A medida que EE.UU. va intensificando
su campaña punitiva contra los demás países, provoca un malestar generalizado
entre sus aliados que le encamina a un debilitamiento de la hegemonía de dólar.
Con un
Donald Trump en el poder desde enero de 2017, EE.UU. ha venido violando muchos
de sus principios geoestratégicos, trazados en el pasado por sus antecesores en
la Casa Blanca, al retirarse de los acuerdos internacionales suscritos en su
día y provocando, de este modo, ira y resentimiento entre sus aliados
históricos, los europeos, a quienes les resulta difícil de ignorar sus voces de
oposición a tales políticas unilaterales emprendidas por las actuales
autoridades estadounidenses. Así comienza un artículo periodístico publicado en
el rotativo The Washington Post.
La
columna escrita por Fareed Zakaria, periodista indo-estadounidense y
especializado en relaciones internacionales, sostiene que Trump, al abusar del uso ilegal y unilateral
que hace de la imposición de sus medidas coercitivas para avanzar en su agenda
política a nivel mundial estaría propiciando el terreno para que su enfoque
particular cause un daño irreparable en la posición de la superpotencia que es
EE.UU.
A día de
hoy, escribe, la Administración norteamericana ha impuesto más de 8000 tipos de
sanciones contra individuos, empresas y países del mundo. Si bien EE.UU. ha
venido utilizando este tipo de medidas restrictivas en las últimas décadas, ha
aumentado drásticamente esta práctica en años recientes, especialmente durante
el mandato de Donald Trump.
De
hecho, agrega, el líder republicano ha impuesto más del doble de sanciones a
otros países que sus predecesores en el cargo. Como un ejemplo aclarador se
puede mencionar que, en tan solo un día, concretamente el 8 de mayo de
2018, Trump
reimpuso más de 700 severos y diversos tipos de medidas punitivas contra la
República Islámica de Irán después de que retirara a EE.UU. del
acuerdo nuclear suscrito en 2015 entre Teherán y el Grupo 5+1 —integrado
entonces por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania—.
Las
sanciones de EE.UU. contra otros países que no comparten su visión de la
dominación mundial de Washington, como es el caso de Irán y
Venezuela, están tan extendidas en su género que la alta comisionada de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió en mayo
que las medidas restrictivas podrían poner en peligro sus sistemas de salud,
provocando la muerte de millones de personas inocentes en pleno apogeo de la
pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, apunta el texto.
·
Bachelet
pide suspensión de sanciones de EEUU contra Irán
Sin
embargo, anota el periodista que hace falta resaltar que la maquinaria punitiva
del Departamento del Tesoro de EE.UU. no solo tiene en su punto de mira a
aquellos países que rechazan de manera tajante las políticas imperiales de
EE.UU., sino que incluso ha llegado a amenazar a socios estadounidenses, como
Irak y Turquía, en la región de Asia Occidental, con que, si no accedían a
hacer lo que les ordenaban desde la Casa Blanca, se arriesgaban a ser objeto de
sus sanciones, con el agravante de que sus economías sufrirían, sin ningún
lugar a dudas, unas pérdidas estratosféricas difíciles de revertir.
A
principios de agosto, tres senadores correligionarios del líder republicano, a
saber, Ted Cruz, Tom Cotton y Ron Johnson, enviaron una carta al Senado
estadounidense pidiendo la aprobación de una normativa por parte de los
legislativos de la Cámara Alta del Capitolio que contemplara una serie de
severas sanciones contra los operadores del puerto de Mukran, situado en el
norte de Alemania, involucrados en la construcción del gasoducto Nord Stream 2
con Rusia.
Dicha
propuesta punitiva e intimidatoria, que sigue siendo una medida totalmente
ilegal y extraterritorial a instancias de los políticos neoconservadores de
Washington contra el proyecto de Nord Stream 2, que está destinado a llevar gas
natural del territorio ruso al corazón de Europa, ha sido objeto de unas durísimas declaraciones condenatorias por parte de
los actores internacionales, quienes han tachado estas prácticas de
coaccionarías y neoimperiales, muy recurrentes entre las autoridades
estadounidenses.
·
Amenaza
de sanciones de EEUU por gasoducto ruso irrita a Alemania
Con todo
lo anteriormente expuesto, al columnista le surge la duda de por qué EE.UU.
prefiere recurrir al uso de las sanciones como una herramienta de su política
exterior en lugar de considerar otras opciones.
Si bien
es cierto que las sanciones son una forma aparentemente gratuita de obligar a
los demás países a cambiar de rumbo para arrimarse a las posiciones
estadounidenses, responde Zakaria, las medidas punitivas no requieren de la
implicación de tropas estadounidenses en el exterior ni tampoco de la
apropiación de grandes sumas estratosféricas provenientes de apoyo financiero
por parte de otras naciones. En otras palabras, amplia diciendo que los
embargos permiten a Washington expresar su oposición sin tener que tomar
decisiones difíciles.
Sin
embargo, las sanciones tienen, en realidad, un coste que se puede atribuir a
las tarifas del gasto promedio que deben asumir los consumidores
estadounidenses por esta política, aunque este valor a pagar se distribuye en
gran medida entre los contribuyentes norteamericanos.
Aunque
las medidas restrictivas pueden causar contratiempos y situaciones difíciles a
quienes son blanco de tales acciones coercitivas, rara vez han sido eficaces para lograr el objetivo principal para el cual
han sido trazadas por la Casa Blanca en aras de imponer un cambio de régimen
político en algún país del mundo, expone Zakaria. Como ejemplo, suma que
los gobiernos de Cuba, Venezuela, Corea del Norte e Irán son algunos casos que,
a día de hoy, siguen en pie, impertérritos y con más ímpetu que nunca
resistiendo a las innumerables sanciones de EE.UU., que datan, como mínimo, de
hace más de cuatro décadas.
En su
intento por imponer su hegemonía imperial en el mundo, EE.UU. ha recurrido
cada vez más a la imposición de sanciones, aprovechándose de la
coyuntura que le brinda el poderío de su sistema financiero. Dicha
situación ha sido posible a medida que iba creciendo la economía mundial, ya
que aumentaba al mismo tiempo la necesidad de las naciones de obtener y hacer
acopio de una moneda dominante, y el dólar estadounidense cumplía ese papel.
Como
resultado de esta situación, expone el articulista del medio estadounidense,
cuando Washington impone sanciones secundarias contra cualquier persona o
entidad que tiene vínculos comerciales con el país objeto de sus medidas
punitivas, puede bloquear y paralizar gradualmente el acceso de esta nación al
mercado global.
Es por
ello que, cuando EE.UU. se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear y volvió
a imponer todas sus sanciones contra la República Islámica y, al mismo tiempo,
amenazó a todo aquel que quisiera seguir manteniendo relaciones comerciales con
Teherán con imponerle sanciones extraterritoriales, hizo que Irán fuera
apartado en gran medida de los mercados internacionales.
Dicha
herramienta de naturaleza punitiva se trata de un poder extraordinario del cual
Washington no debería abusar, apostilla el periodista que, además, acota
remarcando que el equilibrio del poder y la influencia estadounidense
incluso han causado un gran malestar entre sus aliados europeos, quienes vienen
cuestionando su liderazgo global.
Cuanto más abusa Washington de su poder
sancionatorio, más voces urgen a la necesidad de hallar una alternativa a la
hegemonía del dólar estadounidense, resalta
en su columna.
Ante tal
circunstancia, el articulista señala que China y Rusia han ido aunando
esfuerzos desde hace tiempo para deshacerse del dólar estadounidense en su
comercio bilateral, con el objetivo ulterior de avanzar hacia una alianza
financiera que les permita contrarrestar las sistemáticas sanciones que EE.UU.
les ha ido imponiendo a ambas.
·
Informe:
Rusia y China se unen para deshacerse del dólar de EEUU
La
desdolarización ha sido una prioridad para Rusia y China desde 2014, cuando
comenzaron a ampliar la cooperación económica tras el distanciamiento de Moscú
del Occidente por la anexión de Crimea al territorio ruso,
recoge el escritor indo-estadounidense en su columna de opinión.
El 16 de
marzo de 2014, la península de Crimea votó en un referéndum unirse a la Federación Rusa,
provocando tensiones continuadas en el tiempo entre el Occidente y Moscú, incluidas
sanciones al país euroasiático vinculadas con la crisis.
Por su
parte, los países europeos, encabezados por el Reino Unido, Francia y Alemania,
en aras de proteger sus vínculos comerciales con Irán ante las ilegales
sanciones extraterritoriales de Washington contra Teherán, crearon a
finales de junio de 2019 un sistema alternativo al SWIFT (acrónimo en inglés de
la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), llamado
mecanismo de financiamiento Instex (acrónimo en inglés de Instrumento
de Apoyo a Intercambios Comerciales).
·
Mogherini:
Más países europeos se unirán al Instex
El SWIFT
es un sistema que provee, a nivel global, servicios de mensajería de
transferencia de dinero que se realizan a través de las fronteras
internacionales. La sede de este sistema se encuentra en Bélgica, pero los que
de verdad mueven los hilos en esta entidad financiera son los directivos de los
bancos estadounidenses, quienes integran la junta directiva.
Teniendo
en cuenta que el SWIFT es un sistema interbancario internacional para la
transmisión de información y cumplimentación de pagos, que abarca a casi 11 000
grandes entidades en más de 200 países, se puede comprender el temor de sus
directivos a ser objeto de las sanciones de EE.UU. si autorizan cualquier tipo
de transacción financiera con los bancos iraníes.
Es por
ello que los países europeos apostaron, eso sí en teoría, por el mecanismo de
financiamiento Instex para seguir manteniendo sus relaciones comerciales con
Irán a expensas de EE.UU. No obstante, en la práctica se han mostrado reacios a
apoyar su propia iniciativa. A medida que Trump impone una nueva tanda de
sanciones a Teherán, recorre un mayor sentimiento de desaliento entre los
signatarios europeos del acuerdo nuclear.
La
fortaleza del dólar es una de las mayores ventajas con las que cuenta EE.UU.,
ya que en este momento en que Washington tiene que hacer frente al desafío de
la COVID-19, cuenta con la ventaja de compensar sus pérdidas económicas pagando
la deuda soberana contraída con sus acreedores en su propia moneda al recurrir
al uso de la reserva mundial del dólar estadounidense.
Al
término de su reflexión, Zakaria afirma que, si EE.UU. pierde esa ventaja,
algún día ello supondría un duro golpe a su posición mundial, y ante tal
perspectiva, manifiesta su total rechazo a que Washington haga un mal uso
de su preciado activo, que se esconde detrás de su poderío con la
maquinaria punitiva.
El
periodista indo-estadounidense expresa su deseo de que la Casa Blanca no
abuse de forma continuada de esta estrategia de corte impositivo como
lo ha venido haciendo hasta el momento, porque, en el caso contrario, sentencia
diciendo que la
hegemonía global de la nación de las barras y las estrellas se
encamina a su declive, tal y como se está produciendo en estos
momentos bajo el mandato de Trump.
Duro contra el Islam.
ResponderEliminarDuro contra los rojos.
Viva Donald Trump.
Source? Fuente? Citar. Gracias!
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