miércoles, 24 de agosto de 2016

RUSIA Y EL MUNDO

En el año 2012, el entonces secretario de defensa de la Federación Rusa y candidato a la presidencia para el periodo 2012-18. Dijo este discurso que salió publicado en el periódico Moskovskie Novosti, el cual queremos compartir con ustedes estimados lectores por considerarlo muy apegado a la realidad que, actualmente se está viviendo.

Sin embargo debo decir que, como sacerdote, nuestra posición ante este discurso es APOLITICA por lo cual no aceptamos expresión DEMOCRASIA y otras tantas que aparecen aquí. Tampoco el blog es responsable del discurso antes que a continuación vamos a exponer, no somos partidarios de tal o cual político sea cual fuere y, finalmente, lo publicamos porque está dentro del marco de el estudio llamado: “Los acontecimientos mundiales a la luz de la Sallete y Fátima” redactados también en este Blog

En esta primera parte, el candidato Vladimir Putin señala la erosión del derecho internacional como resultado de la política injerencista de Occidente y enuncia la interpretación rusa de la llamada «primavera árabe» como revolución coloreada. Aborda además la catástrofe humanitaria y moral resultante del ataque contra Libia y se interroga sobre los causas del belicismo occidental en Siria. Finalmente pasa en revista los desafíos que enfrenta Rusia, específicamente en Afganistán y Corea del Norte. Cinco años después de su discurso en la conferencia de Múnich, Vladimir Putin se mantiene fiel a los mismos principios. La Federación Rusa estima que tiene un papel que desempeñar como garante de la estabilidad mundial, basada en el respeto del derecho internacional.


 RUSIA Y EL MUNDO
(primera parte)

“Ya he abordado en mis artículos los principales desafíos que Rusia enfrenta hoy en materia de política exterior. El tema merece, sin embargo, une discusión más detallada, y no sólo porque la política exterior sea parte integrante de toda estrategia nacional. Los desafíos externos y la evolución del mundo que nos rodea nos llevan a tomar decisiones de orden económico, cultural, presupuestario y en materia de inversiones. Rusia forma parte de un vasto mundo, tanto desde el punto de vista de la economía y la difusión de la información como en lo tocante a la cultura. No podemos ni queremos aislarnos. Esperamos que nuestra apertura permita mejorar el bienestar y la cultura de los ciudadanos rusos y fortalecer la confianza, que está convirtiéndose en un recurso difícil de encontrar. Pero nos apoyaremos sistemáticamente en nuestros propios intereses y objetivos, y no en decisiones dictadas por terceros. A Rusia sólo se le respeta y se le toma en serio cuando es fuerte y cuando defiende sus posiciones con firmeza. Rusia ha tenido prácticamente siempre el privilegio de poder aplicar una política exterior independiente. Y así será en el futuro. Más aún, tengo la convicción de que sólo es posible garantizar la seguridad mundial con el concurso de Rusia, y no tratando de marginarla y de debilitar sus posiciones y su capacidad de defensa. Los objetivos de nuestra política exterior revisten un carácter estratégico, no coyuntural, y reflejan el lugar exclusivo de Rusia en el mapa político mundial, su papel en la historia y en la evolución de la civilización.

Aplicaremos, por supuesto, una política proactiva y constructiva, tendiente a fortalecer la seguridad global, a renunciar a la confrontación, a actuar con eficacia ante desafíos como la proliferación del armamento nuclear, los conflictos regionales y las crisis, el terrorismo y el tráfico de droga. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que Rusia disponga de los últimos avances del progreso científico y tecnológico, y para garantizar a nuestras empresas un lugar importante en el mercado mundial. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que la construcción del nuevo orden mundial, basado en las realidades geopolíticas contemporáneas, se desarrolle de forma progresiva, sin perturbaciones inútiles.

 A)La confianza erosionada



Pienso, al igual que antes, que entre las bases principales se encuentra el derecho fundamental de todos los Estados a la seguridad, la inadmisibilidad de uso excesivo de la fuerza y el respeto al pie de la letra de los principios fundamentales del derecho internacional. El desprecio por esas reglas desestabiliza las relaciones internacionales. Y es precisamente a través de ese prisma que vemos ciertos aspectos del comportamiento de Estados Unidos y de la OTAN, que no se inscriben en la lógica del desarrollo contemporáneo y que se basan en estereotipos de la política de bloques. Todo el mundo sabe a qué me refiero. Se trata de la expansión de la OTAN, que se traduce esencialmente en el despliegue de nuevos medios de infraestructura militar, así como de los proyectos de la propia OTAN (por iniciativa de los estadounidenses) para la instalación del escudo antimisiles (ABM) en Europa. No abordaría yo ese tema si esos planes no estuviesen desarrollándose muy cerca de las fronteras rusas, si no afectaran nuestra seguridad y si no contribuyeran a la inestabilidad del mundo. Nuestra argumentación es harto conocida. No vale la pena exponerla nuevamente. Pero, por desgracia, nuestros socios occidentales, que se niegan a escucharla, no la están teniendo en cuenta.

Es preocupante ver que, en momentos en que nuestras “nuevas” relaciones con la OTAN no han alcanzado aún su forma definitiva, la alianza atlántica ya está cometiendo actos que en ningún modo contribuyen al establecimiento de un clima de confianza. Esa práctica afecta de por sí el calendario internacional, impide definir una agenda positiva en las relaciones internacionales y frena los cambios estructurales. Una serie de conflictos armados, desatados bajo el pretexto de objetivos humanitarios, socava el principio secular de soberanía nacional. Otro vacío, moral y jurídico, está apareciendo en las relaciones internacionales.

Se dice a menudo que los derechos humanos están por encima de la soberanía nacional. Es innegable, de la misma manera que los crímenes contra la humanidad deben ser sancionados por la Corte Penal Internacional. Pero cuando se usan esas disposiciones para violar la soberanía nacional, cuando los derechos humanos se defienden desde el extranjero de forma selectiva y esos mismos derechos se violan durante ese proceso de “defensa”, incluyendo el sagrado derecho a la vida, ya no se trata de una causa noble sino de pura y simple demagogia.

Es importante que la ONU y el Consejo de Seguridad puedan oponerse  eficazmente al dictado de ciertos países y a la arbitrariedad en la escena internacional. Nadie tiene derecho a atribuirse las prerrogativas y poderes de la ONU, sobre todo en lo tocante al uso de la fuerza contra Estados soberanos. Me refiero ante todo a la OTAN, que trata de arrogarse competencias que no corresponden a una “alianza de defensa”. Todo ello es extremadamente grave. Recordamos inútiles exhortaciones al respeto de las normas jurídicas y de la más elemental decencia humana provenientes de Estados que fueron víctimas de operaciones “humanitarias” y de bombardeos realizados en nombre de la “democracia”. Pero no fueron escuchados y no se quiso escucharlos. Parece que la OTAN y, en primer lugar, Estados Unidos tienen su propia percepción de la seguridad, muy diferente a la nuestra. Los estadounidenses están obsesionados por la idea de garantizarse a sí mismos una invulnerabilidad absoluta, lo cual es utópico e irrealizable, tanto en el plano técnico como en el geopolítico. Ese es precisamente el fondo del problema. La invulnerabilidad absoluta de uno implicaría la vulnerabilidad absoluta de todos los demás. Es imposible aceptar esa perspectiva. Sin embargo, por razones bien conocidas, muchos países prefieren no hablar de ello abiertamente. Rusia siempre llamará las cosas por su nombre, y lo hará abiertamente. Quisiera señalar nuevamente que la violación de los principios de unidad y del carácter inalienable de la seguridad, a pesar de los numerosos compromisos contraídos según esos principios, puede engendrar amenazas muy graves. A fin de cuentas, ello incumbe también a los Estados que, por diversas razones, dan origen a tales violaciones.

CONTINUARA...

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