sábado, 11 de marzo de 2017

DEL CONOCIMIENTO QUE LOS ANGELES TIENEN DE LAS COSAS MATERIALES. (q. 57)





 III. EXPOSICIÓN TEOLÓGICA DE
SANTO TOMAS

A este propósito dice Santo Tomas:
“Cuanto puede hacer una potencia inferior puede hacerlo la superior. Pero el entendimiento del hombre, que' en el orden de naturaleza es inferior al del ángel, puede conocer las cosas materiales. Luego con mayor razón lo podrá la inteligencia del ángel.
En el orden del universo hallamos que los seres superiores son más perfectos que los inferiores, y que lo contenido en los inferiores de modo defectuoso, parcial y múltiple, está en los superiores de modo eminente, unitario y simple [59J; por lo cual en Dios, cumbre suprema de todas las cosas, preexiste todo de modo sobresubstancial en la absoluta simplicidad de su ser, como dice Dionisio. - Los ángeles a su vez son, entre todas las criaturas; los más cercanos y los más semejantes a Dios, y por esto participan de la bondad divina con más abundancia y mayor perfección, como también dice Dionisío, Por consiguiente, todo lo que hay en las' cosas materiales preexisten los ángeles de modo más simple e inmaterial que en las cosas mismas, si bien menos simple y más imperfectamente que en Dios.
Ahora bien, lo 'que está en otro tiene la manera de ser de aquello en que está. Pero los ángeles son intelectuales por naturaleza. Luego, así 'como Dios 'conoce en su esencia las cosas' materiales, así también las conocen los ángeles, puesto que están en ellos por sus especies inteligibles.

Dicho de otra manera:
La ordenada exposición que Santo Tomás hace de estos diversos puntos sobre el conocimiento de los ángeles, podemos resumirla en las siguientes proposiciones:
1. Los ángeles conocen naturalmente por sus especies inelegibles las esencias de las cosas materiales "porque todo lo que hay en las cosas 'materiales preexiste en los ángeles de modo más simple e inmaterial que en las cosas mismas si bien menos simple y más imperfectamente que en Dios" (a. 1).
En la proposición que precede se afirma el hecho y el modo, advirtiendo que se trata de conocimiento propio y distinto, cual es el que se tiene por la última diferencia de las cosas, que en lenguaje escolástico se llama conocimiento quidditativo perfecto.
Como Santo Tomás hace resaltar en las tres dificultades, da: motivo al planteamiento del problema el que la materialidad es lo más opuesto a la cognoscíbilidad de un ser, máxime si se trata, como en este caso, de conocimiento intelectual, único posible en los seres que, como los ángeles, trascienden por su inmaterialidad y perfección natural todas las
cosas materiales y carecen de sentidos e imaginación, que son los medios por los que el hombre se pone en contacto con el mundo material, resultando, por tanto, difícil de comprender a primera vista cómo el ángel pueda conocer las cosas materiales por especies infusas no tomadas de las cosas.
El Angélico Maestro prueba el hecho por comparación con el hombre (arg. Sed contra), atendiendo siempre e invocando una vez más la armonía de los seres del universo, el conocimiento de las cosas materiales se da en el hombre y no hay porqué haya de negarse a los ángeles, que son superiores a él en la escala armónicamente graduada de seres intelectuales.
En el mundo, los seres más perfectos en un orden poseen de modo más uno, total, simple y eminente las perfecciones parciales de los seres menos perfectos: así que, absolutamente hablando, el ángel como el hombre, debe poder conocer todo cuanto cae bajo el objeto adecuado y total del entendimiento, que es el ente inteligible en toda su extensión.
y siendo el entendimiento de los ángeles naturalmente perfecto y completo en el orden inteligible, según se ha dicho v actuado en acto primero desde su creación por las especies infusas es necesario que abarque su conocimiento el objeto adecuado, que es el ente inteligible universalmente considerado, bajo el cual se comprenden también las esencias de las cosas materiales, que necesariamente ha de conocer, así como el orden de las mismas (Cont. Gent.) lib. n, cap. 99).
La carencia, pues, de sentidos imaginación y facultad abstractiva en los ángeles, lo único que arguye es que no pueden conocer como el hombre, y, precisamente por eso, Santo Tomás ha puesto para todo conocimiento natural angélico, exceptuado el dé sí mismo y el de Dios, la necesidad absoluta de especies infusas que, en cuanto a su ser inteligible representativo de las cosas, son perfecciones que actúan el entendimiento angélico.

2._ Los ángeles por medio de las especies infundidas por Dios conocen las cosas naturales, no solo en cuanto a su naturaleza universal, sino también en cuanto a su singularidad, por cuanto estas especies son representaciones múltiples de la simple y única esencia divina.
Esta es la explicación del Angélico:
Hubo quienes negaron en absoluto a los ángeles, el conocimiento de los singulares. - Mas esto, en primer lugar, deroga a la fe católica, la cual enseña que las cosas de este mundo son administradas por los ángeles, conforme a lo que dice el Apóstol: Todos son, espíritus administradores. Si, en efecto, desconociesen lo particular, ninguna providencia podrían tener de las cosas que se hacen en este mundo, puesto que las acciones pertenecen a los singulares, Y esto se opone a lo que se dice en el libro del Eclesiastés: No digas delante del ángel: "No hay providencia".  En segundo lugar se opone a los dictámenes de la filosofía, según: la cual son, los ángeles, los que mueven las esferas celestes, y las mueven por el entendimiento y por la voluntad.
En vista de lo cual dijeron otros que el ángel indudablemente conoce las cosas singulares, pero las conoce en sus causas universales, ya que a ellas se reducen todos los efectos particulares; algo así como el astrónomo, que juzga de un eclipse, futuro por' la disposición de los movimientos celestes. Pero este parecer no evita los dichos inconvenientes, porque conocer lo singular en sus causas universales no es conocerlo en cuanto singular, o sea según es ahora y aquí. Cuando, el astrónomo conoce un eclipse futuro calculando los, movimientos del cielo, conoce el eclipse en general y no esté eclipse tal y como es, a menos que lo perciba por los sentidos, y, por el contrario, la administración, la providencia y el movimiento actúan sobre las cosas singulares tales como son ahora y aquí.
"Por lo cual se ha de decir que, así como el hombre conoce todos los géneros del ser por distintas facultades cognoscitivas, lo universal e inmaterial por el entendimiento, y lo singular y corporal por los sentidos, el ángel conoce unas y otras cosas por una sola facultad intelectiva. En efecto, en el orden del universo hallamos que cuanto más elevado es un ser, tanto más una es su virtud y a tantas más cosas se extiende, como vemos en el hombre, cuyo sentido común, más elevado que el sentido propio, no obstante ser una sola potencia, conoce todo lo que conocen los cinco sentidos exteriores y además cosas que ningún sentido externo conoce; por ejemplo, la diferencia entre la blancura y la dulzura; y esto mismo se observa en otras facultades. Por consiguiente, puesto que en el orden de la naturaleza el ángel está por encima del hombre, es un despropósito decir que el hombre conozca por una cualquiera de sus potencias cosas que el ángel no conoce por su única fuerza cognoscitiva, que es el entendimiento; y por esto Aristóteles considera inaceptable, que Dios ignore la discordia, cuando nosotros la conocemos.
El modo, pues, como el ángel conoce las cosas singulares se explica considerando que las cosas proceden de Dios para que subsistan en sus naturalezas propias y también para que, estén en el, conocimiento angélico, y que, además, es indudable que de Dios fluye a los seres no solamente lo que constituye su naturaleza universal, sino también lo que es principio de individuación, puesto que es causa de toda su substancia, lo mismo por parte de la materia que de la forma. Ahora bien, Dios causa según conoce, porque, como queda dicho, su ciencia es causa de los seres. Por consiguiente, así como Dios por, su esencia, por la cual causa todo lo que existe, es la semejanza de todo, y todo lo conoce por ella, no sólo en cuanto a las naturalezas universales, sino también en cuanto a su singularidad, así, también los ángeles, por medio de especies infundidas por Dios, conocen, las cosas, no sólo en cuanto a su naturaleza universal, sino también en cuanto a su singularidad, por cuanto estas especies son representaciones múltiples de la única y simple esencia divina [60].


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