La intención de este blog ha sido siempre, a pesar de nuestras miserias, el inculcar o enseñar, la SANA DOCTRINA Y LA UNICA VERDAD, ya sea en artículos de los santos doctores de la Iglesia como Santo Tomas de Aquino, san Buenaventura y san Bernardo entre otros, sin olvidar a los santos Padres de la Iglesia. Pero hemos omitido involuntariamente hablar sobre las Sagradas Escrituras donde se encuentra toso el deposito de nuestra FE. Un buen católico debe conoce, ante todo y sobre todo su fe, ¿pero ¿cómo la conoce si no bebe de esta fuente de aguas límpidas de las Sagradas Escrituras? ¿Como podrá nutrir su vida espiritual sino acude a ellas? Y, como defenderá su FE, a Jesucristo, a la Santísima Virgen María y, ¿finalmente a la Santa Madre Iglesia si ignora las Sagradas Escrituras? ¿Puede decirse o pregonarse con certeza que ese buen o buena cristiana es un verdadero católico? El ente católico verdadero no se alcanza solo con el bautismo sino, ante todo y, sobre todo, con la aplicación y conocimiento cierto y verdadero de la verdadera doctrina católica tan escaza en nuestros tiempos que son, en realidad, tan apocalípticos como nunca por la gran CONFUSION que impera en la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo. ¿Conocemos lo que opinaban los sumos Pontífices sobre las Sagradas Escrituras? He aquí una pequeña reseña de sus importantes aportaciones sobre este tema:
Los Sumos Pontífices, desde León XIIÍ, no se
han cansado de recomendar al pueblo cristiano la lectura de la Biblia.
San Pío X dice al respecto: "Queriendo
renovarlo todo en Jesucristo, nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros
hijos a tener la Sagrada Escritura para la lección cotidiana. Por ella se puede
conocer mejor el modo de renovar todas las cosas en Jesucristo.” Benedicto XV
alaba de modo especial a los que se dedican al apostolado bíblico y dice que
"este apostolado ha sido por cierto singularmente fecundo para la Iglesia
de Dios, puesto que así un gran número de almas se acercan desde entonces a
esta mesa de doctrina celestial que Nuestro Señor, ha hecho poner para el
universo cristiano, por medio de sus profetas, apóstoles y doctores”. La
encíclica Divino Aflante Spiritu de Pío XII, es el coronamiento de los
esfuerzos pontificios que tienden a hacer de la Biblia la lectura cotidiana de
los fieles. "Favorezcan, dice el Papa a los Prelados, y presten su auxilio
a todas aquellas pías asociaciones que tengan por fin editar y difundir entre
los fieles, ejemplares impresos de las; Sagradas Escrituras, principalmente-de
los Evangelios, y procurar con todo empeño que en las familias cristianas se
tenga ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas.” '
Por todo esto se ve que los Sumos Pontífices
desean que la Biblia llegue al pueblo, y no solamente a los sacerdotes y laicos
quitos. Síguese de esto la inmensa responsabilidad de los comentaristas, sobre
quienes pesa la divina misión de explicar al pueblo la palabra que tiene., el
poder de salvar las almas (Sánt., 1, 21; cf. Rom., 1, 16). No negamos la
necesidad de la crítica textual, ni tampoco el valor de las notas filológicas,
históricas, geográficas, arqueológicas, y gracias a Dios tenemos ese aparato
científico en muchas ediciones; más no olvidemos que en las publicaciones
bíblicas que se dirigen al pueblo, no debe faltar el método patrístico, que,
ante todo, busca en la Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas
prácticas para llevar una vida de más en más cristiana.
Dicho lo anterior dejen a un lado la pereza
diabólica y anticristiana y pidan la luz del Espíritu Santo para leer mis
artículos que daré inicio desde ahora donde hare un resumen general y corto
sobre cada libro de las Sagradas Escrituras. Dios os bendiga y ayude para esta
gran labor que se inicia con fines de alcanzar la vida eterna. (el redactor)
EL PENTATEUCO
El Pentateuco, o, según lo llaman los judíos,
el Libro de la Ley (Torah), encabeza los 73 libros de la Biblia, y constituye
la magnífica puerta de la Revelación divina. Los nombres de los cinco libros
del Pentateuco son: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, Números y el
Deuteronomio y su fin general es: exponer cómo Dios escogió para sí al pueblo
de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo; de modo que en realidad es
Jesucristo quien aparece a través de los misteriosos destinos del pueblo
escogido.
Génesis significa ''generación” u origen. El
nombre nos indica que este primer libro de la Revelación contiene los misterios
de la prehistoria y los comienzos del Reino de Dios sobre la tierra. Describe,
en particular, la Creación del universo y del hombre, la caída de los primeros
padres, la corrupción general, la historia de Noé y el diluvio. Luego el autor
sagrado narra la confusión de las lenguas en la torre de Babel, la separación de
Abrahán de su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes:
Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición de Jacob, su muerte y la de
su hijo José. En esta sucesión de acontecimientos históricos van intercaladas
las grandes promesas mesiánicas con que Dios despertaba la esperanza de los
patriarcas, depositarios de la Revelación primitiva.
Éxodo, es decir ''salida”, se llama el segundo
libro, porque en él se narra la historia de la liberación del pueblo israelita
y su salida de Egipto: Entre el Génesis y el Éxodo median varios siglos, es
decir, el tiempo durante el cual los hijos de Jacob estuvieron en el país de
los Faraones. El autor sagrado describe en este libro la opresión de los
israelitas; luego pasa a narrar la historia del nacimiento de Moisés, su
salvamento de las aguas del Nilo, su huida al desierto y la aparición de Dios
en la zarza. Refiere después, en la segunda parte, la liberación misma, las
entrevistas dé Moisés con el Faraón, el castigo de las diez plagas, el paso del
Mar Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en el Sinaí, la construcción del
Tabernáculo; la institución del sacerdocio de la Ley Antigua y otros preceptos
relacionados con el culto y el sacerdocio.
Levítico es el nombre del tercer libro del Pentateuco.
Derivase la palabra Levítico de Levi, padre de la tribu sacerdotal. Trata
primeramente de los sacrificios; luego relata las disposiciones acerca del Sumo
Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los objetos sagrados. Con el capítulo 11
empiezan los preceptos relativos a las purificaciones, a los cuales se agregan
instrucciones sobre el día de la Expiación, otras acerca de los sacrificios,
algunas prohibiciones, los impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos
pecados y las disposiciones sobre las fiestas. En el último capítulo habla el
autor sagrado de los votos y diezmos.
El cuarto libro se llama Números, porque en su
primer capítulo refiere el censo llevado a cabo después de concluida la
legislación sinaitica y antes de la salida del monté de Dios. A continuación,
se proclaman algunas leyes, especialmente acerca de los nazareos, y disposiciones
sobre la formación del campamento y el orden de las marchas. Casi todos los
acontecimientos referidos en los Números sucedieron en el último año del viaje,
mientras sé pasan por alto casi todos los sucesos de los treinta y ocho años
precedentes. Descuellan algunos por su carácter extraordinario; por ejemplo,
los vaticinios de Balaam. Al final se añade el catálogo de las estaciones
durante la marcha a través del desierto, y se dan a conocer varios preceptos
sobre la ocupación de la tierra de promisión;
El Deuteronomio es, como expresa su nombre,
"la segunda Ley”, una recapitulación, explicación y ampliación de la Ley
de Moisés. El gran profeta, antes de reunirse con sus padres, desarrolla en la
campiña de Moáb en varios discursos la historia del pueblo escogido inculcándole
los divinos mandamientos. En el primero (1-4, 43), echa una mirada
retrospectiva sobre los acontecimientos en el desierto, agregando algunas
exhortaciones prácticas y las más magnificas enseñanzas. En el segundo discurso
(4, 44-11, 32) y en la parte legislativa (caps. 12- 26), el legislador del
pueblo de Dios repasa las leyes anteriores, haciendo las exhortaciones
necesarias para su cumplimiento, y añadiendo numerosos preceptos
complementarios. Los dos últimos discursos (cap. 27-30) tienen por objeto
renovar la Alianza con Dios, lo que, según las disposiciones de Moisés, ha de
realizarse luego de entrar el pueblo en el país de Canaán. Los capítulos 31-34
contienen el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés, el cántico profético
de éste, su bendición, y una breve noticia sobre su muerte. El Deuteronomio es,
según dice S. Jerónimo, la prefiguración de la Ley evangélica” (Carta a
Paulino).
El autor del Pentateuco es Moisés, profeta y
organizador del pueblo de Israel, que vivió en el siglo XV o XIII antes de
Jesucristo. No solamente la tradición judía sino también la cristiana ha
sostenido siempre el origen mosaico del Pentateuco. El mismo Jesús habla del
"Libro de Moisés” (Maro., 12, 26), de la "Ley de Moisés (Luc., 24,
44), atribuye a Moisés los preceptos del Pentateuco (cf. Mat., 8, 4; Marc., 1,
44; 1, 10; 10, 5; Luc., 5, 14; 20, 28; Juan, 7, 19), y dice en Juan, 5, 45:
"Vuestro acusador es Moisés, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Si
creyeseis a Moisés, me creeríais también a Mí, pues de mi escribió él.
Fundada en estos argumentos, la Pontificia
Comisión Bíblica el 27 de junio, de 1906 ha determinado, con toda su autoridad,
la integridad y genuinidad de los Libros de Moisés; admitiendo, sin embargo, la
posibilidad de que Moisés se haya servido de, fuentes existentes, y la otra, de
que el Pentateuco en el decurso de los Siglos haya experimentado ciertas variaciones
como, por ejemplo: adiciones accidentales después de la muerte de Moisés, ora
hechas por un autor inspirado, ora introducidas en el texto a modo de glosas y
comentarios, sustitución de palabras y formas arcaicas; variantes debidas a los
copistas, etc.
La misma Pontificia Comisión Bíblica ha inculcado,
el 30 de. junio de 1909, el carácter histórico de los primeros, tres capítulos
del Génesis, estableciendo que los sistemas inventados para excluir de éstos el
sentido literal, no descansan, en fundamentos sólidos.
Todos los ataques de la crítica moderna contra,
la. autenticidad y el carácter histórico de los libros de Moisés han fracasado,
especialmente los intentos de atribuir el Pentateuco a tres o cuatro autores
distintos (Elohista, Jqhvista, Código sacerdotal, Deuteronomio) y las teorías
de la escuela evolucionista de Wellhausen, que en el Pentateuco no ve más que
un reflejo, de ideas y mitologías babilónicas; egipcias, etc. Una comparación
exacta de los relatos bíblicas con los extrabíblicos, demuestra, muy al
contrario, la superioridad absoluta de aquéllos sobre éstos que, en general, no
son sino pobres y desfigurados restos de la Revelación primitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario