miércoles, 28 de junio de 2017

¿Por qué EEUU le prohíbe a Rusia combatir a Daesh en Siria?


Estados Unidos e Israel han expresado su preocupación, por la presencia, cada día más creciente, del Gobierno ruso en defensa activa de la República de Siria.
Apoyo político como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) junto a las coordinaciones y las continuas reuniones con miembros del Gobierno sirio, como también el sostén y asistencia militar, con decisiones que implican la entrega de material militar: despliegue de modernos sistemas de defensa antiaérea y entrega de material aéreo y blindados donde sobresale el avión Mig 31 y el  potente tanque T-90.
EL CONSTANTE DOBLE RASERO
Esa preocupación de la entidad sionista y su aliado estadounidense, refleja el doble rasero permanente que ha jugado Occidente y sus aliados tanto en Oriente Medio como en el Magreb, léase: Turquía, Arabia Saudí y las monarquías árabes feudales del Golfo Pérsico - pues han sido ellos los principales responsables de los procesos de desestabilización y objetivos de fragmentación de la región. Sea esto en Siria, Irak, Yemen, Baréin, como también la constante agresión contra el pueblo palestino.
Resulta una conducta, a lo menos paradójica, por parte de Washington, formar una Coalición Internacional, supuestamente destinada a destruir a los grupos takfiríes que operan en la zona y se le niegue esa posibilidad a los Gobiernos de Rusia e Irán, que han dado pruebas más que suficientes, que han sido ellos los verdaderos puntales de la lucha contra el terror que se abatió sobre Oriente Medio. Sobre todo la República Islámica de Irán, cuyos esfuerzos de apoyo contra la agresión terrorista han sido reconocidos por los Gobiernos de Siria e Irak.
"¿Por qué los estadounidenses están combatiendo al EIIL – Daesh en árabe -  con sus jets y a los rusos deberían prohibirles eso? Esto no tiene sentido”, cuestionó el enviado sirio ante la Organización de las Naciones Unidas, Bashar al-Yafari, según consignó la Agencia de Noticias Sirias SANA. El enviado sirio consideró la ayuda militar de Rusia al Gobierno de Damasco, como parte de la cooperación de defensa que ha existido desde hace mucho tiempo entre ambas naciones. La Federación Rusa, tras largos años fuera de acción internacional directa, en materia de respaldo a sus aliados, ha comenzado a moverse lentamente hacia el Mediterráneo oriental, teniendo como eje, el apoyo sostenido al gobierno de Siria en su combate a las fuerzas terroristas takfiries y la política de agresión contra el país levantino.
Rusia, en los últimos días, ha enviado a Siria unidades del avanzado sistema de defensa aérea Pantsir-S1 - también conocido como SA-22 - que es considerado uno de los sistemas de defensa antiaérea más modernos del mundo. Diseñado para derribar misiles de crucero, aviones de guerra, helicópteros e incluso drones con un alcance de hasta 800 kilómetros, con gran movilidad y con cañones que se pueden operar automáticamente. Únase a ello la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas rusas, que deberán instruir al Ejército Sirio en el uso de estos elementos  y la decisión de ampliar su presencia activa en la Base naval de Tartus y en la decisión de construir una base militar en la región de Latakia.
Los avances en el plano de cooperación y apoyo militar tienen su correlato en las tradicionales relaciones y acuerdos trabajados en la denominada Comisión Intergubernamental ruso-siria, que en mayo del año 2014 ofreció importantes novedades en los sectores económico, financiero y militar, que sustentan los actuales acuerdos. Primero, durante este año 2015 debería quedar concretada la Comisión Económica Euroasiática, que va en la idea de crear una zona de libre comercio con Unión Aduanera cuyos miembros sería Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, al cual se incorporaría Siria. En segundo lugar, la Federación Rusa seguirá proporcionando a Siria armamento que esté autorizado por el Consejo de Seguridad y en virtud de los acuerdos firmado entre ambos países – que ha visto su actualización con la decisión de ampliar la base de Tartus y la entrega de aviones de reconocimiento e imágenes satelitales para uso militar. Finalmente, Rusia seguirá financiando los proyectos de reconstrucción de Siria, de tal manera de tener prioridad en materias relacionadas con el paso de gasoductos por su territorio y no tenga que vender dichos derechos a empresas cataríes o saudíes.
Todas ellas decisiones que hacen mover las piezas de presión por parte del gobierno de Obama, presionado por Republicanos, el Lobby Sionista y el Complejo Militar Industrial estadounidense, que planea un nuevo paquete de sanciones contra Rusia y sostener una política de presión a países de Oriente medio para que cierren su espacio aéreo. Contra ese tipo de acciones, países como Irán han autorizado a aviones provenientes de Rusia con ayuda humanitaria al pueblo de Siria, a sobrevolar su territorio dando pruebas concretas que tanto Moscú como Irán no abandonarán a la sociedad siria a manos del terrorismo. Esas son acciones concretas, efectivas y que muestran quienes son los que efectivamente están por combatir al terrorismo y quienes por usarlos como herramientas de presión, para conseguir sus fines geoestratégicos.
Rusia está empeñada en ampliar su apoyo a Siria, en el marco del gran peligro que representa para los propios intereses de la Federación Rusa, la presencia y desarrollo de grupos takfiries, considerados por Moscú como una amenaza a su seguridad nacional. Ello en el sentido que de Siria e Irak, esos grupos pueden ampliar sus bases de operaciones en territorio ruso, considerando en ello la fuerte presencia de terroristas chechenos en las filas de Daesh. Unido a la conformación de una brigada internacional, que bajo el auspicio turco anunció que trabajaría por retomar la Península de Crimea con base en la ciudad ucraniana de Jerson, donde ya se encuentra un autoproclamado gobierno provisional de Crimea en el exilio, con voluntarios provenientes de la propia Ucrania, Chechecia, Uzbekistán, Azerbaiyán y de la región georgiana de Meskhetia – junto a grupos Tártaros.
La presidenta del Consejo de la Federación del Parlamento ruso, Valentina Matvienko, ha resaltado que ha sido Siria el país que ha ofrecido una contribución significativa en la batalla real contra el terrorismo. Esto, porque que las acciones de la denominada Coalición Internacional liderada por Washington ha resultado un fracaso y que en esa realidad “Siria recibirá el apoyo continuo de Rusia, pues acciones de los grupos terroristas que operan en siria como Daesh y el Frente Al-Nusra constituyen una amenaza seria para la paz y la seguridad en gran parte del mundo”.
En declaraciones efectuadas por la cancillería Rusa, la portavoz de este organismo María Zarajova señaló que “Rusia continuará con su apoyo militar a Siria en la lucha que libra contra los grupos terroristas como Daesh. Nunca hemos ocultado que estemos proporcionando asistencia militar a las autoridades sirias con el objetivo de combatir al terrorismo” respondiendo así a las inquietudes expresadas por Washington respecto a una posible intervención rusa en la agresión sufrida por la República de Siria que Moscú nunca ha ocultado que esté proporcionando asistencia militar a Siria, consignado además, que la crisis migratoria es provocada por la política destructiva de los Estados Unidos y de otros países de Oriente Medio, tanto en Irak como en Siria.
ALIANZA ESTRATÉGICA
La decisión rusa se enmarca en las tradicionales relaciones políticas, militares y comerciales que ha tenido con Siria, instituidas desde el año 1944 cuando establecieron relaciones diplomáticas. Este estrecho contacto se intensificó bajo el gobierno de Hafez al-Asad y posteriormente con Bashar al-Asad, su hijo. Relaciones que incluso ha permitido la ocupación de instalaciones en el puerto de Tartus – situado 30 kilómetros al norte de El Líbano – desde el año 1971. Complejo militar aún modesto, con unos cuantos cientos de personal civil y militar, pero que tiene un enorme significado logístico y simbólico, pues representa la única Base naval rusa fuera de su territorio.
Siria representa un aliado estratégico de Rusia en Medio Oriente y ha sido así desde fines de los sesenta del siglo XX, representando un claro contrapeso al poder israelí en la zona. En la década de los 80, en el ocaso de la Ex Unión Soviética, Moscú y Damasco firmaron un acuerdo de amplia cooperación en el ámbito militar, justo en momentos que asesores militares rusos fueron expulsados de Egipto, tras la firma de los acuerdos de paz entre Egipto e Israel, que significó también la salida de las Bases de Alejandría y Mersa Matruh.  
Los acuerdos entre Siria y la ex URSSS contemplaban el suministro de armamento destinado a mantener el equilibrio estratégico con Israel, que contaba con el apoyo irrestricto de Estados Unidos. Diez mil asesores militares, técnicos y mano de obra calificada rusa trabajaban en Siria en la construcción de grandes obras civiles. Tras el derrumbe de la URSS, Siria perdió un valioso apoyo, que sólo vino a recobrar todo su esplendor cuando Vladimir Putin asume el poder en Rusia a partir del año 1999 recuperando los lazos comerciales, diplomáticos y militares con el  objetivo de volver a situarlo en el mapa de Oriente Medio. Desde ese momento, los programas de desarrollo hidrocarburífero, industriales y militares tendrán un desarrollo sostenido.
En ese marco, la Base de Tartus tiene un indudable fin logístico, que permite mantener la flota rusa que opera en el Mar Mediterráneo, constituyéndose, igualmente, en una alternativa en los mese de invierno a los buques de la Flota del Mar Negro, que tiene su centro en la península de Crimea. El año 2009 Tartus tuvo su primera modificación, para servir de albergue a los Buques de propulsión nuclear, constituyéndose en una vía de fácil desplazamiento tanto al Mar Rojo a través del Canal de Suez como al océano Atlántico usando el mar Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar.
Sumemos a ello el papel de reabastecimiento de la Flota Rusa, prolongando el despliegue tanto en el Mediterráneo como su retorno a Crimea. Estrictamente, Tartus no constituye una Base Naval de las características logísticas, materiales, operativas y en número de efectivos, de las que posee Estados Unidos en Nápoles – base de la VI Flota del Mediterráneo – o aquella situada en Baréin como base de la V Flota del Golfo Pérsico- Tartus lo que posee es un innegable potencial, tanto por su estratégica localización en el Levante Mediterráneo como los firmes acuerdos alcanzados con Siria.
En virtud de los recientes acuerdos firmados entre los gobiernos de Damasco y Moscú Tartus tendrá un nuevo proceso de ampliación de sus instalaciones, un aumento de la dotación de militares enclavados en la zona e incluso la posibilidad de construir una segunda base en la zona de Latakia, en concordancia con la creación de una Comisión Militar Ruso-Siria, destinada a enfrentar la amenaza de los grupos terroristas, que agreden desde el año 2011 a Siria. Tal acuerdo ha significado, en lo inmediato, la concreción de la entrega de aviones Mig 31 –Caza de Interceptación Aérea y escolta de bombarderos - de una compra gestionada el 2007 - sistemas de misiles, aprovisionamiento militar y el valioso apoyo logístico derivado del uso de imágenes satelitales, que han ido cambiado el teatro de operaciones a favor del ejército sirio.
Junto a ello, Siria ha tenido que hacer frente a las andanzas de una Coalición Internacional liderada por Estados unidos junto a Turquía, Jordania, las reaccionarias monarquías del Golfo Pérsico y la participación de la entidad sionista, que bajo la excusa de enfrentar a Daesh, se han dedicado, mediante sus operaciones de bombardeo a destruir la infraestructura económica e industrial siria, junto al robo descarado de sus riquezas hidrocarburíferas por parte de las bandas terroristas, que las venden en los mismos países que se supone deben atacar y destruir a Daesh.
El Representante Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vitaly Churkin, sostuvo en el seno de las Naciones Unidas que “esos ataques aéreos llevados a cabo por la denominada Coalición Internacional en Siria, no perjudican las capacidades de la organización terrorista de Daesh y van en contra del Derecho Internacional. Lo que está haciendo nuestros socios occidentales en Siria se considera una grave violación del derecho internacional, ya que justifican sus pasos con el artículo no. 51 de la Carta de las Naciones Unidas en relación con el” derecho a la autodefensa", pero están bombardeando al territorio de un Estado soberano sin la aprobación del Gobierno correspondiente. Las actividades estadounidenses en Siria plantean grandes interrogantes desde el punto de vista legal en el momento en que Rusia proporcione su asistencia al Gobierno sirio respetando plenamente el derecho internacional”.
A la par de estas declaraciones, el apoyo ruso se ha intensificado en el plano militar como también en el político, anunciando a través del embajador Churkin que Rusia presentará una propuesta, para formar una coalición internacional para combatir las organizaciones terroristas tanto en Siria como en Irak, la cual se discutirá en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Decisión que debe discutirse en virtud del fiasco  que representan las operaciones de bombardeo de una Colación internacional, que no ha conseguido ninguno de los supuestos objetivos trazados para destruir Daesh.
RUSIA E IRÁN COMO OBJETIVOS  PRINCIPALES
Tanto el Gobierno de Irak como de Siria han cuestionado la efectividad de dichos bombardeos, que se unen a las críticas en foros internacionales por parte de los gobiernos de Rusia e irán, que cuestiona el proceder de dicha coalición por los daños estructurales que ha generado en las infraestructuras de Siria. Mientras que los bombardeos de la llamada coalición anti-EIIL no han logrado frenar el avance del EIIL – Daesh en árabe - y otros grupos extremistas en Siria, ha sido el Ejército del Gobierno de Damasco el que ha ocasionado grandes pérdidas en las filas de estas bandas extremistas, apoyado por fuerzas de Hezbolá y grupos de voluntarios Chiíes. Labor donde el apoyo iraní ha sido reconocido tanto por el gobierno iraquí como sirio.
250 mil muertos, un millón de heridos, 7.5 millones de desplazados internos y 4 millones de refugiados, principalmente en países vecinos y otras decenas de miles que tratan de llegar a Europa con toda la tragedia de morir ahogados en el mediterráneo o asfixiados en camiones que los transportan ilegalmente como animales. Son cifras escalofriantes, que revelan la magnitud del desastre que occidente y gobiernos de la triada Riad-Tel Aviv-Ankara han catalizado con el objetivo de derrocar a Bashar al-Asad y convertir a Siria en una pieza más del tablero de intereses geopolítico, avanzando en la idea de desintegrar al país, dividirlo en zonas serviles a los intereses de las potencias occidentales y sus títeres regionales, generando así un nuevo mapa donde los objetivos mayores siguen siendo cercar a la República Islámica de Irán e impedir el desarrollo de Rusia hacia el mediterráneo, estrechándolo entre fronteras donde los hechos de Ucrania, las acciones de grupos takfirí en antiguas repúblicas soviéticas y la política de sanciones aplicada contra el gobierno de Putin van encaminadas a debilitar a Rusia.
Para el régimen de Tel Aviv, los Halcones estadounidenses, sus aliados turcos y de la Casa Al Saud, el objetivo de derrocar a Bashar al-Asad, constituye uno de los puntales en el objetivo de un plan destinado a tener libre tránsito aéreo y terrestre, para dominar el área de Oriente Medio y así seguir presionando a Irán, que a pesar de la firma de los acuerdos nucleares con el G5+1 tiene muy claro que el peligro de una agresión contra su país es parte de los intentos generales de dominio de Estados Unidos y sus socios. Y en ese plano, tales objetivos son también parte de una trama donde otro de los blancos es Rusia. Esto, pues una eventual caída de Siria dejaría a Moscú sin acceso al Mediterráneo.
Este apoyo sostenido de Rusia a la sociedad Siria – sin olvidar en ello los tremendos esfuerzos que la república islámica de Irán ha desplegado en apoyar la posibilidad de la paz en la región, así reconocido por la propia ONU y los gobiernos de Irak y Siria -  se entiende en la lógica de enfrentar esos afanes de dominio, en todos los planos, sin temor y avalados por lo que el propio derecho internacional permite en aras de defender un gobierno legítimo, agredido por fuerzas externas sindicadas como terroristas.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, el pasado lunes 31 de agosto en un encuentro celebrado en Moscú junto  miembros de la oposición Siria ha pedido el fin de las demandas “irreales e ilógicas” que insisten en la dimisión del presidente sirio, Bashar al-Asad. “Si como condición previa para la lucha contra el terrorismo, eliminamos de la ecuación esta demanda todo impracticable y contraproducente... podemos trabajar de manera efectiva. Una de las condiciones clave para resolver la crisis es la unidad de amplios sectores de la oposición siria sobre la plataforma constructiva del diálogo con el gobierno,  que debe incluir los principales asuntos pendientes” declaró Lavrov quien reiteró el apoyo a la soberanía y unidad de Siria.
Rusia ha sido uno de los aliados más firmes de Siria en todo aquello que ha significado bloquear los intentos del Consejo de Seguridad, impulsado por Washington, París y Londres – de imponer algún tipo de bloqueo aéreo – una zona de exclusión área y área de protección de civiles – que sirvieron de escusa para impulsar una intervención directa de la OTAN y fuerzas militares extranjeras que terminaron derrumbado el gobierno del ejecutado Muamar Gadafi y generando el actual estado de caso que vive el país norafricano. Irán, por su parte ha dado a conocer en todos los foros internacionales su decisión inquebrantable de apoyar política y militarmente a Siria, en una postura firme y convencida, que sólo una solución política puede cambiar la actual situación, como señaló el Presidente de la Asamblea Consultiva islámica de Irán – Mayles – Alí Lariyan. A mediados de agosto el canciller Iraní Mohamad Yavad Zarif, se reunió con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, durante su visita oficial a Moscú, capital de Rusia. En dicho encuentro, ambas partes coincidieron en negociar para alcanzar un acuerdo de paz en Siria, fuera de cualquier intervención militar y en la necesidad de restar cualquier tipo de apoyo a las bandas terroristas.
El aumento de la presencia rusa en Siria permite asegurar al Gobierno sirio queel Kremlin no abandonará a su aliado. Tanto Rusia como Irán han reiterado, en múltiples ocasiones, que no abandonarán a Siria y apoyarán a esta nación árabe hasta que consiga expulsar a todos los terroristas de su territorio. Y ello no implica que deban sumarse a una Coalición Internacional de la cual el líder religioso iraní el Ayatolá Seyed Ali  Jamenei consideró  “un privilegio la ausencia de nuestro país de dicha Coalición, a pesar de la solicitud occidental pues Washington lo que busca con ella es aumentar su presencia militar en Oriente Medio”. Tanto Rusia como Irán tienen claridad que la agresión a Siria es una agresión contra sus respectivos países y ello implica una defensa justa y necesaria. El pueblo Sirio no está solo.


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