sólo su moderna punta de iceberg.


Alfredo Jalife

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