La Evangelización de Rusia
No eran solamente las riberas de la Europa occidental las 'que habían
quedado dañadas por los vikingos durante el siglo IX. También las grandes
estepas de la Rusia actual, habían recibido sus visitas, aunque posiblemente
menos brutales que en otras partes. Los varegos, como se les llamaba, habían ganado,
en parte combatiendo y en parte comerciando, el centro de estas inmensas
comarcas. Así es como los rusos no eran originarios del: país que ahora ocupan,
sino emigrantes <de Escandinavia. Entre las ciudades que fundaron sobresalía
la de Kiev, supuestamente fundada por el varego Rurik en la 'ribera sur del
Dnieper, y que vino a ser la capital de un gran ducado, Pero esos rusos, que habían
de jugar un papel tan importante como catalizadores de todos los eslavos del
esté, no eran ellos mismos de raza eslava. Eran demasiado pocos para que
dejaran sentir entonces su influencia. Al contrario, muy .pronto desaparecerían
ellos mismos absorbidos por la masa eslava. La gran familia de los príncipes
rusos había abandonado ya desde la tercera generación la lengua y las
costumbres paternas tradicionales, para convertirse en rusos eslavizados. Muy
pronto descubrirían el camino que, a todo lo largo del Dnieper, llevaba hasta
el Mar Negro, y luego hasta Constantinopla. Era, además, el momento en que las
poblaciones es lavas del' territorio comenzaban a organizarse bajo caudillos
poderosos, y a formar pequeños principados: Nóvgorod al norte, y Kiev al 'sur
sobre el Dnieper, venían a ser como dos pequeñas capitales, donde comenzaba a
esbozarse un inicio de vida política. 'Los varegos rusos controlaban a ambas
capitales. En todo eso, el Imperio bizantino, Constantinopla en particular, los
fascinaba 'como meta de sus aspiraciones comerciales y culturales, y más
adelante, como veremos, también religiosas.
La primitiva historia rusa va enlazada con estas invasiones normandas
del norte de Europa, esa raza conquistadora que 'hizo acto de presencia en
todas partes, por el norte y por el sur, por el' este y por el oeste. Sus jefes
habían conseguido, crear centros de inmigración entre las tribus eslavas, que
por carecer entonces de toda clase de organización, no podían oponerse
eficazmente a los ocupantes. En Nóvgorod se establecieron en la mitad del siglo
IX y poco después se apoderaron de la ciudad de Kiev. El primer príncipe de
esta última ciudad parece haber sido Askold, que consiguió subyugar todas las
tribus circundantes. Constantinopla seguía con atención los movimientos de estos nuevos
pueblos eslavos, que muy poco después se presentarían incluso ante sus puertas,
en plan de reto amenazador.
Era el año 860. En un 18 de junio se presentaba ante las puertas de la
ciudad, procedente del Mar Negro, una pequeña escuadra de embarcaciones
ocupadas por varegos rusos. Iban con la intención de apoderarse de
Constantinopla. Una tempestad que muchos atribuyeron a milagro, puso en huída a
los atacantes; los demás tomaron rumbo a la desembocadura del Dnieper, y río
arriba, regresarían a sus bases de Kiev, de donde habían salido. Pero ya
conocían el camino. No tardarían en andarlo, o mejor, en navegarlo por segunda
vez.
Con ocasión de este primer cerco del año 860, pronunció el Patriarca de
Constantinopla, Focio, dos hornillas en las que hace mención de esta incursión
de "tribus hiperbóreas, surgidas de los confines de la tierra, apartadas
de los griegos desde hacía tiempo por diversos países y pueblos, por ríos navegables
y por torrentes salvajes". Aquellos "bárbaros", desconocidos
para Focio, habían saqueado toda la ribera del mar Negro, y habían llegado a la
Propóntide, donde estaba relegado por segunda vez el depuesto patriarca
Ignacio, que corrió peligro, por cierto, de perecer a sus manos. Ignacio se
encontraba entonces en la isla de Terbinto. Los invasores saquearon conventos e
iglesias, dando muestras de su ferocidad nativa.
El fracasado asedio de Constantinopla formaba parte de un plan más
ambicioso, dentro de sus deseos de derrotar al mismo imperio bizantino. En todo
caso, marcaría la entrada de los rusos en la historia, y sería como el preludio
de su conversión al Cristianismo. El Patriarca Focio se puso en contacto con et
emperador, trazando un plan de conversión, "pues el pueblo convertido
podría ser un pueblo sumiso". De ahí que los rusos comenzaron a recibir
los primeros misioneros de Bizancio. El mismo plan seguiría el patriarca
Ignacio cuando volviera a ocupar la silla patriarcal, tras el destierro de
Focio.
En su encíclica del 867, Focio hace alusión a esta evangelización.
"En efecto, les decía a los otros patriarcas orientales, no sólo la nación
de los búlgaros había abrazado la fe en Cristo en lugar de su anterior
impiedad, sino que aún los de esta otra nación, cuyo conocimiento había llegado
poco a poco a su noticia, y eran temidos por su barbarie y su crueldad, habían
sido ganados también para el Evangelio, cambiado su anterior impiedad por el
amor a Cristo. Más aún, con esa conversión se habían convertido en unos buenos
aliados del imperio". Parece, pues, que la Providencia se había servido del patriarca Focio
para echar las primeras semillas del evangelio entre los rusos. En todo caso,
nada sabemos sobre las actividades del primer obispo enviado; desconocemos
incluso hasta su nombre mismo.
Hay autores rusos que no consideran ésta como la primera evangelización
del actual territorio ruso. En un estudio del hagiógrafo A. Prosvirnine, se
recoge la leyenda de una primera evangelización que hace alusión al apóstol San
Andrés, hermano de Pedro, como primer misionero de Rusia. Según esta leyenda,
durante el viaje que hacía desde el mar Negro a Roma, conseguiría permanecer
durante algún tiempo en este país. Leyenda que se apoya en algunos datos de las
vidas de este santo, donde el hagiógrafo nos habla de rusos que habitaban entre
las colonias griegas del Mar Negro. Esas colonias podrían ser, por tanto, los
primeros centros cristianos rusos. En la realidad, es poco lo que se puede
probar de estos primeros intentos de evangelización. El mismo Prosvirnine hace
hincapié en el pape] desempeñado en este sentido por mercaderes y soldados,
ganados a la fe por su contacto con Bizancio. Mercenarios o comerciantes, ellos
hubieron de ser los primeros agentes o intermediarios, entro el territorio
actual ruso y el mundo bizantino. Dejando de lado, por falta de pruebas
documentales, esta primera pretendida evangelización, hemos de acudir a documentos
históricos que ya nos quedan de la segunda mitad de! siglo IX. Por lo que
respecta a este primer obispo enviado por Focio, se preguntan los historiadores
cuál sería su primer campo de actuación.
Los historiadores Goloubinsky y Varnadsky se inclinan por la región de
Tmutorokan, en el mar Negro. Otros han propuesto las islas de San Gregario en
el Dnieper, o la de San Eterio en el mismo mar Negro. Son hipótesis meramente
arbitrarias. La encíclica misma de
Focio, nos dice que' su obispo había sido enviado a Kiev, lugar de origen de
los que habían asediado Constantinopla en el 860. Hay otros documentos que aseguran
la entrada del obispo bizantino en Kiev, bien acogido por su príncipe. Según
dicen los historiadores de entonces, el prelado les habló de los milagros de la
Biblia, y para satisfacer sus deseos, arrojó su propio evangelario en un
brasero encendido sin que recibiera ningún daño, El relato termina mencionando
el bautismo de los primeros de estos "bárbaros". No vamos a insistir
en estos datos un poco legendarios, en todo caso tenemos el documento de Focio,
que puede dar fe. Bien puede admitirse que el' primer obispo bizantino fue
enviado a Kiev, donde sería recibido por su príncipe Asdold., convertido al
cristianismo él mismo.
CONTINUARA...
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