martes, 6 de agosto de 2019

EL MISTERIO DEL TERCER SECRETO DE FATIMA, ¿SE HA DICHO O NO?

Los tres videntes de la Virgen de Fátima 
No habiendo sido divulgado aún el tercer Secreto de Fátima, se afirma a menudo que, evidentemente, no se puede decir nada acerca de su contenido. Sin embargo, esto no es más que una apariencia. Pues, aunque es verdad que en 1917, cuando fue revelado por la Virgen a los tres pastorcillos de Aljustrel, o en 1944, cuando fue redactado por Sor Lucía, o incluso en 1960, cuando el tercer Secreto debió ser divulgado por el Papa Juan XXIII este último Secreto permanecía absolutamente impenetrable, no lo es hoy.
Desde hace más de cuarenta años los datos ciertos que le conciernen se han multiplicado. Forman hoy un conjunto impresionante de informaciones seguras, a partir de las cuales el historiador puede relatar con precisión toda su historia y descubrir con una casi certeza su contenido esencial.
Tal ha sido mi doble preocupación al escribir mi tercer tomo de "TODA LA VERDAD SOBRE FATIMA", casi enteramente consagrado al misterio de este tercer Secreto. También es esta demostración que vaya intentar presentarles simplificándola mucho. Es difícil recurrir a una obra de 600 páginas, pero espero decir de ella lo suficiente para demostrarles cuán importante es este último Secreto de Nuestra Señora, cómo es el corazón mismo del mensaje de Fátima y por qué es urgente para la salvación de la Iglesia, que por fin sea divulgado según lo ha pedido la Santísima Virgen.

UNA HISTORIA DRAMATICA

Fue en julio-agosto de 1941, en su tercera memoria, que Sor Lucra menciona por primera vez la división del Secreto de Fátima en tres partes distintas: "EL SECRETO COMPRENDE TRES PARTES DISTINTAS, escribe, Y YO REVELARE DOS DE ELLAS".
La primera parte, el "PRIMER SECRETO", es la visión del infierno, tan terrible, y la proposición maravillosa del Corazón Inmaculado de María como soberano remedio ofrecido por Dios a la humanidad, para la salvación de las almas:
"Habéis visto el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si se hace lo que voy a deciros, muchas almas se salvarán... ".
La segunda parte, el "SEGUNDO SECRETO", es la gran profecía concerniente a la paz milagrosa que Dios quiere acordar al mundo por la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María y la práctica de la comunión reparadora de los primeros sábados de mes: "Si se escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá, y se tendrá la paz... “Es también el anuncio de terribles castigos si los hombres se obstinan en no obedecer a sus deseos.
En cuanto a la tercera parte, el "TERCER SECRETO", en 1941, Sor Lucía afirmaba "QUE NO LE ERA PERMITIDO REVELARLO DE MOMENTO".
La redacción y la transmisión del Secreto La historia dramática de la redacción de este último mensaje comienza en 1943. La hora de la Providencia había sonado entonces. Sor Lucía vivía en ese momento en el convento de las hermanas Doroteas de Tuy, en España.
En junio de 1943, cae de repente gravemente enferma. Su estado es tan alarmante que Monseñor da Silva, obispo de Leiria, se inquieta: teme que muera antes de haber revelado el tercer Secreto de Nuestra Señora y presiente que eso sería para la Iglesia la' pérdida de una gracia inestimable.
El canónigo Galamba, quien es- amigo V consejero del obispo, le sugiere entonces una idea extremadamente juiciosa: que pida al menos a Sor Lucía escribir el texto del tercer Secreto, que lo coloque en un sobre sellado con cera, y que sería abierto más tarde.
El 15 de septiembre de 1943, Monseñor da Silva se dirige a Tuy y pide a Sor Lucía redactar el Secreto, "si ella quiere". Pero la vidente, sin duda bajo el impulso del Espíritu Santo, no se contenta con esta orden incierta. Pide a su obispo una orden escrita, formal, perfectamente clara.
Esto es muy importante: El último mensaje de la Virgen de Fátima, como ya sus otras peticiones acompañadas de promesas maravillosas, es una gracia inaudita ofrecida por Dios a nuestro siglo XX, para corresponder a sus necesidades más urgentes. Pero aún es necesario que los Pastores de la Iglesia tengan suficiente fe y docilidad a los designios del Cielo para ser los instrumentos de esta efusión de gracias que Dios desea acordar al mundo por la dulce y poderosa mediación de Su Madre Inmaculada. En 1943 Dios quería que fuese el obispo de Leiria quien pidiera a su mensajera la redacción del tercer Secreto.
Finalmente, a mediados de octubre de 1943, Monseñor da Silva se decidió. Escribió a Sor Lucía dándole la orden expresa que ella reclamaba de él. Sin embargo, nuevas dificultades iban a surgir. Sor Lucía experimentó entonces, durante casi tres meses, una misteriosa y terrible agonía. Ella ha contado que cada vez que se sentaba a su mesa de trabajo y tomaba la pluma para redactar el Secreto, se encontraba impedida para ello. Hay que ver en esto sin duda el último desencadenamiento de Satanás contra la mensajera de la Inmaculada, adivinando el malignó qué arma terrible podía ser esta gran profecía, una vez fijada sobre el papel, contra su dominación sobre las almas y su proyecto de infiltrarse hasta el corazón de la Iglesia. Tal prueba de la vidente manifestaba así la, medida del acontecimiento grandioso que iba a cumplirse. La vigilia de Navidad, Sor Lucía confiaba a su director que aún no había podido obedecer la orden dada.
En fin, el 2 de enero de 1944 -esto es muy poco conocido- la Virgen María se apareció de nuevo a Lucía. Ella le confirma que tal era la voluntad de Dios y le da la luz y la fuerza para hacer la redacción pedida.
El 9 de enero, la vidente escribe a Monseñor da Silva: "HE ESCRITO LO QUE VOS ME HABEIS PEDIDO; DIOS HA QUERIDO PROBARME UN POCO, PERO FINALMENTE, ERA SU VOLUNTAD. EL TEXTO ESTA SELLADO EN UN SOBRE.... “El cuidado extremo que toma entonces Sor Lucía para trasmitirlo con toda seguridad a su destinatario, Monseñor da Silva, es una nueva prueba de la importancia excepcional que ella concede a este documento. No quería confiarlo más que a un obispo. Fue Monseñor Ferreira, obispo de Gurza, quien, el 17 de julio de 1944, recibió de manos de Sor Lucía el sobre sellado con cera que tenía el precioso documento. Él lo remitió la misma tarde a Monseñor da Silva.
A propósito de esta transmisión del Secreto a la Jerarquía, hay que subrayar cuatro hechos de la más alta importancia:
1) El destinatario inmediato del Secreto era Monseñor da Silva y él hubiera podido leerlo enseguida. Sor Lucía se lo había dicho de parte de la Santísima Virgen. Desgraciadamente, espantado por la responsabilidad que él iba a deber asumir, no osa, y no quiso tener conocimiento de ello. Prueba entonces de confiarlo al Santo Oficio. . . ¡que rehúsa recibirlo! ¡Obligado, a pesar suyo! a seguir siendo el depositario del Secreto, Monseñor da Silva, el 8 de diciembre de 1945, colocó el sobre de Sor Lucía en otro sobre, sellado también con cera, sobre el cual escribió: "Este sobre con su contenido será remitido a Su Eminencia el cardenal D. Manuel, patriarca de Lisboa, después de mi muerte". . .
Es pues falso, corno se ha repetido tan frecuentemente después de 1960- que el tercer Secreto estaba destinado explícita y exclusivamente al Santo Padre!
2) Es verdad sin embargo varias alusiones de Sor Lucía y un texto explícito del canónigo Fumigao nos lo prueban que la vidente deseaba que el Papa Pío X II tuviera conocimiento de él sin esperar a más. Esto no se hizo y es muy lamentable.
3) Comprobando que Monseñor da Silva se obstinaba en no querer abrir el sobre, Sor Lucía "le hizo prometer, cuenta el canónigo Galamba, que el tercer Secreto sería abierto y leído al mundo a su muerte (la de Lucía) o en 1960, según lo que se produjese primero". Una serie de testimonios que nos dan las declaraciones reiteradas de Sor Lucía permiten establecer este hecho con absoluta certeza.
4) En fin, esta promesa de divulgar el Secreto inmediatamente después de la muerte de Lucía, o en todo caso "a más tardar en 1960", correspondía seguramente a una petición de la misma Virgen María. En efecto, cuando en 1946, el canónigo Barthas pregunta a la vidente por qué es necesario esperar hasta 1960, ésta le responde en presencia de Monseñor da Silva: "Porque la Santísima Virgen así lo quiere".

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