2 DE JUNIO
SANTOS MARCELINO, PEDRO Y ERASMO,
MARTIRES
(Siglo IV)
De la Feria
Comemoración Stos Marcelino y
Pedro, Mátires y San Erasmo, Obispo y Mártir.
4º Clase
De la Feria
Comemoración Stos Marcelino y
Pedro, Mátires y San
Erasmo, Obispo y Mártir.
4º Clase
GLORIA DE ESTE
DÍA. — La gloria del martirio ilumina este día con profusión
raras veces vista en el Ciclo Litúrgico; podemos ya presagiar en el mes que
comienza, la más importante de todas: la gloriosa confesión que Pedro y Pablo
sellaron con su sangre. Italia, Francia y España contribuyen a formar para el
cielo -una legión de héroes. Dentro de poco admiraremos a los mártires de Lyon
y a las falanges de mártires de la Iglesia española; mas hay que rendir los
primeros honores a la Iglesia Madre. Saludamos en primer lugar a Marcelino, que
con su sacerdocio formó numerosos reclutas a quienes el Espíritu Santo hizo
dignos partícipes de su triunfo; honremos al exorcista Pedro, que condujo a la
fuente sagrada a tantos paganos conquistados para Cristo al ver la debilidad de
los demonios.
LOS SANTOS
MARCELINO Y PEDRO. — S. Marcelino y S. Pedro fueron
decapitados por la fe, en la persecución de Diocleciano, el año 304, en el lugar
llamado silva nigra, en la vía Cornelia, cerca de Roma. El Papa
S. Dámaso escuchó el relato de su martirio del mismo verdugo que les había dado
muerte, y adornó su tumba con bella inscripción. Sus nombres están puestos en
el Canon de la Misa, y en Roma se les dedicó una basílica.
SAN ERASMO. — A
la memoria de los santos Marcelino y Pedro, va unida, en este día la de un
santo Obispo martirizado en Formies, (Campania), a principios del siglo iv. Si
los hechos que nos quedan de su vida, no están libres de todo reproche a los
ojos de la crítica, los favores obtenidos por intercesión de Erasmo o San
Telmo, divulgaron su nombre por toda la cristiandad, como lo atestiguan las
numerosas formas que adopta este nombre en la Edad Media, en las diversas comarcas
de Occidente. Es uno del grupo de los santos auxiliadores o protectores,
cuyo culto se extendió sobre todo por Alemania e Italia. Los marinos lo han
tomado por patrono, y a causa de uno de los tormentos que tuvo que sufrir, se le
invoca contra los dolores de vientre.
PLEGARIA. — Oh
santos mártires, vosotros tres confesasteis a Jesucristo en la más espantosa tempestad
que le fué permitido al demonio suscitar contra la Iglesia. Sed compasivos ante
los males que atormentan al género humano en este valle de lágrimas y de
pruebas. Su gran miseria moral le ha hecho olvidarse, en la necesidad, hasta de
sus poderosos protectores. Haced que se reavive en él vuestro recuerdo con
nuevas gracias.
. . .A SAN ERASMO. —
Tú en otro tiempo protegido por el cielo, protege ahora, oh Erasmo, a aquellos que
luchan sobre las olas contra la furia de la tempestad desencadenada. Con
valentía de espíritu entregaste a los verdugos hasta tus mismas entrañas;
protege a quienes te invocan en los padecimientos que recuerdan, en cierto modo,
los tormentos que por Cristo soportaste.
. . .A LOS SANTOS
MARCELINO Y PEDRO. — ¡Oh Pedro y Marcelino, unidos en los
trabajos y en la gloria! dirigid vuestros ojos hacia nosotros: una sola de
vuestras miradas hace temblar al infierno, y alejará de nosotros sus falanges
tenebrosas. ¡Cuánta necesidad tiene de vuestra ayuda la sociedad civil y el
mundo visible! El enemigo, a cuya reclusión en los abismos tan poderosamente
habéis contribuido, vuelve a constituirse señor. ¿Estamos acaso en el tiempo en
que, volviendo a encender la guerra a los santos, le será permitido cantar
victoria? Ya, ni disimula ahora, apenas se encubre. No sólo dirige al mundo,
valiéndose de mil medios que las sociedades secretas han puesto en sus manos de
un modo ostensible, sino que se ha visto que quiere introducirse en toda clase
de reuniones, en el seno de las familias como huésped de la casa, y como
compañero de sus diversiones y de sus negocios, incitando siempre al mayor goce
y a la disolución moral. El Anticristo, que aparecerá al final de los tiempos,
poderoso por un poder usurpado y falso prestigio; ¿no se prepara ya precursores
en las logias políticas de las sociedades secretas, en los conventículos de la
teosofía o del espiritismo, donde aparecen en forma nueva algunos misterios
antiguos del paganismo? Soldados valientes de la Iglesia, hacednos dignos de
vuestros padres. Si el ejército cristiano disminuye en número, acreciéntese en él
la fe; no desfallezcan sus fuerzas ni se dispersen; hállesele siempre haciendo
frente al enemigo en la hora suprema en que Jesús exterminará de un soplo al
hombre de pecado y arrojará para siempre las hordas de Satanás en los pozos profundos
del abismo.
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