jueves, 11 de agosto de 2016

Ite Missa Est

11 DE AGOSTO

SAN TIBURCIO Y SANTA SUSANA,
MARTIRES.


LA RECOMPENSA DEL MARTIRIO. — En el Sermón de la fiesta de San Lorenzo San Agustín advierte que "no sólo a los mártires se ha prometido recompensas celestiales, sino también a todos ios que siguen a Cristo con fe íntegra y perfecta caridad. La Verdad misma promete los honores de los mártires cuando dice: El que dejare Su casa, campo y demás, recibirá el ciento por uno en esta vida y en la otra los goces de la eterna. "¿Hay algo más glorioso para el hombre que vender todo lo que tiene para comprar a Cristo; ofrecer a Dios lo que más le agrada, la virtud de un alma incorruptible con las puras alabanzas de la devoción; dar escolta a Cristo cuando venga a vengarse de sus enemigos; sentarse a su lado cuando esté sentado en su tribunal...? He aquí lo que debemos asimilarnos con el espíritu y pensamiento, lo que debemos meditar día y noche. Ojalá la persecución encuentre en este estado al soldado de Cristo; con una virtud tan bien dispuesta para el combate será invencible; ¿Se le ha llamado antes de la hora del combate? Pues la fe preparada para el martirio recibe sin tardanza su recompensa de la justicia de Dios. Se concede la corona a la lucha durante la persecución y a la constancia en el tiempo de paz".

SAN TIBURCIO. — "Cuando el seno de nuestra Madre la Iglesia era traspasado por la espada del perseguidor, despreciando este noble mártir las órdenes del príncipe terreno, siguió dichoso a Cristo en su reino. Esto te ha merecido los honores de la liturgia sagrada y una alabanza imperecedera". Esta inscripción fué puesta en la tumba de San Tiburcio por el Papa San Dámaso en el cementerio "de los dos laureles" donde fue colocado después de su martirio. Una basílica fué construida en el siglo vn en este lugar y restaurada por Adriano I (772-795) se conserva todavía. Las Actas de San Tiburcio nos refieren que fué obligado en tiempo de Diocleciano a caminar sobre carbones ardiendo, mas, a pesar de eso, siguió confesando la fe con valentía, por lo que fué condenado a ser decapitado.

SANTA SUSANA. — Aunque Santa Susana no haya padecido el martirio con San Tiburcio, está puesto con él en este día por ser el aniversario de su martirio. Fué víctima, al parecer, de la persecución de Diocleciano, y pereció por la espada en su propia casa. Mas las Atas que nos traen esos detalles son algo tardías y de dudosa autenticidad. Sólo sabemos que su cuerpo descansaba en 595 en el título (o iglesia) de Gaius, que había llegado a ser el título de Susana. Más tarde fué restaurada esta iglesia por munificencia de León III y del emperador Carlomagno.


ORACIÓN. — "Favorézcanos, Señor, la continua defensa de tus santos mártires Tiburcio y Susana: porque no dejas de mirar propicio a los que concedes ser ayudados con tales auxilios."

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