INTRODUCCION A LA CUESTION LI
DE LOS ANGELES CON RELACION A LOS
CUERPOS
LA CONEXION CON LAS OTRAS CUESTIONES y
ORDEN dE LOS ARTICULOS.
ORDEN dE LOS ARTICULOS.
Los ángeles son perfectamente inmateriales, corno queda demostrado en
el artículo 2 de la cuestión anterior; pero la razón de ser de su existencia es
la perfección del universo, del que forman parte. Por eso, aun dejando para su
lugar el estudio del ministerio de los ángeles y su acción en el mundo sensible
(qq. 110-115), completase en esta cuestión 51 y las dos siguientes el concepto
de la naturaleza angélica, llegando a un conocimiento más pleno y perfecto por
la consideración de la relación que tienen con el mundo corpóreo. Y así como en
el estudio de los cuerpos se consideran tres de sus aspectos principales, a
saber, la misma substancia corpórea, el lugar que los cuerpos ocupan y el
movimiento local de los cuerpos, así también se estudia en los ángeles su
relación a los cuerpos (q, 51), al lugar corpóreo (q. 5,2) y al movimiento
local propio de los cuerpos (q. 53).
Es, por otra parte, natural y propio de nuestro entendimiento en esta
vida, cuyo objeto formal es la esencia, de las cosas sensibles (1." p., q.
84, a. 8; q. 85, a. 1 y a. 5 ad 3, aa. 6 y 8; q. 86, a. 2; q. 87, a. 3; q. 88,
aa.1 y 3, etc.), conocerlo todo con alguna relación y dependencia de las cosas
materiales. De ahí que aun las cosas más perfectas, como son los ángeles y Dios
mismo, precisamente por razón de su misma perfección, simplicidad e
inmaterialidad, no son objeto directo de nuestro conocimiento, y en tanto los
conocemos naturalmente en cuanto los comparamos con las cosas sensibles (l.P.,
q.-84, a. 6 ad 3, etc.)
Por ello, si bien en la cuestión 50 queda suficientemente determinada
la naturaleza de los ángeles en sí misma, se precisa ésta ahora con el estudio
de las relaciones que unen el mundo angélico al mundo material, y en primer
lugar a los cuerpos, excluyendo en la cuestión presente dos posiciones
totalmente opuestas: la de los que afirmaron que los ángeles, aun siendo
intrínsecamente inmateriales, tienen naturalmente cuerpo, al que se unen como
forma (a. 1), y la contraria, que niega que los ángeles tomen cuerpo alguno
real en sus apariciones (a. 2). La doctrina verdadera afirma que toman cuerpo
algunas veces y explica qué operaciones pueden ejercer mediante esos cuerpos en
que aparecen (a. 3).
II. ERRORES
Sin ir tan lejos como los materialistas y cuantos afirmaron que la
naturaleza de los ángeles era corpórea o compuesta de materia y forma, algunos
afirmaron que los ángeles, aunque intrínsecamente inmateriales y espirituales,
tienen cuerpos, a los que naturalmente se unen, del mismo modo que el alma
humana se une al cuerpo del hombre. Quizá en este sentido han de entenderse las
expresiones de muchos autores eclesiásticos (cf. ad 3), de quienes se ha hecho
mención en la introducción a la cuestión que precede. Especialmente afirmó esto
Orígenes, bajo el influjo de la doctrina de los platónicos, renovada en cierto
modo por los espiritistas en los tiempos modernos. Otros, a quienes Santo Tomás
se refiere en el artículo 2, afirmaron, en cambio, con Maimónides, que los
ángeles no toman nunca cuerpo real, sino solamente aparente, y así, cuantas
apariciones se narran en las sagradas letras habrían de entenderse a modo de,
sueños proféticos o Imaginarios.
Niegan también las apariciones reales de los ángeles, llegando hasta la
negación de su misma existencia, los racionalistas, que tratan de explicar
naturalmente cuanto en la Sagrada Escritura se refiere que de alguna manera
trascienda el mundo sensible.
III. - ENSEÑANZA DE LA DIVINA REVELACION
a) DOCTRINA DE LA SAGRADA ESCRITURA.-De ella nos dice San Agustín:
"La Sagrada Escritura, siempre voracísima, atestigua que los ángeles han
aparecido a los hombres en tales cuerpos, que no sólo podían ser vistos, sino
también tocados" (De civ. Dei, lib. XV, cap. 23, n. 1: ML 41. 468). Así,
pues, tenemos:
a) Que los ángeles algunas veces toman cuerpo visible es una verdad
reiteradamente expresada en los libros sagrados cuantas veces se habla de sus
apariciones Y no se hace constar expresamente que se trate de una visión imaginaria
venida en sueños. Han aparecido en diversas formas, bien de querubín con
cuerpos de animales (en Ezequiel), de nube en el desierto, de viajeros, de
guerreros, de sacerdotes en traje de lino y frecuentemente sin alas y algunas
veces con ellas. Se cree que los cuerpos eran verdaderos, pues se distinguen de
las apariciones en sueños, como la de Jacob (Gen. 2'8, .12-13) yla de San José
(Mt. 1,20; 2, 19). No hemos de repetir las citas de la introducción al artículo
1.0 de la cuestión precedente. Pero sí ha de hacerse resaltar el pasaje del
libro de Tobías donde el arcángel Rafael acompaña al joven, conviviendo con él
durante el viaje y su permanencia en casa de Ragüel, en cuyo relato no se trata
de un sueño (Tob. 5 s. Real también y no aparente fue la liberación de los
jóvenes del foso de los leones, por un ángel (Dan, 3, 49), así como el socorro
prestado por Habacuc, a quien el ángel lleva de los cabellos allí para dar de
comer a Daniel (Dan; 14, 33. 35 Y 38). Ni soñaban tampoco la Magdalena y demás
mujeres que fueron al sepulcro, viendo un ángel que les habló, dándoles cuenta
de la resurrección del Salvador (Mt, 28, 5; Mc. 16, 5; Lc.: 24, 4; Ioan. 20,
11-13).
Expresivo a este respecto, con su conjunto de rasgos realistas, que
imposibilitan toda apelación a la fantasía, es el pasaje de la liberación de
San Pedro por el ángel; sacándolo de la cárcel y, rotas las cadenas conque estaba
ligado, conduciéndole por medió de los centinelas de la primera y segunda
guardia hasta el lugar donde los discípulos estaban reunido (Act, 12, 6-15). Que
no fue esto un sueño ni algo imaginario, sino muy real, lo pone de manifiesto
el relato mismo y las, consecuencias nada imaginarias que para los guardianes
tuvo el suceso, pues cuando se hizo de día se produjo entre los soldados no
pequeño alboroto por lo que habría sido de Pedro. Herodes le hizo buscar, y, no
hallándole, interrogó a los guardias y los mandó conducir al suplicio (Act. 2;
18-19). Por donde con razón se ha dicho que "todo el pasaje es de un subidísimo
realismo y de una verdad psicológica, con sus ribetes cómicos, deliciosísimos,
que excluyen toda ficción literaria. Otra vez, la belleza literaria es garantía
de verdad histórica" (El Nuevo Testamento, trad. Castellana BOVE'R-CANTERA,
ed, de la B. A. C.).
2.° Que el cuerpo con que han aparecido los ángeles no les es
connatural y propio, lo dan bien claramente a entender los mismos relatos bíblicos,
presentándolo como superiores al hombre, aunque sin precisar las distinciones
propias de cada uno. Ya se hizo notar anteriormente, tratando de su
espiritualidad, cómo, aunque para hacerse visibles y cumplir su misión se
narren sus apariciones bajo forma corporal, nunca se les atribuye el cuerpo en
que aparecen como algo propio, ni se habla del alma o espíritu de los mismos,
como si fuesen compuestos, de cuerpo y espíritu, sino que simplemente se les
llama espíritus.
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