¡MUCHAS
GRACIAS!
MONS.
MARCEL LEFEBVRE.
Cuando Jesucristo nuestro redentor caminaba con la cruz a cuestas rumbo
al Calvario se encontró con unas mujeres que lloraban el lamentable estado de
nuestro salvador. El, en un acto inmenso de compasión salido de su corazón
amantísimo, les dijo: “Hijas de Jerusalén no lloréis por mí, sino por vosotras
mismas. Porque si esto hacen en el leño verde, que no harán en el seco”. El
gran profeta David cuando le anunciaron la muerte de su enemigo el rey Saúl y
de su gran amigo Jonatán rasgo sus vestiduras e hizo luto por ellos. Pero no se
alegro ni hizo fiesta por la muerte de ellos, digno ejemplo de emulación, más
en estos tiempos de la gran crisis de la Iglesia Católica. Hace años (1991) el día
de la anunciación de la virgen entregaba su alma al creador Mons. Marcel
Lefebvre, cuya obra no debe ser olvidada pues fue el fundador de la Fraternidad
Sacerdotal San Pio X en medio de las grandes batallas que tuvo que librar
contra de autoridades eclesiásticas romanas y muy hostiles a su Obra. La razón
de estos feroces ataques nacía de su corazón fiel discípulo de Jesucristo, filial
hijo de la Madre del Redentor y fiel hijo de la Iglesia Católica de siempre.
La Fraternidad San Pio X creció mucho bajo la mirada paternal de este
gran Arzobispo y paladín de la Iglesia, defensor acérrimo de de los dogmas de
la fe, de la doctrina de Jesucristo, del Sacrificio de la Misa y del sacerdocio
Católico, en estos cuatro pilares comenzaron a edificarse los seminarios con
los que cuenta, actualmente dicha Congregación. Esto no hubiese sido posible
sin la ayuda generosa de muchos católicos en el mundo que vieron en él al
hombre que la providencia suele sucintar en momentos tan calamitosos para su
Iglesia. La adhesión a su obra se dio por todos lados del mundo católico y la
generosidad de todas estas almas de buena voluntad quienes le dieron el
crecimiento enorme a la Congregación, lo que enfureció aun mas a sus enemigos
los modernistas acérrimos enemigos de la Iglesia Católica a la que el entrego
su juventud, su edad adulta y su vejes hasta su muerte, muerte por cierto
ejemplar y valiente pues murió en el “exilio” como dicen ahora. Su presencia
para mi valió mi conversión porque si bien era católico como tantos en el
mundo, no practicaba para nada dicho catolicismo en la que ahora conozco como
“Iglesia Nueva”, entre a uno de sus seminarios, comí con él, converse con él, y
recibí todas las ordenes sagradas de sus manos Arzobispales y, por último, como
un presagio de su pronta muerte tuve una larga conversación con él. Sería un
mal agradecido primero a la providencia divina por haber puesto en mi camino a
un hombre tan integro, tan convencido de lo que estaba haciendo, tan amante de
Jesucristo y celoso cuidador de su doctrina, en fin, como solíamos decir “un
hombre de Dios” y quizá un santo, solo la Iglesia en un futuro próximo sabrá juzgar
con justicia si lo es o no y en segundo lugar a él.
Su muerte para más de un sacerdote significo una gran desgracia, pero
debíamos aceptar la voluntad divina en medio de nuestro dolor. Fue como si
hubiésemos perdido un padre y diría algo más que eso porque para una persona
como el no existe palabras que exprese totalmenten su trabajo y acción. Quizá
muchos podrían decir: “Pero cometió muchos errores, no hizo lo que tenía que
hacer, dirán otros, y, finalmente otros se alegraron de su muerte y lo más
lamentable que esos se encontraban entre nosotros. Diré a los primeros, los grandes
santos siempre fueron perfectos? ¿Por ejemplo Un san Agustín? Por no decir más
nombres pues el santoral está lleno de ellos, en cuanto a los segundos, han
hecho ustedes más que él? Cumplen por ahora, cuando menos con sus deberes de
estado como Dios manda? El no era Dios y con todo hizo mucho más de lo que se
le podía pedir a un mortal en todo caso no importa esta opinión de los que
pronto nos convertiremos en polvo sino lo la de Dios que se refleja en las
obras hechas para su gloria y alabanza. En cuanto a los que se alegraron de su
muerte solo puedo decirles como si fuera el mismo Monseñor quien les dijera “Yo
muero, pero Dios no muere” ¡Viva Cristo Rey!
Lo más lamentable de todo esto es que con su muerte también murió su
GRAN OBRA en su ataúd se encontraban no uno sino dos cuerpos y eso en cierta
manera lo percibíamos muchos pues no
salió otro Judas Macabeos del gran Patriarca Matatías que no solo se revistiera
de espíritu de su OBRA COLOSAL sino que la bandera hasta ahora no ha sido
enarbolada como debió haberlo hecho cuando menos uno de los obispos de su
entera confianza, sino que estos sucesores volvieron su mirada a Egipto y ambicionaron
sus cebollas y comenzaron ese retorno asía ese lugar sin reparar que no
cumplieron con la promesa de José de ser sepultado en la tierra prometida, el
cielo. Tampoco surgió un Josué capaz de conducir al pueblo católico a la tierra
prometida, como se lo mostro el Señor por boca del gran Moisés y creo que
debemos esperar solo un milagro para ver ondear de nuevo en lo más alto del
mundo la señal inequívoca de la CRUZ antaño ganadora de grandes batallas porque
de sus sucesores en el episcopado NO SE VE A NADIE QUE CON EL CORDERO PISE EL
LAGAR como Monseñor lo hizo. Los enemigos de la Iglesia Católica con toda seguridad están de manteles
largos, pues son los sepultureros encargados de echar la tierra a lo que
quedaba LA OBRA DE MONSEÑOR y estoy seguro que pondrán una losa muy pesada para
que no resucite dicha obra, como en el pasado lo hicieron sus maestros en el
arte con Nuestro divino Salvador.
Asistimos pues a otro sepelio y es también triste, lamentable y
deplorable pues quienes también gozaron de su compañía, sus coloquios y su
CONFIANZA sean ahora los que cargan este ataúd traicionando con su acción
cobarde, a los sacerdotes y seglares que querían continuar en el combate
poniéndolos entre la espada y la pared entre elegir regresar a Egipto (Roma
modernista) o continuar con Josué asía la tierra prometida (el cielo). Dilema
al que nunca los hubiera puesto el fundador de la Congracian por más que ellos
afirmen y reafirmen todo lo contrario es que, se han olvidado de quienes le
conocimos también y no estamos de acuerdo con ellos en afirmar lo contrario de
los verdaderos deseos del justo que dice: “Ame la verdad y aborrecí la
iniquidad”? y por eso murió en el “EXILIO”.
Un buen día dije a uno de los cuatro obispos, disculpen mi error
ortográfico está hecho a propósito, “Prefiero morir en el “Exilio” antes que regresar
a Egipto (Roma Modernista)” y solo se quedo callado y así sigue hasta ahora.
Que puede hacer sino acompañar el cotejo fúnebre que va a sepultar la obra de
Monseñor Lefebvre, espero en Dios no sea uno de los primeros en echar la
primera o tercera palada que de la cuarta no sé si lo hará pues como él dice:
“Yo no lo sé, solo Dios lo sabe”. Estimados cofrades que en el “EXILIO ESTAMOS” no es del momento de
alegrarse de la desgracia ajena ni tampoco hacer leña del árbol caído,
recordemos más que nunca las palabras de nuestro querido Apóstol San Pablo: “El
que está parado, mire no caiga” y más bien recemos por la salvación de unos y
por la dura decisión que darán otros entre salir del “EXILIO” o continuar en
el. En cuanto a nosotros Dios Nuestro Señor nos alcance mayores gracias para
perseverar en su santo servicio y, porque no, rogar a nuestra Madre del cielo
para que interceda por nosotros pues Ella antes ya paso, pasa y pasara hasta el
fin del mundo por estas situaciones tan complicadas e inexplicables para
nosotros. En cuanto ruego a ustedes recen por mí para mantenerme fiel a mis
juramentos de defender la verdad y combatir con todas mis fuerzas el error,
vuestro en Cristo Jesús.
R. P. Arturo Vargas Meza
P. D._ dejo a vuestra disposición un video con no digo las últimas
palabras de Monseñor Lefebvre, pero si muy significativas dichas antes de su
muerte, y, por otro lado un video de cuando el superior general en turno ab
aeterno recibió del Cardenal Levada las ordenes de sus nuevos “superiores”
Palabras de Mons. Lefebvre
Vaticano ofrece una Prelatura Personal
a la FSSPX si vuelven a la Iglesia
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