El
presidente Donald Trump había prometido limpiar los establos de Augías y eso es
lo que ha comenzado a suceder en Hollywood con el escándalo Weinstein. Por
iniciativa suya, o simplemente con su apoyo, están cayendo los principales
magnates de Hollywood y en su caída arrastran a los puritanos del Partido
Demócrata. En el contexto político de Estados Unidos, este escándalo es el
preludio de una operación similar que tendrá lugar contra los grandes
personajes de Silicon Valley y desembocará en el Calexit.
Harvey
Weinstein fue uno de los magos recaudarores del Partido Demócrata y brilló
intensamente en las campañas presidenciales de la pareja Clinton y de Barack
Obama.
o es
un asunto menor. Hollywood, uno de los principales feudos del poder
estadounidense, y sus subterráneas costumbres eróticas sufrieron el demoledor
asalto simultáneo de The New York Times [1] y de The New Yorker [2] que expone
la sexo-sicopatía del israelo-estadounidense Harvey Weinstein y saca a la luz
sus crapulosas conexiones políticas y financieras.
El
explosivo escrito de The New Yorker –rechazado por la censura selectiva de NBC
[3]– fue escrito por Ronan, el hijo de la actriz Mia Farrow.
Noah
Oppenheim, director de NBC, es íntimo correligionario de Harvey Weinstein [4].
Sin
rodeos literarios, el superlativo sexo-escándalo del legendario productor
Harvey Weinstein en Hollywood, con 64 mujeres violadas y/o acosadas durante
medio siglo (sic), beneficia a Trump –quien estuvo a punto de perder la
candidatura del pudibundo Partido Republicano por su descontrol manual con
mujeres– y perjudica al Partido Demócrata [5] en uno de sus principales feudos
hieráticos (su “Bosque Sagrado”: Hollywood) y enloda a los Clinton (Bill,
Hillary y su hija Chelsea) y a la pareja Obama (Barack y Michelle).
No se
salvan de la hoguera, el líder de la minoría en el Senado, el
israelo-estadounidense Chuck Schumer y la supuestamente impoluta senadora
Elizabeth Warren.
Weinstein
fue uno de los magnos recaudadores de donativos para Obama [6].
El
sádico sexual Harvey Weinstein, de 65 años, asaltó durante medio siglo (sic) a
varias de las estrellas fulgurantes del “Bosque Sagrado”, desde Jane Fonda
hasta Gwyneth Paltrow, pasando por Angelina Jolie, quienes guardaron un extraño
silencio “corporativo” hasta que la actriz Rose McGowan se atrevió a denunciar
el Sodoma y Gomorra hollywoodense patrocinado por Weinstein.
McGowan
–quien también señaló al director de Amazon y “filántropo” Jeff Bezos (el
hombre más rico del mundo, con casi 90 000 millones de dólares) y propietario
de The Washington Post [7], de promover la pedofilia –fue censurada en su
cuenta de Twitter [8].
¿Estará
implicado el poderoso GAFAT (siglas que designan a Google, Apple, Facebook,
Amazon y Twitter) en la protección de la red sexo-criminal de Hollywood?
También
la nada edificante conducta pendular de las icónicas estrellas deja mucho que
desear, como la otrora admirable Meryl Streep, quien había entronizado al
degenerado Harvey Weinstein de «Dios» (¡súper-sic!) y ahora, en forma
oportunista, se le fue a la yugular. [9]
Resalta
el blindaje legal de la omnipotente circularidad viciosa del trinomio
financiero/entretenimiento/mediático que se dio el lujo de ocultar los
extravíos sicalípticos de Harvey Weinstein durante casi medio siglo, según The
New York Times.
Cualquiera
se puede equivocar. Insólitamente Harvey Weinstein recibió hace sólo dos años
la presea humanitaria (sic) del Wiesenthal Center, «grupo internacional de
derechos humanos judíos». [10]
Harvey
Weinstein, galardonado con un Oscar en 1999 por Shakespeare In Love y uno de
los magos recaudadores del Partido Demócrata, brilló intensamente en las
campañas presidenciales de la pareja Clinton (Bill y Hillary) y de Barack
Obama.
En un
abordaje más politizado, las grandes figuras del Partido Demócrata, con la
excepción de la mefítica Fundación Clinton, han declarado devolver los
donativos envenenados de Harvey Weinstein para ser redireccionados a
instituciones caritativas (sic).
El
Daily Mail, vinculado al servicio de espionaje británico MI6, se ha refocilado
como nunca con el sexo-escándalo de Harvey Weinstein y filtra “en exclusiva”
que Chelsea Clinton –cuya proyección política quizá haya sido dañada– se negó
ante los reporteros a responder si la putrefacta Fundación Clinton estaba
dispuesta a devolver los mancillados donativos de Weinstein (un cuarto de
millón de dólares), mientras su padre Bill la protegió con un equipo de seguridad
para alejar a los multimedia [11].
Por lo
visto, las hijas de los ex presidentes demócratas han sido “seducidas”,
financieramente hablando. Malia, hija de Obama, funge ahora como “becaria” del
sádico sexual Weinstein.
David
Walsh, del WSWS (boicoteado por Google), expone que en 2012, la «televisión y
la industria del cine y la música contribuyeron con 81% a los demócratas»,
mientras que en 2016, la «misma industria contribuyó con 23,6 millones de
dólares a Hillary, comparado a 1,2 millones de dólares para Bernie Sanders y
solamente 388 000 dólares a Trump» [12].
¿Algún
parecido con Televisa en el "México neoliberal itamita"?
Los
medios antisionistas han explotado la ostentación publica de Harvey Weinstein
como «sionista» y «amante de Israel». Se ha desatado una polémica al respecto.
Incluso, un portal “judío” ha criticado en forma acerba la conducta «sectaria»
de Harvey Weinstein [13].
Pareciera
una venganza de Trump contra su némesis hollywoodense.
Independientemente
de que beneficie a Trump –basta observar la difusión frenética del portal
Breitbart de Steve Bannon [14], más trumpiano que el mismo Trump–, pero no
cuadra que la erótica perversidad serial del cineasta Harvey Weinstein haya
sido publicada por The New York Times, casi-publicista adscrito al Partido
Demócrata, donde la cábala de George Soros goza de enorme influencia. ¿Fuego
amigo?
¿Ajuste
de cuentas entre grupos israelo-estaodunidenses cuando colisionan por doquier
los intereses de la dupla Netanyahu/Adelson, supremos aliados del supremacismo
trumpiano, contra los de Soros, el más anti-trumpiano confeso del planeta y uno
de cuyos presuntos súbditos en México exigió el asesinato público de Trump?
[15].
¿Ajuste
hemorrágico de cuentas en el seno del “liberalismo” israelo-estadounidense,
donde hasta Bob, hermano y “socio” de Harvey Weinstein, exige su decapitación?
¿Ruptura sanguinaria dentro del grupo Soros? Pronto se sabrá.
Nada
nuevo con la depravación sexual de Hollywood expuesta hace más de medio siglo y
vinculada con las mafias del poder y que ahora practica su outsourcing
(maquila) mediante la circularidad viciosa del trinomio finanzas (inversiones
cinematográficas)/entretenimiento/noticias con la política.
Ya en
1959, el cineasta “maldito” y controvertido escritor estadounidense Kenneth
Anger publicó un libro Hollywood Babylon, que exhibe la degeneración
subterránea del “Bosque Sagrado” y sus sórdidos secretos, libro que fue
prohibido en Estados Unidos, como flagelo a la Primera Enmienda, por lo que fue
maquilado en Francia [16].
Un
cuarto de siglo más tarde, el escritor y cineasta Kenneth Anger publicó
Hollywood Babylon II que cubría las depravaciones de las estrellas (sic) de la
década de los 20 hasta los 70 del siglo pasado.
Luego
Kenneth Anger intentó publicar Hollywood Babylon III, donde pretendió exponer
un extenso capítulo sobre las degradaciones de Tom Cruise y la Cienciología.
Quizá Anger se retuvo por temor a ser asesinado.
Sodoma
y Gomorra, de la narrativa paleo-bíblica, parece un cuento de hadas comparado
al Hades (el inframundo griego) hediondo de Hollywood donde el explosivo
sexo-escándalo de Harvey Weinstein es sólo su moderna punta de iceberg.
Alfredo
Jalife
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