miércoles, 7 de septiembre de 2016

EL MANUSCRITO DEL PURGATORIO

(AÑO 1878)

AGOSTO 1878. (Retiro). - Los grandes pecadores y los que permanecen casi toda su vida lejos de Dios por indiferencia, como también los Religiosos que no son como deberían ser, están en el gran Purgatorio, y allí las oraciones que hacemos por tales ánimas no son de ningún modo aplicadas a ellas. Ellas estuvieron indiferentes hacia el buen Dios durante la vida. A su vez, Él es indiferente hacia ellas y las deja en una especie de abandono, a fin de que reparen así su vida que ha sido nula. Ah! Estando todavía en la tierra, tú no puedes imaginarte ni hacerte una idea adecuada de lo que es el buen Dios!. Nosotros a veces lo sabemos y comprendemos, porque nuestra alma está separada de todas las ligaduras que la entretenían y le impedían comprender la santidad, la majestad del buen Dios, su gran misericordia. Nosotros somos mártires, nos derretimos de amor, por así decir.

Una fuerza irresistible nos empuja hacia el buen Dios como Quien es nuestro centro y, al mismo tiempo, otra fuerza nos tira hacia el lugar de expiación. En tal estado, somos como obligadas a no poder satisfacer nuestros deseos. Oh! Que pena! . Pero la merecemos y no hay ninguna murmuración, aquí. Nosotros queremos lo que quiere el buen Dios. Solamente, en la tierra no se puede comprender lo que sufrimos. Si! Estoy muy consolada. No estoy más en el fuego. Aunque el deseo de ver al buen Dios, es un sufrimiento muy doloroso!... siento sin embargo que me acerco al término de mi exilio, al lugar al que aspiro con todo el deseo. Bien no estoy. Me siento poco a poco libre, pero, decir que día y cuando lo seré del todo, no lo sé. Sólo el buen Dios lo sabe. Quizá deba transcurrir todavía muchos años en tal deseo del Cielo. Continúa siempre rezando, después te recompensaré, aunque ya rezo mucho por ti. Oh! Qué grande es la misericordia del buen Dios hacia ti!. Quién puede comprenderlo? Por qué el buen Jesús actúa de tal modo contigo? Por qué razón te ama más que a otros? Por qué todavía tiene tantas grandes gracias para concedértelas? Quizá porque lo merezcas?. No!. Y aún mucho menos que tantas otras almas!. Pero así quiere actuar contigo; Él es dueño de sus gracias. Reconócelo siempre. Permanece siempre en espíritu a sus divinos pies y déjalo hacer. Sé muy vigilante en tu interior. Sé muy fiel a buscar cuanto pueda agradar a tu Jesús!. No tengas ojos, ni corazón, ni amor, si no para Él. Consúltalo siempre antes de cada cosa. Abandónate a su beneplácito!; y después permanece tranquila. Todo lo que te he dicho se cumplirá, no interpongas ningún obstáculo!. Es el buen Jesús el que quiere así.

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Cuándo será, te lo diré; pienso que las grandes fiestas del Cielo, se celebran con un aumento de éxtasis, de admiración, de acción de gracias y sobre todo de amor. Pero, respecto de lo que te he dicho ahora, tienes que llegar a tener una gran unión con el buen Dios que nada te turbe: penas, gozo, lo que sucede, lo que no sucede, modales agradables. Que nada de esto te impresione ni siquiera un poquito, que Jesús domine todo en ti, que tengas incesantemente los ojos interiores fijos en Él para cumplir sus  más pequeños deseos. Qué no ha hecho Jesús por ti? Qué no hará todavía?. Arregla bien tu exterior; pero en cuanto a lo interior es otra cosa, sabes. Ocúpate únicamente de cuanto te concierne; baja los ojos para todo. Habla poco y en voz baja; recréate siempre con tu Jesús. No! No lo detengas; esto espera de ti. Sé buena con los Jóvenes. No los trates duramente. Sé ingeniosa para mortificarte, en romper la propia voluntad. Previénete de las personas que te son menos aceptables que otras, cualquier ofensa que te hubieran hecho, eso te sirve para renunciar a ti misma; Jesús estará satisfecho. Todo el resto se puede hacer?. Toma en cuenta en cuanto a tener que hacer silencio en lo humano, y obedecer a Jesús que lo quiere, sin hacer prevalecer el amor propio, haciendo a ojos cerrados todo lo que agrada a Jesús.

 - Por qué, cuando rezo por ti, lo hago con menos fervor que cuando rezo por otros y, con frecuencia, te olvido?

R. No te aflijas; es el buen Dios el que así lo permite; y otras es para mí un cierto castigo. Si rezas también de más, no recibiré mayor alivio. El buen Dios quiere así. Si desea que reces más, te lo inspirará. Te repito todavía una vez no tengas miedo de mí. No me verás en el sufrimiento. Más adelante, cuando tengas el ánimo más fuerte, verás las ánimas del Purgatorio, y no verás a ninguna en un estado muy feo. Pero no pienses para no asustarte. El buen Dios te dará al momento oportuno
 el ánimo necesario y todo lo que ocurra será para cumplir su voluntad.

- No es quizá esto para castigo?

R. Pero no!. Es por mi alivio y por tu santificación. Quiero que prestes un poco más atención a lo que digo.

- Es verdad, pero para mí tales cosas son extraordinarias de no saber que
pensar de todo esto! No es cosa ordinaria el escucharte de tal modo.

R. Bien comprendo tus dudas. Sé lo que sufres al respecto; pero porque el buen Dios lo permite, y esto a mí me da alivio, pero a pesar de todo quieres tener compasión de mí, no es verdad?. Cuando sea liberada, verás que te agradeceré todo lo que haz hecho por mí. Ya rezo mucho por ti.


- Dónde está sor. En el gran Purgatorio, donde no recibe plegarias de nadie. El buen Dios con frecuencia se contraría en la muerte de no pocos religiosos, (si se puede decir así), por el hecho de que ha llamado a estas almas, a fin de que lo sirvan fielmente en la tierra y, después en su muerte, llevarlas inmediatamente a glorificarlo en el Cielo. Y a veces, por su infidelidad, tienen que permanecer largo tiempo en el Purgatorio, mucho más largo que el de las personas del mundo, que no han recibido tantas gracias!

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