sábado, 12 de noviembre de 2016

LA MISA NUEVA - Mons.Marcel Lefebvre

RAZONES
DE UNA ACTITUD CATÓLICA

(8-8-79)

(continuación)


¿Por qué han cambiado las palabras de la  consagración agregando las palabras puestas por Lutero? El cambió operado en las palabras de la congregación está en línea con  las palabras de la misa luterana. Se suprimió "Misteríum Fidei" y se agregó: "Qui pro vobis tradetur" en la consagración del  pan. La oración del ofertorio de la Nueva  Misa es una oración judía, es una bendición  judía del siglo III, destinada a bendecir los  alimentos. Es una bendición del padre de familia que bendice los alimentos de la mesa. Eso es ahora el ofertorio, el nuevo ofertorio. Han querido hacer tanto ecumenismo aproximándonos a los judíos, tomando una oración de los judíos, y no de los judíos convertidos al cristianismo, sino de los como son aún ahora, y que recitan estas oraciones. Tomemos otro ejemplo: la oración, la forma de la consagración episcopal, las palabras que actualmente consagran a los obispos, ya  no es la de antes. Se ha tomado de episcopalíanos, de una secta de Norte América. ¿Por qué han ido a buscar la forma de consagración de los obispos en una ordenación  de episcopalianos de la América del Norte?  Por ecumenismo, para aproximarse, dicen, a  los episcopalianos, a los protestantes, a los judio y hacer de nuestros sacramentos y de nuestra Misa una acción ecuménica y esto es muy grave; no tienen derecho a destruir  así nuestra tradición de veinte siglos. Y si  hay, como dirían, otros ritos: está el rito griego, el rito capto, el rito maronita, hay otros ritos que son católicos. Perfectamente, de acuerdo; pero recordemos que el rito más venerable en la Iglesia es el rito romano. Porque nada menos que San Pedro y San Pablo nos han dado esos ritos y el propio Concilio de Trento dice que esos ritos se remontan a los tiempos apostólicos Y que es probablemente Nuestro Señor Jesucristo en persona quien dio a los Apóstoles esa fórmula. Imagínense que por los Apóstoles, Él debía dar las fórmulas para la Santa Misa, que es el corazón de la Iglesia, que es lo más importante dentro de la Iglesia. La consagración del pan y del vino para transformarse en el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo: cosa maravillosa, misterio extra- ordinario, que es el corazón mismo de nuestra fe, la sustancia de nuestra fe. Ellos han debido trasmitir esas palabras, muy fielmente a sus sucesores, diciéndoles: "no cambien nada. Éstas son las palabras de la consagración. Sobre todo no 'cambien nada". Y estas palabras fueron trasmitidas… trasmitidas…de tal manera que se las encuentra inalteradas. En Econe tenemos un Misal del siglo IX en el que se encuentran las palabras de la consagración, exactamente las mismas que tenemos en nuestro Antiguo misal, nuestro misal de siempre, sin haber cambiado una palabra. Ahora bien, si estas palabras se remontan al siglo IX no hay razón para que no se remonten más lejos, hasta el tiempo de los Apóstoles; lo que nos afirma el Concilio de Trento.


Entonces debemos pensar que este cambio que se ha introducido en la Misa es precisamente el resultado del liberalismo que se ha introducido en el Concilio y que querría que fuéramos todos hermanos y que pudiéramos comulgar todos en la misma Eucaristía, ya sea protestantes, judíos, en fin, que tengamos todos el mismo culto. No es posible ¡es sacrílego! Luego debemos conservar preciosamente nuestra Santa Misa, pero para conservarla preciosamente, nos hacen falta sacerdotes. Porque si los sacerdotes ya no saben para qué sirven, es porque ya no hay sacrificio de la Misa. Si la Misa se convierte en una simple ceremonia protestante, en un acto cualquiera, ya no hay razón para ser sacerdote. Ya no hay razón de ser sacerdote. ¿Qué es  el sacerdote? La razón de ser del sacerdote" es subir al altar para ofrecer el Sacrificio de la Misa. Ésa es su razón de ser; es la razón de su celibato, la razón de su virtud, la razón de su santidad, la razón de su separación del mundo; es subir al altar para ofrecer el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo. Si no hay más sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo si Nuestro Señor Jesucristo ya no está presente en la sagrada Eucaristía, como dicen los protestantes, entonces no hay razón para ser sacerdote y es por todo eso, mis queridos amigos uruguayos, que lo principal, actualmente, es formar Sacerdotes, verdaderos sacerdotes, santos sacerdotes, y es por eso que estoy empeñado en hacer esos Seminarios, Seminarios para dar a los fieles que desean la verdadera Misa, los verdaderos Sacramentos, el verdadero Catecismo, la verdadera Biblia a fin de conservar la Fe. Y gracias a Dios vemos en todos los países del mundo una reacción sana y buena: de todas partes nos llaman, nos piden: Mándennos sacerdotes; ya no tenemos sacerdotes; no sabemos lo que son nuestros sacerdotes, y bien, pienso que Dios en su bondad, permite, precisamente, por una especie de milagro, diría que yo mismo no comprendo, que  Econe  tengamos doce nacionalidades. ¿Como vinieron? ¿Por qué vinieron a Econe? ¿Y cómo estos jóvenes conocieron Econe? Jóvenes buenos, venidos de todas partes; venidos de Estados Unidos, del Canadá, de todos los países de Europa y ahora de la Argentina. y de ahora en adelante en Argentina; el P. Faure, superior del seminario de Buenos Aires, ya ha recibido este año catorce seminaristas de América del Sur, ¿por qué vinieron? ¿Por qué vienen a nosotros? Porque sienten que ahí encontrarán el camino para ser verdaderos sacerdotes católicos, sacerdotes que subirán al altar para ofrecer el sacrificio de Nuestro Señor y para dar a Nuestro Señor Jesucristo a las almas, verdaderamente a Nuestro Señor Jesucristo, y no un pan cualquiera, y no un signo, un símbolo cualquiera, sino verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que importa, lo que hace la fuerza de nuestras almas, la fuerza de nuestras conciencias y de nuestras vidas. También nosotros tenemos necesidad del sacrificio de la Misa. Tenemos necesidad de sacrificar sin sacrificio no hay amor, ya no hay caridad. El amor pasa por la cruz, el amor pasa por el sacrificio. Si ya no hay más Sacrificio de la Misa, no hay más símbolo de sacrificio en nuestras familias, en los hogares. Ustedes mismos tienen pruebas en sus hogares tienen dificultades en sus matrimonios todos tienen pruebas en sus hogares. Si ya no está el sacrificio de la Misa para dar les el valor de seguir a Nuestro Señor Jesucristo y llevar con Él su cruz, y bien, estamos abandonados, ya no tenemos por qué sacrificarnos. Ésa es la razón por la cual creo mi deber hacer ese seminario. Un seminario que fue aceptado por Roma, autentificado por Roma. Durante cinco años fuimos reconocidos por Roma, pero fue el liberalismo que, furioso al ver que aún había un verdadero seminario, furioso al pensar que seguiría habiendo sacerdotes como antes, furioso al pensar que se seguiría diciendo la Misa como antes, y que seguiría habiendo un catecismo corno antes, han querido reducirnos a la nada y nos ha perseguido diciendo: "Hay que suprimir este seminario porque si no se suprime seguirá habiendo sacerdotes que dirán las cosas como antes, que conservarán la Tradición. Luego es preciso reducir este seminario a la nada".

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