martes, 25 de octubre de 2016

Ite Missa Est

25 DE OCTUBRE
SAN CRISANTO 
Y SANTA DARIA, MARTIRES

MODO DE CELEBRAR A LOS MÁRTIRES. — "Cuantas veces celebramos las fiestas de los santos mártires, tenemos esperanzas de conseguir del Señor por intercesión de ellos, gracias temporales de tal forma, que, imitando a estos mártires, merezcamos recibir después los bienes eternos. "Los que imitan los ejemplos de los mártires, esos son los que celebran de verdad las jubilosas solemnidades de los santos mártires. Las fiestas de los mártires son, en efecto, como una invitación a imitar gustosamente lo que se celebra con alegría. "Pero nosotros queremos regocijarnos con los santos y nos negamos a tolerar con ellos la persecución del mundo. El que no imita cuanto puede a los santos mártires, no podrá llegar a su felicidad. El Apóstol San Pablo proclama esta verdad al decir: "Si somos compañeros de los padecimientos, también los seremos de la consolación". Y el Señor dice en el Evangelio: "Si el mundo os odia, sabed que antes me odió a mi". El que no quiere tolerar el odio con la cabeza de su cuerpo, renuncia a ser parte del cuerpo".

LOS MÁRTIRES DE LA VÍA SALARIA. — No tenían estos últimos sentimientos aquellos valientes cristianos que, en el día aniversario de los mártires Crisanto y Daría, fueron a rezar y a celebrar el santo sacrificio al lugar de su confesión. Llegaron los paganos y tapiaron la entrada del subterráneo. Llenos de gozo aceptaron la muerte por Cristo, cuyo sacrificio místico ellos renovaban. Pasaron muchos años. Al sonar para la Iglesia la hora de la victoria y una vez que los cristianos conocieron el camino de la cripta sagrada, un espectáculo singular apareció a su vista: frente al sepulcro donde reposaban Crisanto y Daría, se había colocado alrededor del altar todo un grupo de mártires y encima de este altar se encontraban aún los vasos de plata que servían para el sacrificio. Nadie tuvo la osadía de tocar los huesos de los mártires ni cambiar en lo más mínimo la disposición de aquella incomparable escena. Se cerró otra vez la cripta, pero una abertura permite a los peregrinos echar una mirada al augusto santuario y animarse para las luchas de la vida al contemplar lo que los siglos de los mártires exigieron de sus antepasados en la fe.

VIDA.Nada se sabe de los mártires Crisanto y Daría. Su leyenda nos dice que Crisanto convirtió a su mujer y que ambos guardaron virginidad en el matrimonio. Su celo por convertir a los paganos llamó la atención del prefecto Celerino, que los hizo poner en tortura, conducirlos a un arenal de la Vía Salaria, arrojarlos a una fosa y enterrarlos vivos. Sus reliquias descansan en la basílica de Letrán. Daré a mis Santos un lugar distinguido en el reino de mi Padre, dice el Señor. Esto canta la Esposa al celebrar a los mártires. Y al querer aplicaros la palabra del Esposo, os asigna como morada vuestra en la tierra la insigne basílica de Letrán, y como lecho de honor y de reposo el reducto sagrado, la misma confesión sobre la que descansa el altar mayor de la Iglesia que es madre y cabeza de todas las Iglesias. Digna recompensa a vuestros trabajos y a vuestro sufrimiento, puesto que en la misma Roma os cupo la suerte de participar en la predicación de los Apóstoles, y como ellos, sellar con vuestra sangre la palabra santa. No ceséis de justificar la confianza de la Ciudad eterna: su fe, que siempre fue pura, hacedla cada vez más fecunda; conservad inalterable su fidelidad al pontífice-Rey, cuya residencia hace de Roma la capital del mundo, el vestíbulo del cielo. Pero vuestras sagradas reliquias, gracias a la munificencia de Roma, han llevado muy lejos su protección poderosa. Dignaos apoyar con vuestro valimiento la oración que tomamos de vuestros devotos de Eifflia: "Oh Dios, que has realzado en tus santos Crisanto y Daría el honor de la virginidad con la consagración del martirio, haz que, ayudados con su intercesión, apaguemos en nosotros la llama de los vicios y merezcamos ser templo tuyo en la compañía de los corazones puros."



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