Efectos positivos
INTRODUCCIÓN
1. Muchas
cosas en la vida se pierden y no se recuperan jamás. Perdemos un brazo, una
pierna, un ojo; y los perdemos para siempre.
2.
Cuando perdemos la amistad de Dios, la gracia santificante, ¿hemos de desesperarnos?
No. Cristo nos ha dado un medio para recuperar lo que vale infinitamente más
que un miembro del cuerpo.
3. Por
la confesión podemos recuperar a Dios mismo. El sacramento de la penitencia nos perdona los pecados, pero además no da:
a)
La gracia santificante: una participación de la misma vida divina.
b)
Nos devuelve los méritos de nuestras buenas obras, a los cuales habíamos
perdido todo derecho.
c)
Unos auxilios, unas armas especiales que nos hacen más fuertes ante los
enemigos de nuestra alma.
4.
He aquí los tres principales efectos positivos de una buena confesión.
I. VIDA DIVINA EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE
A) Una energía de orden sobrenatural
1.
Una verdad muy grande encierra este dicho alemán: "Los hombres en este
mundo no se afanan más que por tener bienes y dinero; y cuando los han
conseguido, se acuestan para morir".
2.
¿Queréis
ser millonarios, pero millonarios de verdad, de algo que os acompañe siempre,
que no se quede en los bancos de este mundo? Manteneos en contacto permanente con
la central divina: la energía de la gracia.
3. La gracia es un don sobrenatural
que Dios nos concede para hacemos hijos suyos y herederos del cielo.
4.
La gracia es esa energía, esa riqueza que nunca nos abandona. La gracia nos
alumbra en el camino del cielo, con ella conseguiremos la felicidad que nunca
acaba.
B) Gracia común y gracia sacramental
1.
No son dos especies distintas. La gracia es una e indivisible. Es una participación
de la misma naturaleza divina que es simplicísima.
2. Sin
embargo, tiene que existir alguna diferencia entre ambas que nos dé
razón de su existencia.
a)
Llamamos gracia común u ordinaria a la gracia santificante que se adquiere
o aumenta independientemente de los sacramentos. Es la gracia santificante sin
más. Suele denominarse "gracia de las virtudes y los dones".
b)
Es gracia sacramental la que confieren los sacramentos con un matiz especial.
Añade a la común un modo intrínseco diverso, con una exigencia de auxilios
actuales en orden a los efectos y fines propios del sacramento.
C) De nuevo en contacto con la vid
1.
La característica o matiz propio de la gracia del sacramento de la penitencia
es el ser sanativa o reparadora.
2. Por
el pecado habíamos roto el contacto con Dios. Sarmientos separados de la vid.
3.
El sacramento vuelve a establecer esa unión. En virtud de la absolución sacramental
vuelve a circular por nuestra alma la "savia divina" de la gracia.
4.
Estábamos muertos y la absolución nos resucita. La penitencia y el bautismo son
de lo suyo sacramentos de muertos, comunican la primera gracia.
5. Si cuando nos confesamos estamos
en gracia de Dios, la absolución actúa como un sacramento de vivos, confiere
la segunda gracia, hace más robustos los lazos que unen los sarmientos
con la vid.
II. LO PERDIDO VUELVE A SER NUESTRO
A) Las obras buenas realizadas en gracia
1.
No todas nuestras obras tienen valor sobrenatural. El pecado es un mal que
arrebata la gracia, la vida del alma en el orden sobrenatural: obras
mortíferas.
2. Ni
siquiera todas las obras buenas tienen ese valor para la vida eterna. Es bueno
dar una limosna, pero si lo haces en pecado mortal es sólo naturalmente bueno:
obras muertas.
3.
Solamente las buenas obras realizadas en estado de gracia son
meritorias ante
Dios. Y éstas se pierden por el pecado, pero se recuperan al recibir
nuevamente la gracia de Dios.
B) El pecado mortal y la buena confesión
1.
Llevas muchos años viviendo en gracia, haciendo obras de caridad; no importa
que los hombres no lo sepan. Dios lo apunta todo, ah, pero tienes la desgracia
de cometer un solo pecado mortal, y ¡todo se perdió!
2. ¿Para
qué te ha valido ser bueno tanto tiempo, si ahora te quedas
sin nada? Escucha:
a)
Para que Dios tenga compasión de ti y te dé la gracia del arrepentimiento; para
que El mueva tu corazón y vuelvas a amarle sobre todas las cosas.
b)
Para que, mediante una buena confesión, vuelvan a pertenecerte todos los
méritos de tus buenas obras anteriores.
3.
Aquellas obras ya han pasado, ya no existen; pero permanecen en la aceptación
divina -para Dios todo está, presente - Por la penitencia esas obras, los
méritos de ellas, recuperan la virtud de conducirte a la vida eterna.
4.
El grado en que reviven esas buenas obras depende de tus disposiciones
actuales. Puede ser, incluso, en mayor grado e intensidad, si el movimiento
hacia la penitencia y el aborrecimiento del pecado es más intenso que antes.
III. ARMAS DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
El sacramento de la penitencia
confiere al que lo recibe dignamente unos auxilios especiales para no recaer en
el pecado, para vencer mejor a los enemigos de nuestra alma.
1.
La confesión tiene razón de ser en sí misma, un valor propio, independiente de
la comunión. Confiere la gracia santificante si estábamos en pecado o nos la
aumenta si ya la teníamos.
2.
Junto con la gracia común confiere la gracia sacramental propia: el derecho a
los auxilios actuales en orden a los efectos y fines del sacramento.
3.
El pecador puede abusar de estos auxilios, pero entonces lo que suceda dependerá
de él. "El que ama el peligro caerá en él" (Eclo. 3, 27).
4. La confesión
produce un doble efecto en el orden del bien
sobrenatural:
a)
Borra todos los pecados cometidos con la pena debida por ellos:
- La pena eterna de una manera total
y completa.
- La temporal, total o parcialmente,
según las disposiciones.
b) Confiere una gracia
sobreabundante para deshacer todos los daños causados por el pecado. Es una luz
potente para discernirlos, una gran fortaleza para evitarlos en adelante.
CONCLUSIÓN
La mejor defensa es el ataque. Es, pues, importantísima la confesión
frecuente.
1.
Hay menos polvo en una habitación que se limpia con
frecuencia, que en la que no se emplea la escoba más que una vez al año.
2.
El que se confiesa con frecuencia no lo hace porque tiene muchos pecados, sino
para no tenerlos.
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