Devoción
Siempre los cristianos han
aprendido de la Virgen a mejor amar a Jesucristo. La devoción a los Siete
Dolores de la Virgen María se desarrolló por diversas revelaciones privadas.
La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):
"Miro a todos los que
viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor,
mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú,
hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira
mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y
duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios."
Nuestra Señora prometió
que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen
diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y
dolores:
1. "Yo concederé la
paz a sus familias."
2. "Serán iluminadas
en cuanto a los divinos Misterios."
3. "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en
sus trabajos.»
4. "Les daré cuanto
me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo
o a la salvación de sus almas."
5. "Los defenderé en
sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada
instante de sus vidas."
6. "Les asistiré
visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7. "He conseguido de
mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y
dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna
ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su
consuelo y gozo eterno."
Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló
a Santa Isabel de Hungría que El concedería
cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:
1. Aquellos que antes de
su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una
contrición perfecta de todos sus pecados.
2. Jesús protegerá en sus
tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy
especialmente a la hora de su muerte.
3. Imprimirá en sus mentes
el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo.
4. Encomendará a
estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las
gracias que quiera derramar en ellas.
Meditar los siete Dolores
de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos
más hondos de la vida de María en la tierra.
La fiesta de Nuestra
Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la
Exaltación de la Santa Cruz. Al pie de la Cruz, donde una espada de dolor
atravesó el corazón de María, Jesús nos entregó a Su Madre como Madre nuestra
poco antes de morir. En respuesta a esta demostración suprema de Su amor por
nosotros, digamos cada día de nuestras vidas: "Sí, Ella es mi
Madre. Jesús, yo la recibo y Te pido que me prestes Tu Corazón para amar a
María como Tú la amas."
ROSARIO DE LOS 7 DOLORES
Se reza un Padrenuestro y
siete Ave Marías por cada dolor de la Virgen. Al mismo tiempo le pedimos que
nos ayude a entender el mal que hemos cometido y nos lleve a un verdadero
arrepentimiento. Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus
dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y
los del mundo entero.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, me
arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón y
por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por
los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre Santísima.
Amén.
Primer Dolor - La profecía
de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)
Qué grande fue el impacto
en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le
profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén
para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Segundo Dolor - La huida a
Egipto (Mateo 2,13-15)
Considera el agudo dolor
que María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche,
a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta
angustia la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan largo viaje.
Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre Dolorosa,
alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a Dios, aún en
los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave
Marías, Gloria al Padre
Tercer Dolor - El Niño
perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)
Qué angustioso fue el
dolor de María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena
de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos
días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida,
cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a
través del Sacramento de la Reconciliación.
-Padrenuestro, siete Ave
Marías, Gloria al Padre
Cuarto Dolor - María se
encuentra con Jesús camino al Calvario
(IV Estación del Vía Crucis)
Acércate, querido
cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce
y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan
cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se
encontraron - el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo.
María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo
en mis hermanos y hermanas que sufren.
-Padrenuestro, siete Ave
Marías, Gloria al Padre
Quinto Dolor - Jesús muere
en la Cruz (Juan 19,17-39)
Contempla los dos
sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de
María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido
Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a
su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas
palabras dirigidas a Ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y
a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María,
yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a
tus hijos.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Sexto Dolor - María recibe
el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz
(Marcos
15, 42-46)
Considera el amargo dolor
que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado
de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se
estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta
el último instante de nuestras vidas.
-Padrenuestro, siete Ave
Marías, Gloria al Padre
Séptimo Dolor -Jesús es
colocado en el Sepulcro
(Juan 19, 38-42)
¡Oh Madre, tan
afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos
al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros
y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre
todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en
el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente
en el cielo.
-Padrenuestro, siete Ave
Marías, Gloria al Padre
Oración final
Oh Doloroso e Inmaculado
Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección
maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor
y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu
Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu
Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario