Milagro del Sol del 13 de Octubre
El desfallecimiento y el castigo de los Pastores
En un segundo capítulo demuestro
que hay más: el tercer Secreto insiste seguramente sobre la pesada responsabilidad
de las almas consagradas, de los sacerdotes, de los obispos y de los mismos
Papas en esta crisis de la Fe sin precedente que ha atacado a la Iglesia desde
hace veinticinco años. He dado varias pruebas de ello, varios indicios muy
claros. Debo contentarme aquí con citar al P. Alonso:
"Es pues totalmente probable, escribe, que el texto del tercer Secreto
haga alusiones concretas a la crisis de la Fe de la Iglesia y a la negligencia de tos mismos pastores." Habla
aún más, de "luchas internas en el seno de la misma Iglesia y de graves negligencias pastorales
de la alta jerarquía", de "deficiencias de la alta jerarquía de la Iglesia".
Esas afirmaciones tan graves, el P. Alonso no las ha escrito seguramente
y publicado en 1976, y, de nuevo en 1981, algunas semanas antes de su muerte,
sin haber maduramente pesado todo su alcance. Experto oficial de Fátima, habría
adoptado, -después de diez años de trabajos y de numerosas conversaciones con
Sor Lucía-, una posición tan atrevida, sobre un asunto tan ardiente, sin
asegurarse al menos el acuerdo tácito de la vidente? La respuesta no deja duda
alguna. Este anuncio de deficiencias de la Jerarquía, y de los mismos Papas,
explica todo: el cuidado lacerante de los tres videntes esforzándose heroicamente
de orar, de orar mucho y de sacrificarse sin cesar por el Santo Padre; los tres
meses de insuperable agonía, que Sor Lucía debió afrontar antes de osar
escribir ese texto; explica en fin por qué los Papas, desde el optimista Juan
XXII I hasta Juan Pablo 11, han vacilado, tardado, y sin cesar dejado para más
tarde su divulgación, buscando a toda costa mantenerlo oculto.
Padre Alonso |
La hora del combate decisivo entre la Virgen y el demonio
En un tercer capítulo demuestro que Sor Lucía se ha hecho, sin duda,
eco de un tema del tercer Secreto en algunas de sus palabras o de sus cartas,
donde insiste sobre el desencadenamiento del demonio en nuestra época. Ya en
1957, confía al P. Fuentes:
“La Santísima, Virgen me ha dicho que el demonio está a punto
de librar una batalla decisiva con la Virgen. .. y como él sabe lo que más ofende a Dios y lo que en
poco tiempo le hará ganar el mayor
número de almas, hace todo para ganar las almas consagradas a Dios, pues de esta manera, deja el campo de las almas desamparado, y así, se
apoderará de ellas más fácilmente.”
Pero es sobre todo en una serie de cartas de los años 1969-1970 - muy importantes
y poco conocidas - cuando ella emplea expresiones sorprendentes para describir
la crisis actual de la Iglesia. Y, notémoslo bien, bajo la pluma de un alma tan
humilde, tan respetuosa de toda autoridad, esas expresiones tan fuertes son sin
duda el eco de las palabras oídas de los mismos labios de la Virgen Inmaculada,
en su último mensaje concerniente a la salvaguarda
de la Fe y de la salvación de la Iglesia:
"Veo por vuestra carta, escribe
a un sacerdote, que estáis preocupado por la desorientación de nuestro
tiempo. ¡Es de la inmoralidad y del
orgullo". Es
en la Iglesia misma, donde el demonio tiene a sus "secuaces" y sus "partidarios" que "van siempre adelante con una
audacia intrépida". ¡En
frente de ellos, hay tantos "miedosos" que no tienen el valor de comprometerse! y Sor Lucía no teme señalar que
muchos obispos son de ese número.
Además, no se trata solamente de tibieza o de negligencias pastorales. Sor Lucía deja claramente entender,
que es la Fe misma la 'que es
atacada:
ella habla de "falsas
doctrinas", "desorientación diabólica", de "ceguera”. .. y entre los mismos "que tienen
grandes responsabilidades" en la Iglesia. Ella lamenta que tantos Pastores
"se
dejan dominar por la ola diabólica que invade al mundo". ¿Se podría describir mejor la crisis de la Iglesia que se ha
abierto a un mundo... cuyo
príncipe es Satán?
Pero insiste Sor Lucía, "la Virgen
sabía que debían venir esos tiempos de desorientación diabólica. Todas
esas palabras de la vidente, y tantas otras que nosotros no podemos citar, se
explican perfectamente y toman todo su relieve si, el 13 de julio de 1917, en
su tercer Secreto, la Virgen ha precisamente anunciado esta "desorientación
diabólica" que invadiría de pronto la Iglesia si no se obedecería a sus
peticiones.
COROLARIO*
Quienes padecemos las consecuencias de esta severa crisis de la
Iglesia, no podemos negar todo lo hasta aquí dicho. Comprobamos hoy más que
nunca las palabras del P. Alonso y no podemos decir lo contrario, por
desgracia, porque, a quien le son ocultas la crisis de FE que se vive en el
seno de la Iglesia? ¿Las grandes confusiones que se han creado y traen mal a la
gente? ¿Las horribles negligencias de los mismos prelados que conducen a una
muy cierta desconfianza en la “jerarquía” de la actual Iglesia? ¿Los escándalos
de las personas consagradas ya de orden moral, económico y social cuando se
codean con las otras “religiones? Bien decía nuestra señora de la Salette sobre
este tema:
“Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, su irreverencia e
impiedad en la celebración de los santos misterios, por el amor al dinero, a
las honras y a los placeres, se transformarán en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes atraen la
venganza, y la venganza se cierne sobre sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y de las
personas consagradas a Dios que, por su infidelidad y mala vida crucifican de
nuevo a mi Hijo! Los
pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y claman por
venganza, y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no se encuentra
más una persona que implore misericordia y perdón para el pueblo, no hay más
almas generosas, no hay nadie más digno de ofrecer la Víctima Inmaculada al
Padre Eterno a favor del mundo. “Los malos libros abundarán sobre la Tierra y los
espíritus de las tinieblas difundirán por todas partes un relajamiento
universal en todo lo que se refiere al servicio de Dios; ellos tendrán un
enorme poder sobre la naturaleza; habrá iglesias para rendir culto a esos
espíritus. Habrá personas que serán
transportadas de un lugar a otro por esos malos espíritus, inclusive sacerdotes, porque no se
habrán conducido por el buen espíritu del Evangelio, que es un espíritu de humildad,
caridad y celo por la gloria de Dios. Se
hará resucitar muertos y justos (es decir, dichos muertos tomarán la figura de almas
justas que vivieron en la Tierra, para seducir más a los hombres; esos
supuestos muertos resucitados, que no serán sino el demonio encarnado en esas
figuras, predicarán otro evangelio contrario al del verdadero Jesucristo,
negando la existencia del Cielo); o incluso almas de condenados. Todas esas almas aparecerán como
unidas a sus cuerpos. En
todos los lugares habrá prodigios extraordinarios, porque la verdadera Fe se
apagó y una falsa luz ilumina al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que
entonces estarán ocupados únicamente en acumular riquezas, salvaguardar su
autoridad y dominar con orgullo! “Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo
objetivo, que consistirá en
abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al
materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda suerte de vicios.
Las apariciones de Nuestra Señora de la Salette han sido también aprobadas
por la Iglesia en su momento, pero como a las de Fátima, también estas han sido
muy combatidas y silenciadas a tal grado que ya no se escucha hablar de ellas.
Cierto son muy duras, pero son también irrefutables en la actualidad y, por
desgracia, no se les tiene en cuenta. ¿Cuándo serán tomadas en cuenta, quien
esto lee medítelo, dichos mensajes? ¿Cuándo la espada de Damocles, es decir, el
castigo eterno nos sorprenda sin preparación para enfrentarlo? No hay peor
tempestad que la “calma” que nos quieren hacer tragar a la fuerza. Hoy más que
nunca la PAZ verdadera está muy lejos, hoy el azote de la providencia divina
esta por asestar sus golpes terribles, golpes que nos recordaran el castigo
divino en su crudeza más cruel y bárbara. No hay lenguaje humano que nos dé una explicación pálida de ese momento
terrible, la lengua se seca no puede formular palabras, los ojos aterrorizados
no darán crédito a lo que verán y nuestro cuerpo paralizado por el miedo no
sabrá para donde moverse. No, no es fantasía o palabras de una mente
calenturienta son palabras dichas por la madre del Verbo eterno que pide reparación
por las graves injurias que a diario el género humano dirige a Dios con una
osadía diabólica difícil de definir. NO PRETENDAMOS ATENUAR LO QUE DIOS NO PIENSA DISMINUIR DICHO
CASTIGO, mejor preparémonos con la gracia divina para obtener de
Dios misericordia para cuando ese castigo se cierna sobre la humanidad.
R.P. Arturo Vargas*
No hay comentarios:
Publicar un comentario