La
exageración sobre la peligrosidad del coronavirus en relación con otras
enfermedades así como la preparación de la respuesta de los principales
actores, 2 meses ante de la aparición de la epidemia, resultan especialmente
sorprendentes. Por el momento, parece apresurado tratar de sacar conclusiones.
Partiendo
del principio que no hay que subestimar el coronavirus y que se deben seguir
las 10 reglas de prevención divulgadas por el ministerio de Salud [italiano],
habría que adoptar además una 11ª regla fundamental: impedir también la
propagación del virus del miedo.
Sin
embargo, los medios de prensa, principalmente la televisión, comenzando por la
Rai [1], que está dedicando sus espacios informativos casi enteramente al
coronavirus, se dedican precisamente a propagar el miedo, un virus que penetra
así en todos los hogares, a través de los canales de televisión.
Pero
esas mismas televisoras que siembran la alarma sobre el coronavirus callan el
hecho que la gripe invernal, ha resultado mucho más letal que el coronavirus,
dejando en Italia, sólo durante la 6ª semana de este año 2020 –según el
Instituto Superior de Salud–, un promedio diario de 217 muertes, provocadas
por complicaciones pulmonares y cardiovasculares derivadas de esa simple
gripe. Tampoco dicen que –según la Organización Mundial de la Salud (OMS)– en
Italia mueren cada año más de 700 enfermos de SIDA, lo cual representa un
promedio de 2 fallecimientos diarios, de un total mundial de 770 000 muertos
por el SIDA.
Al
referirse a la campaña alarmista sobre el coronavirus, la directora de microbiología
clínica, virología y diagnóstico de biourgencias del laboratorio del hospital
Sacco, de Milán, Maria Rita Gismondo, declara:
«Es
una locura. Han convertido una infección a penas más seria que una gripe en una
pandemia letal. ¡Miren las cifras! No es una pandemia.»
Pero
la voz de esta científica no llega hasta el gran público, mientras que cada
día, desde la Rai –servicio supuestamente público– hasta los canales de
Mediaset y todos los demás, se les inculca a los italianos el miedo al «virus
mortal que, desde China, se extiende por el mundo».
El
hecho es que esa campaña va en el mismo sentido que lo que declaró el
secretario del Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, en una entrevista
transmitida por Fox Business:
«Pienso
que el coronavirus ayudará al regreso de los empleos de China a Estados Unidos.
En China hubo, primero el SARS, después la peste porcina y ahora el
coronavirus.»
Por
consiguiente, comenta el New York Times, «lo que China pierde podría ser una
ganancia para América» [léase “para Estados Unidos”]. Dicho de otra manera, el
coronavirus podría tener un impacto destructor sobre la economía china y, en
una reacción en cadena, sobre las economías del resto de Asia, de Europa y de
Rusia, ya afectadas por la caída de los flujos comerciales y turísticos, en
beneficio de Estados Unidos, económicamente indemne.
Global
Research, el centro de investigación sobre la globalización, dirigido por el
profesor Michel Chossudovsky, está publicando una serie de artículos de
expertos internacionales sobre el origen del coronavirus. Esos expertos
estiman que «no se puede excluir la posibilidad de que este virus haya sido
creado en un laboratorio», hipótesis que no puede ser simplemente clasificada
como «complotista» para desacreditarla. ¿Por qué? Porque Estados Unidos, Rusia,
China y las demás grandes potencias tienen laboratorios donde se realizan
investigaciones sobre virus que, al ser modificados, pueden ser utilizados
como agentes de guerra biológica, dirigiéndolos incluso contra ciertos
sectores de la población. Estamos hablando de una actividad rodeada del mayor
secreto, a menudo bajo la cobertura de investigación científica de tipo civil.
Pero
algunos hechos salen a la luz, como la existencia en Wuhan de un biolaboratorio
donde científicos chinos realizan, en colaboración con Francia,
investigaciones sobre virus letales, entre ellos algunos enviados por el
Laboratorio de Microbiología de Canadá. En julio de 2015, el instituto
gubernamental británico Pirbright patentó en Estados Unidos un «coronavirus
atenuado». En octubre de 2019, el Johns Hopkins Center for Health Security
realizó en Nueva York un simulacro de pandemia por coronavirus utilizando un
guión que, de convertirse en realidad, provocaría 65 millones de muertos [2].
Pero
lo que no se simula es la propagación del virus del miedo, que se extiende, con
efectos socioeconómicos devastadores.
¿Que gano
Cina con el coronavirus, su economía se vio afectada?
He aquí
la realidad:
Se
habla de una estrategia de jaque mate al estilo chino, que paso con Cina en los
últimos días China rompió muchos records ganaron 20,000 millones de dólares en las primeras
noticias y compraron alrededor del 30% de las acciones de compañías que
pertenecen a occidente.
China
ha superado a los europeos y a los demócratas estadounidenses; un juego
maravilloso a los ojos del mundo entero. Debido a la situación de Whuan la
moneda china comenzó a disminuir y el banco central chino no tomo ninguna
medida para detener este colapso también corrieron rumores de que China no
tenía suficientes mascaras para combatir el coronavirus. Estos rumores y la
declaración del presidente chino de que está listo para proteger a los
residentes de Whuan bloqueando las fronteras han llevado una fuerte caída en el
precio de las acciones 44% en la tengnología china y en la industria química.
Los tiburones financieros comenzaron a vender todas las acciones chinas, pero
nadie las quería comprar y se devaluaron por completo, el presidente chino hizo
un gran movimiento en este momento y esperando una semana entera y sonriendo en
las conferencias de prensa como que si nada especial ocurriera y cuando el
precio cayo al límite permitido ordeno comprar todas las acciones de europeos y
estadounidenses. Luego los tiburones financieros se dieron cuenta de que habían
sido engañados y llevados a la banca rota, pero ya era demasiado tarde porque
todas las acciones habían pasado a manos de China que en ese momento había
ganado no 2,000.00 millones de dólares sino que, gracias al simulacro, vuelve a
convertirse en el accionista mayoritario de las empresas construidas por
europeos y estadounidenses. Ahora las acciones son de sus empresas y se han
convertido en propietarios de la industria pesada de la que dependen la Unión
Europea, América (E.UA.) y el mundo entero. A partir de ahora China fijara el
precio y los ingreso de sus compañías cuyo capital se queda en China y no
saldrán de sus fronteras sino que se mantienen en casa y mantienen las reservas
de oro chinas por lo tanto los tiburones financieros y estadounidenses y
europeos perdieron mucho millones de dólares en ganancias.
Manlio
Dinucci
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