Preparación para la muerte
INTRODUCCIÓN.
1. Parábola del rico necio
(Le. 12, 16-20).
2. No seas tú más necio que
el rico de la parábola. Vive seriamente la realidad de la vida y las enseñanzas
del cristianismo que profesas.
3. Como hombre recuerda
que has de morir y que no sabes el día. Como cristiano, que has de dar cuenta a
Dios y que la vida no es más que el prólogo al libro de la eternidad. Hay que
estar preparados como un ejército en pie de guerra.
I. VERDADES QUE NO ADMITEN DUDA
A) Que estás condenado a
muerte
1.
Tu muerte es segura
a) No sé si ese niño que
ha nacido será rico o pobre, fuerte o débil; pero es indudable que ha de morir.
Escrito quedará su nombre en el libro del bautismo y en el de los difuntos...
b) Lo que sucedió con tus
antepasados sucederá también contigo. Echa una ojeada hacia atrás y sólo verás
tumbas sembradas de cruces. ¿Cuántas veces has oído las campanas tocando a muerto?
Así las oirán los demás por ti...
c) Todos: ricos y pobres,
gobernantes y plebeyos, nacen condenados a morir. Cada día que pasa, cada paso
que damos, nos va acercando a la muerte.
2.
Sentido cristiano de la muerte
a) Por la muerte el alma
se separa del cuerpo.
1.° Estamos compuestos de
alma (parte espiritual e inmortal creada por Dios) y cuerpo (parte material que
heredamos de nuestros padres).
2." Al
morir, el cuerpo va al cementerio a juntarse con los cuerpos de nuestros
padres, mientras que el alma vuelve a Dios, de donde salió...
b)
Termina el estado de viador
1.° Dios, en un rasgo de
amor, creó tu alma inmortal y te lanzó a la aventura de este mundo para que te
hagas digno de la herencia que te ha preparado.
2. Mientras que estamos en
la tierra vamos tejiendo con nuestros actos la felicidad o la desgracia eterna.
No hay término medio.
3. Con la muerte se acabó
esta peligrosa aventura; se acabaron los sufrimientos...; el alma deja la
cárcel. Es el día de la liberación.
c)
Ajuste de cuentas
1. Cuando se muere un ser
querido nos invade el llanto y la desconsolación porque le hemos perdido para
siempre. ¡Qué poco vivimos los dogmas cristianos!
2. Lo que más debe preocuparnos
no es la separación ("vita mutatur non tollitur", y pronto nos
uniremos a ellos), sino la cuenta que esa alma va a dar a Dios. Es un momento decisivo
donde está en juego la herencia de la eternidad. De esto apenas si nos
acordamos...
3. No olvidéis que Dios es
el Señor de la parábola de los talentos y que pedirá cuentas muy severas (Mt.
25, 14-30).
B)
Que la hora es incierta
1. "Mors certa, hora incerta".
a) No sé cuándo morirás.
Tan cierto es que tienes que morir como incierta la hora de tu muerte.
b) Muchos estaban haciendo
planes para el futuro, cuando les sorprendió la muerte repentinamente. Muchos otros
que tuvieron más tiempo, apenas si se dieron cuenta...
c) Por eso, como la muerte
no te espera, espérala tú a ella por todas partes. d) Y conviene que tengas en
cuenta que Dios llama sólo una vez, y cuando menos lo pienses... (Mt. 24,44;
Hebr. 9,27).
2.
Y del lado que caiga el árbol así quedará eternamente.
a) No creas que es difícil
pronosticar hacia qué lado caerá. Seguro que del lado que más pese su ramaje...
b) Como esté la imagen de
Dios en tu alma a la hora de la muerte así quedará eternamente.
c) El alma quedará como
fosilizada en el bien o en el mal, según haya sido la última inclinación de su
voluntad.
d) Ante la certeza de la muerte
y lo incierto de su hora se impone la conclusión: Hay que estar preparados.
II. ¿COMO PREPARARSE PARA LA MUERTE?
A) Con la mirada fija en
el final de la vida: ¡Muerte, juicio, eternidad!
1. San
Fernando, Rey de Castilla, hizo escribir en la pared de su aposento: "Fernando,
piensa en la eternidad"
a) El recuerdo de las
postrimerías refrena las pasiones por traernos a la memoria lo que sigue
después...
b) Ordena nuestras
decisiones en los momentos más trascendentales, enseñándonos que todos nuestros
actos, pensamientos y palabras tienen repercusión en la vida eterna.
1. Por eso, cuando vayas a
hacer algo, pregúntate: "¿Quid hoc ad aeternitatem?" ¿De qué me vale
esto para la eternidad?
2. Cuando en la oscuridad
no distinguimos bien un objeto, ¿no lo llevamos a la luz del día para verlo
mejor? Cuando en la vida tengas dudas de si esto o aquello está mal, colócalo a
la luz de la eternidad.
2.
Firmando cuanto antes el seguro de tu alma
a) Hoy día todo se asegura:
las casas contra incendios, contra robos, seguros de enfermedad, etc.
b) ¿Has firmado ya el seguro
de tu alma? ¿Contra qué? ¡Contra la condenación eterna!
c) No hay más que un seguro:
vivir bien, como lo exige el Bautismo que has recibido.
B) Como los criados que
aguardan a su amo (Le., 12, 35-38)
1. Con las ropas ceñidas a
la cintura y las luces encendidas.
a) Los orientales llevaban
ropas largas y para trabajar o luchar se las ceñían.
b) Prepárate por el
trabajo y la lucha... para cuando llegue el Señor a la hora de la muerte.
c) Ceñido con la
mortificación de los sentidos, con las buenas obras... d) Encendidas las luces
de la fe, esperanza y caridad.
2.
Así has de esperar al Señor para abrirle cuando llegue a la puerta.
a) Un joven murió en la plenitud
de la vida. En la losa sepulcral hay una espiga granada que se inclina hacia
abajo. El epitafio consta sólo de dos palabras: "Quia plena"
("estaba llena").
b) Pide tú al Señor que deje madurar tu alma antes de que llegue el día de la siega.
C) Sin olvidar a la Madre
del cielo, la Virgen María.
1. Ella es nuestra Madre y
conoce nuestras necesidades. Sabe que nuestra aventura es muy peligrosa. En sus
manos está nuestra salvación. Quiere ayudarnos y está alerta a las peticiones
de sus hijos.
2. Es el refugio de los
pecadores. Consoladora de los afligidos. Abogada en la hora de la muerte.
3. Su corazón de Madre no
puede abandonar a sus hijos que muchas veces al día (en el Rosario) le hayan
dicho: "Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte".
4. Si de verdad recurres a
Ella puedes estar seguro que te dormirás en sus brazos y despertarás junto a
Ella en la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario