martes, 21 de junio de 2016

MONSEÑOR DE SÉGUR - EL INFIERNO, SI LO HAY, QUÉ ES, MODO DE EVITARLO.

HAY UN INFIERNO:
DIOS MISMO
NOS HA REVELADO SU EXISTENCIA



Los pasajes del Antiguo Testamento, que arriba hemos citado, demuestran ya que el dogma del infierno ha sido revelado por el mismo Dios a los Patriarcas, a los Profetas y al antiguo Israel. En efecto, no son únicamente testimonios históricos, sino también y sobre todo testimonios divinos, que obligan a la fe y se imponen a nuestra conciencia con la autoridad infalible de verdades reveladas. Nuestro Señor Jesucristo ha confirmado solemnemente esta terrible revelación, y en el Evangelio nos habla catorce veces del infierno. No trasladaremos aquí todas sus palabras, a fin de evitar repeticiones. He aquí las principales. No olvides, caro lector, que es Dios mismo quien habla y dice: “Pasaran el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasaran”. Poco después de su admirable transfiguración en el monte Tabor, Nuestro Señor decía a sus discípulos y a la muchedumbre que le seguía: "Si vuestra mano [es decir, lo que tenéis de más precioso], es para vosotros ocasión de pecado, cortadla: vale más entrar en la otra vida con una sola mano, que ir con dos al infierno, al fuego que no se extingue, donde no muere el gusano [del remordimiento], y donde el fuego no cesara jamas. — Si vuestro pie, o vuestro ojo, es para vosotros ocasión de caída, cortadlo, arrancadlo y arrojadlo lejos de vosotros: vale más entrar en la vida eterna con un solo pie o con un solo ojo, que ser echado con vuestros dos pies o vuestros dos ojos, a la carcel del fuego eterno: In gehennam ignis inextinguibilis, donde no cesa el gusano [del remordimiento] y el fuego no se extingue, et ignis non extinguitur” . Hablando de lo que sucedera al fin de los tiempos, dice: "Entonces el Hijo del hombre enviara sus Angeles, quienes tomaran a los que habran obrado mal para echarlos en el horno de fuego, in caminum ignis, donde habrá llanto y rechinar de dientes. ( . . . ) El que tenga oidos para escuchar, que escuche” Cuando el Hijo de Dios predice el juicio final, en el capitulo vigesimoquinto del Evangelio de San Mateo, nos manifiesta anticipadamente los terminos mismos de la sentencia que pronunciara contra los reprobos: “Apartaos de Mi, malditos, id al fuego eterno: Discedite a me, maledicti in ignem aeternum” Y anade: “Y estos iran al suplicio eterno, in supplicium aeternum.

Pregunto ahora: hay nada más formal? Los Apóstoles, encargados por el Salvador de ensenar su doctrina y completar sus revelaciones, nos hablan de una manera no menos explícita del infierno y de sus llamas eternas. Para no citar sino algunas de sus palabras, recordaremos a S a n Pablo, quien predicando el juicio final a los cristianos de Tesalonica, les dice que el Hijo de Dios “tomara venganza en la llama del fuego, in flamma ignis, de los que no han querido reconocer a Dios, y que no obedecen al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo; quienes tendran que sufrir a su muerte penas eternas lejos de la presencia del Senor; poenas dabunt in interitu aeternas” El apostol San Pedro dice que los malos participaran del castigo de los angeles malos, que el Senor ha precipitado en las profundidades del infierno, en los suplicios del Tartaro: rudentibus iníerni detractos in Tartarum tradidit cruciandos . Los llama “hijos de maldicion, maledictionis filii” , a los cuales estan reservados los horrores de las tinieblas” .

San Juan nos habla igualmente del infierno y de sus fuegos eterno. A propósito del Anticristo y de su falso profeta, dice: “Seran arrojados vivos al abismo abrasado de fuego y azufre, in stagnum ignis ardentis sulphure” “para ser atormentados noche y día por todos los siglos de los siglos, cruciabuntur die ac nocte in saeculum sacculorumFinalmente, el apóstol San Judas nos habla a su vez del infierno, manifestándonos los demonios y los condenados “encadenados por una eternidad en las tinieblas, y sufriendo las penas del fuego eterno, ignis aeterni poenam sustinentes”. Y en tocio el decurso de sus inspiradas Epístolas, los Apóstoles hablan continuamente del terror de los juicios de Dios y de los eternos castigos que aguardan a los pecadores impenitentes. Después de tan claras enseñanzas, .debemos maravillarnos de que la Iglesia nos presente la eternidad de las penas y del fuego del infierno como un dogma de fe propiamente dicho, de tal suerte que aquel que se atreviese a negarlo, o únicamente a dudar de el, seria hereje? Luego, la existencia del infierno es un artículo de fe católica, del cual estamos tan ciertos como de la existencia de Dios.

Luego, hay un infierno.

EN RESUMEN:

—el testimonio de todo el género humano y de sus más antiguas tradiciones;

—el testimonio de la naturaleza humana, de la recta razón, del corazón y de la conciencia,

—y, por encima de todo, el testimonio de la enseñanza infalible del mismo Dios y de su Iglesia, se unen para atestiguarnos con absoluta certeza que existe

—un infierno,

—un infierno de fuego y de tinieblas,

—un infierno eterno para castigo de los impíos y de los pecadores impenitentes.


Pregunto aquí, querido lector, .puede establecerse una verdad de un modo más terminante

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