UN ESTUDIO DOCTRINAL SOBRE EL MILAGRO.
( Según Santo Tomás de Aquino)
Arturo Vargas Meza - Pbro.
Muchos “milagros” están sucediendo en todo el mundo que engañan al
hombre, perturban e indignan a otros, pero si preguntamos a estos mismos, ¿Qué
es un milagro usando para ello la doctrina católica? No sabrán definirlo mucho
menos explicarlo, eso si dirán o darán definiciones que más o menos se acercan a
la doctrina católica, pero son opiniones personales. ¿Cuál es la razón profunda
de tanto desvarío? LA IGNORANCIA RELIGIOSA! tan común en nuestros círculos católicos
a pesar de las advertencias de nuestro divino maestro cuando nos advierte: “Estad en guardia que nadie os induzca a
error. Muchos vendrán bajo mi nombre y dirán. “Yo soy el Cristo “y a muchos
engañaran… Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas, que harán señales
y prodigios para descarriar aun a los elegidos, si fuera posible” (San
Marc, cap. 13) Una vez hecha esta pequeña introducción pasemos a explayar la
doctrina católica sobre los milagros.
Examinando la acción de Dios en lo puramente natural, vemos ahora la
correspondiente al orden preternatural,
se entiende como preternatural todo aquello que esta fuera del orden natural y
normal, pero sin llegar a sobre pasar el orden natural absoluto. O de otra
manera todavía más clara: es aquel que excede
y trasciende las fuerzas de una naturaleza creada, pero no las fuerzas de
toda la naturaleza creada o creable, como las excede lo estrictamente
sobrenatural. El entender por simple intuición y sin discurso alguno—que es
completamente natural en el ángel, porque su naturaleza es puramente
intelectual—seria preternatural en el hombre, cuya naturaleza es racional. El hecho preternatural más típico—al menos con relación a nosotros los
hombres—es el milagro. Como veremos más
abajo, hay algunas de especies de milagros que rebasan totalmente las fuerzas
de la naturaleza creada o creable y, en este sentido, solamente Dios los puede
realizar. Pero otros rebasan tan solo una esfera del orden sobrenatural (la de
la naturaleza humana), pero no todas las esferas (la de la naturaleza angélica).
Esta segunda categorías la que constituye más propiamente el orden
preternatural.
Cuatro puntos fundamentales que vamos a analizar en torno al milagro: noción
general, división, posibilidad y causas.
El milagro en
general
(Definición)
La palabra milagro viene del latín miraculum,
que significa un hecho admirable, inesperado, extraordinario, que nos llena de
estupor y admiración (véase el caso del lisiado que es sanado por San Pedro en
los Hechos de los Apóstoles), santo Tomas dice al respecto:
“El nombre de milagro se toma de la admiración, la
cual surge ante la presencia de efectos cuya causa se desconoce por ejemplo, al
ver un eclipse de sol ignorando su causa. Puede, sin embargo, ser conocida para
unos y desconocida para otros la cusa de un fenómeno; en cuyo caso cabe la
admiración para unos, sin haberla para otros. Así, por ejemplo, se admira el
rustico ante el eclipse de sol, y, en cambio, no se admira el astrónomo. Mas
milagro viene a equivaler “llenos de admiración”, es decir, lo que tiene una
cusa oculta en absoluto y para todos. Esta causa es Dios. Por consiguiente, se
llama milagro a aquellas cosas que son hechas por Dios fuera del orden de las
cusas conocidas por nosotros. (Cf, 1 105, 7) Y
¿Qué hay de las virtudes, signos, prodigios y portentos que salen en las
Sagradas Escrituras? El angélico doctor contesta de esta manera: “Dos cosas se pueden considerar en los
milagros. Una, la obra que se realiza, que es algo que excede ciertamente las
fuerzas naturales, y según esto se llaman virtud (del latín virtus, fuerza,
poder) Otra, es el motivo por los que los milagros se realizan, que es la
manifestación de algo sobrenatural, y en este sentido se llaman señales; y,
finalmente, por la grandeza de las obras se denomina portentos y también
prodigios. “(Cf. II-II 178,1 ad 3). Pasemos a la definición real: “Milagro es, propiamente, un hecho realizado
fuera del orden de la naturaleza. Pero no basta para esto que se haga fuera del
orden de una naturaleza en particular; porque entonces, al lanzar una piedra
hacia arriba, se haría un milagro, puesto que esta fuera del orden de la
naturaleza de la piedra, que tiende siempre hacia abajo, se entiende por
milagro aquello que se efectúa fuera de toda naturaleza creada. Manifiestamente,
esto no puede hacerlo más que Dios, porque cualquier cosa que haga el ángel o
cualquier otra criatura con su propia virtud, cae dentro de la naturaleza
creada, y, por lo tanto, no es milagro. Es, pues, evidente, que solo Dios
puede hacer milagros” (Cf, I 110, 4). (Santo Tomas hace esta reserva muy oportunamente, pues, como es sabido,
Dios puede usar como instrumento para hacer los milagros a cualquiera de sus
criaturas; Ángeles (no demonios), hombres o incluso animales como el caso de la
burra de Balam. Pero, en estos casos, la criatura no obra por su propia virtud,
sino por la virtud de Dios, quien la utiliza como simple instrumento para
realizar el milagro) (Cf. 105, 7 ad 2.) En consecuencia y a manera de
conclusión, el milagro tiene como cusa eficiente únicamente al mismo Dios y a nadie más.
Propiedades del milagro (División del milagro)
San Agustín señala muy bien las propiedades principales del milagro, “Se trata de un hecho excepcional, arduo,
que excede las fuerzas de la naturaleza y es contrario a lo que ella esperaba.
(Cf San Agustín, De útil, cred-c 16: ML 42-90) Nada mejor para nuestro estudio
que recurrir al angélico doctor explicando lo de San Agustín: “Nada puede llamarse milagro por comparación
al poder divino, porque cualquier hecho, comparado con el poder de Dios, es
insignificante, según aquello de Isaías: “son las naciones como gota de agua en
el caldero, como un grano de polvo en la balanza” (Is 40, 15). Sino que, al
llamar milagro a una cosa, se entiende por comparación al poder de la
naturaleza, al cual excede. Y así, cuanto más exceda este poder, tanto mayor es
el milagro. Ahora bien: de tres modos puede exceder un hecho el poder de la
naturaleza:
a) En cuanto a substancia de lo hecho; por ejemplo, que
dos cuerpos coexistan simultáneamente en un mismo lugar, o que el sol
retroceda, o que el cuerpo humano sea glorificado, lo cual de ningún modo puede
hacerse por la naturaleza. Y estos son los mayores entre todos los milagros.
b) Excediendo el poder de la naturaleza; no por lo que
ha sido hecho, sino por el sujeto en que se hace; por ejemplo, la resurrección
de un muerto, el recobrar la vista un ciego y otros hechos parecidos. Puede, en
efecto, la naturaleza producir la vida, pero no en un cuerpo muerto; puede dar
la vista, pero no en un ciego. Y estos hechos ocupan el segundo lugar entre los
milagros.
c) Por último, puede rebasar el poder de la naturaleza,
en cuanto al modo y orden de obrar, por ejemplo, al curarse repentinamente de
la fiebre por virtud divina, sin el uso del proceso de la medicina o remedios
naturales usados en tales casos; o al deshacerse súbitamente en lluvia la atmosfera
por virtud divina sin causas naturales, como sucedió por las oraciones de
Samuel (1 Rey 18,45). Y estos ocupan el ínfimo lugar dentro de los milagros. Hay, además, dentro de cada uno de estos tres géneros,
diversos grados, según que cada caso exceda el poder de la naturaleza” (Cf. 1
105, 8)
CONTINUA...
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