Los años
de la guerra, 1914-1918. Vocación de Marcel (continuación)
El curso escolar de 1917-1918, se dio fuera de los
muros de la escuela y fue decisivo para el desarrollo, espiritual, moral e
intelectual de Marcel, a la vez manifestó su valor y piedad yendo cada día,
antes de levantar el toque de queda, a Misa de seis de su confesor, el Padre
Desmarcheler. Una de esas tantas mañanas escapo de milagro de una patrulla
alemana que daba la sensación de esperarlo y que podría fácilmente haberlo
maltratado. En esas condiciones, ¿era conveniente continuar con esa práctica
piadosa? El padre solo se limito a aconsejar a Marcel que pasara por otro lado,
por la calle Abottoir. ¿Acaso era más segura…? En todo caso Marcel hacia cada
mañana un acto de fe y de valor que Dios premiaría mas delante.
Cuando le preguntaron a la madre Marie Christiane el
momento que ella percibió la vocación de su hermano respondió: Creo que la tuvo
siempre
Un día cuando estudiaban sus lecciones en la punta
de la mesa del comedor, ella le pregunto a quemarropa:
_¿Qué piensas hacer el día de mañana? ¿Qué quieres
decir? Pero me di cuenta que no me revelaría nada o que no haría más que
burlarse de mí, y continúe
_ ¿Piensas ser sacerdote?
_ ¡Ah!, más que eso
_ ¡No querrás ser obispo!
_Pues si San Pablo dice que eso se puede desear.
_! Así que quieres se obispo!
_ ¡A¡ más que eso.
_En todo caso no puedes ser Papa, porque ahora solo
los italianos son Papas.
_ ¡Entonces casi Papa!
_ ¡Entonces casi Papa!
Pero el tono era de broma, y me calle, despechada.
Curiosamente, ¡no acababa de descubrir lo que sería después si quererlo ni
pensarlo siquiera?
El buen Padre Louis Desmarchelier ayudo a que el
joven descubriera su vocación, desde el curso de cuarto grado en el que fue su
profesor principal (1917-1918) Marcel admiraba la clase de su maestro e hizo de
ella un modelo. ¿Tubo Marcel su parte en ello?, se preguntaba Christiane. Así
se cree francamente a la vista de sus resultados: primeros premios en
aplicación y en ejercicios de griego (materia nueva), segundo premio en
oratoria clásica y unas diez menciones de honor, entre ellas la segunda en
instrucción religiosa. Al final del año escolar toda la clase se unió para
hacer una petición al superior, que su profesor continuara con ellos en el curso del tercer grado, petición que
fue aceptada. El padre Demarchelier, fue el director espiritual de la mayor
parte de los alumnos y, como instrumento de la gracia, de diez o doce alumnos de las dos clases,
solamente dos contrajeron matrimonio, y todos los demás entraron en diversas
órdenes religiosas.
En octubre de 1918 Turcoin se libre de las tropas
alemanas y las clases volvieron a las aulas. De esta manera, Marcel continúo el
tercer con su querido director espiritual. Este fue su mejor año, dado que
recibió 14 menciones especiales, tres eran primeros premios: en latín, griego y
una segunda mención en matemáticas. Entro en la Congregación de la Santísima Virgen
del Colegio. La lectura de los informes
detallados de las reuniones muestra en él un verdadero esmero por formarse en
la religión católica y en la devoción a la Virgen explicando, por ejemplo, el
sentido de las fiestas marianas.
Su adhesión a la congregación mariana, llego a ser
asistente del consejo en 1918-1919, consejero en 1920 y prefecto en 1922-1923.
También se hizo miembro de la Cruzada Eucarística, cruzado en 1920 y llevaba su
insignia con orgullo: “Reza, comulga, sacrifícate, se apóstol”, era el exigente
lema de la cruzada y Marcel lo práctico generosamente tanto en la escuela como en casa.
LOS AÑOS
DE MADURACION, 1920-1923
Alumno del Padre Belle
Después de un modesto curso de segundo grado, Marcel
Lefebvre entro en el primer grado de retorica en la sección literaria del Padre
Belle. La fotografía tomada por Tourte Petitin muestra al joven, con los brazos
cruzados, vestido de uniforme; su rostro es pálido y apacible, con una mirada
interior y ligeramente maliciosa. Nada revela las dificultades que Marcel tenia
por entonces con sus estudios cuyo testimonio lo daban sus mediocres
resultados.
Sin embargo, Maurice Belle, profesor de retorica,
impresionaba en clase: “Piensa, vibra, se apodera de sus oyentes para hacerlos
pensar y vibrar con él”. Entonces donde se debe buscar su mediocre situación en
los estudios, seria en la acción, sabemos que no era la acción lo que le
faltaba, miembro de varias congregaciones, Entonces ¿Cómo explicar sus
dificultades escolares? ¿Crisis de adolescencia? Tampoco puede ser ese su
problema pues su actividad es incesante, las reuniones, las obras de caridad y
su disponibilidad constante. Ese año cumplió 15 años, Marcel experimento con
seguridad un crecimiento demasiado rápido y a la vez un agotamiento mental.
Pero sobre todo sufría por la enfermedad de su madre, que padecía el mal de
Pott.
(Es
una enfermedad que se produce en la columna vertebral que degenera los huesos y
se deforman produciendo un dolor indecible o indescriptible aportación del Dr. Víctor Arízaga Ballesteros). Desde abril
de 1920 hasta mayo de 1921 se vio obligada a permanecer en cama, encerrada en
un corsé de yeso, excesivamente sensible viviendo como Jesús en la cruz, y sin embargo
con el rostro radiante y su alma unida a Dios. ¡Qué ejemplo de sufrimiento
cristiano para Marcel! No obstante el sentía con dolor la incapacidad de su
madre como para ocuparse de los suyos.
El primero de Julio, con todo, presentó la primera
parte de su examen, pero lo reprobó y tuvo que repetir el curso. En esta nueva
repetición del primer grado su padre se vio muy reconfortado por sus resultados
que contenía nueve menciones de honor con un segundo premio de excelencia; su
tercera mención en matemáticas, con lo cual Marcel demostraba sus habilidades
en todas las materias, tanto científicas como humanísticas.
Asistía como consejero a las reuniones de la
congregación de la Santísima Virgen, cuyas actas redactadas por Georges Donze,
revelaba que un viento de reforma agitaba entonces a la Congregación. EL TRECE
DE FEBRERO DE 1922, Donze se preguntaba, ¿Qué es un congregante?, y primero “se
ponía a refutar las ideas erróneas; no es ni un funcionario de la policía
secreta, ni un censor de sus compañeros, sino ante todo un alumno, y un alumno
solidario con sus compañeros”
Marcel Lefebvre parecía ser insensible a esta mala
retorica, Manifestó su parecer en la reunión del 12 de junio, el informe del
secretario comenzaba con estas palabras: “Tres formas de reprimir el mal,
particularmente las malas conversaciones: No aprobar, abstenerse de sonreír o
de consentir, Protestar, Advertir al propio director…En caso de libros malos”.
Tenemos aquí a un adolescente que no dominaba el
arte de la exposición oral, pero que no toleraba el desorden del mal ejemplo y
se esmeraba por ayudar al ejercicio de la autoridad.
UN
FILÓSOFO ROBUSTO.
En octubre de 1922Marcel ingreso a la clase de
filosofía. El Padre Joseph Deconinck, su profesor, había sido alumno del Padre
Lagrange, O.P. en Jerusalén. En 1912preparaba una tesis de Sagrada Escritura
cuando comprendió que dicha tesis lo iba a enfrentar con las autoridades de la
Iglesia (que procuraban erradicar el modernismo): el Padre Deconick quemo
entonces su trabajo. Esa actitud de sumisión, ¿bastaba para convertir al padre
en un formador de inteligencias? En todo caso, según testimonio de sus alumnos,
el Padre Deconinck se dedicó mas bien a formar la “afectividad”
Con esa intención, tomo dos años seguidos el camino
de Verdum con sus alumnos para llevarlos al lugar donde se había distinguido
como capellán de su regimiento de zuavos. “Quiero hacerles comprender cuál fue
el sufrimiento de esos hombres en Douamont, en la trinchera de las bayonetas”,
decía. Los alumnos quedaban impresionados por la larga caminata entre los hoyos
de los obuses, buscando huesos de soldados para llevarlos al osario. Los
jóvenes estudiantes se aficionaron mucho a la filosofía “científica” que
enseñaba el Padre Deconinck, pero era en “psicología y metafísica donde
sobresalía Marcel con primera mención de honor por encima de su amigo Jacques
Dumortier, consiguió otras menciones especiales pero la primera fue ¡el primer
premio de gimnasia de su sección! Un buen físico y buenos músculos, ¿no era ya
una predisposición para la vida misionera? Pero el joven gimnasta parecía
también interesarle el teatro, según el relato de su hermana Bernardette: “El
domingo por la tarde, a las cuatro, papá, Christiane y yo asistiremos al
polieucto. Es increíble la cantidad de gente que irá a verla. Marcel va a ser
un pontífice: debe derramar agua sobre Pelieucto. Un actor sobre bastidores
cantara por él. El debe simular que canta. Y, efectivamente, se pudo ver a
Marcel Lefebvre, “bautizar” a Cristian Laurent, mientras que Robert Lepoutre
hacia de Félix, e Hipólito Scalabre, de Pauline.
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