martes, 3 de mayo de 2016

La Santa Rusia

28 julio del año 988, el gran príncipe de Kiev Vladímir bautizó a su pueblo haciendo entrar a toda la población de Kiev en las aguas del río Dniéper sirviéndose de la druzhina (guardia de los príncipes en la antigua Rus) y destruyó las esculturas de dioses paganos, situadas en la colina más alta a las afueras de la ciudad.


La Evangelización de Rusia

No eran solamente las riberas de la Europa occidental las 'que habían quedado dañadas por los vikingos durante el siglo IX. También las grandes estepas de la Rusia actual, habían recibido sus visitas, aunque posiblemente menos brutales que en otras partes. Los varegos, como se les llamaba, habían ganado, en parte combatiendo y en parte comerciando, el centro de estas inmensas comarcas. Así es como los rusos no eran originarios del: país que ahora ocupan, sino emigrantes <de Escandinavia. Entre las ciudades que fundaron sobresalía la de Kiev, supuestamente fundada por el varego Rurik en la 'ribera sur del Dnieper, y que vino a ser la capital de un gran ducado, Pero esos rusos, que habían de jugar un papel tan importante como catalizadores de todos los eslavos del esté, no eran ellos mismos de raza eslava. Eran demasiado pocos para que dejaran sentir entonces su influencia. Al contrario, muy .pronto desaparecerían ellos mismos absorbidos por la masa eslava. La gran familia de los príncipes rusos había abandonado ya desde la tercera generación la lengua y las costumbres paternas tradicionales, para convertirse en rusos eslavizados. Muy pronto descubrirían el camino que, a todo lo largo del Dnieper, llevaba hasta el Mar Negro, y luego hasta Constantinopla. Era, además, el momento en que las poblaciones es lavas del' territorio comenzaban a organizarse bajo caudillos poderosos, y a formar pequeños principados: Nóvgorod al norte, y Kiev al 'sur sobre el Dnieper, venían a ser como dos pequeñas capitales, donde comenzaba a esbozarse un inicio de vida política. 'Los varegos rusos controlaban a ambas capitales. En todo eso, el Imperio bizantino, Constantinopla en particular, los fascinaba 'como meta de sus aspiraciones comerciales y culturales, y más adelante, como veremos, también religiosas.

La primitiva historia rusa va enlazada con estas invasiones normandas del norte de Europa, esa raza conquistadora que 'hizo acto de presencia en todas partes, por el norte y por el sur, por el' este y por el oeste. Sus jefes habían conseguido, crear centros de inmigración entre las tribus eslavas, que por carecer entonces de toda clase de organización, no podían oponerse eficazmente a los ocupantes. En Nóvgorod se establecieron en la mitad del siglo IX y poco después se apoderaron de la ciudad de Kiev. El primer príncipe de esta última ciudad parece haber sido Askold, que consiguió subyugar todas las tribus circundantes. Constantinopla seguía con atención los movimientos de estos nuevos pueblos eslavos, que muy poco después se presentarían incluso ante sus puertas, en plan de reto amenazador.

Era el año 860. En un 18 de junio se presentaba ante las puertas de la ciudad, procedente del Mar Negro, una pequeña escuadra de embarcaciones ocupadas por varegos rusos. Iban con la intención de apoderarse de Constantinopla. Una tempestad que muchos atribuyeron a milagro, puso en huída a los atacantes; los demás tomaron rumbo a la desembocadura del Dnieper, y río arriba, regresarían a sus bases de Kiev, de donde habían salido. Pero ya conocían el camino. No tardarían en andarlo, o mejor, en navegarlo por segunda vez.

Con ocasión de este primer cerco del año 860, pronunció el Patriarca de Constantinopla, Focio, dos hornillas en las que hace mención de esta incursión de "tribus hiperbóreas, surgidas de los confines de la tierra, apartadas de los griegos desde hacía tiempo por diversos países y pueblos, por ríos navegables y por torrentes salvajes". Aquellos "bárbaros", desconocidos para Focio, habían saqueado toda la ribera del mar Negro, y habían llegado a la Propóntide, donde estaba relegado por segunda vez el depuesto patriarca Ignacio, que corrió peligro, por cierto, de perecer a sus manos. Ignacio se encontraba entonces en la isla de Terbinto. Los invasores saquearon conventos e iglesias, dando muestras de su ferocidad nativa.

El fracasado asedio de Constantinopla formaba parte de un plan más ambicioso, dentro de sus deseos de derrotar al mismo imperio bizantino. En todo caso, marcaría la entrada de los rusos en la historia, y sería como el preludio de su conversión al Cristianismo. El Patriarca Focio se puso en contacto con et emperador, trazando un plan de conversión, "pues el pueblo convertido podría ser un pueblo sumiso". De ahí que los rusos comenzaron a recibir los primeros misioneros de Bizancio. El mismo plan seguiría el patriarca Ignacio cuando volviera a ocupar la silla patriarcal, tras el destierro de Focio.

En su encíclica del 867, Focio hace alusión a esta evangelización. "En efecto, les decía a los otros patriarcas orientales, no sólo la nación de los búlgaros había abrazado la fe en Cristo en lugar de su anterior impiedad, sino que aún los de esta otra nación, cuyo conocimiento había llegado poco a poco a su noticia, y eran temidos por su barbarie y su crueldad, habían sido ganados también para el Evangelio, cambiado su anterior impiedad por el amor a Cristo. Más aún, con esa conversión se habían convertido en unos buenos aliados del imperio". Parece, pues, que la Providencia se había servido del patriarca Focio para echar las primeras semillas del evangelio entre los rusos. En todo caso, nada sabemos sobre las actividades del primer obispo enviado; desconocemos incluso hasta su nombre mismo.

Hay autores rusos que no consideran ésta como la primera evangelización del actual territorio ruso. En un estudio del hagiógrafo A. Prosvirnine, se recoge la leyenda de una primera evangelización que hace alusión al apóstol San Andrés, hermano de Pedro, como primer misionero de Rusia. Según esta leyenda, durante el viaje que hacía desde el mar Negro a Roma, conseguiría permanecer durante algún tiempo en este país. Leyenda que se apoya en algunos datos de las vidas de este santo, donde el hagiógrafo nos habla de rusos que habitaban entre las colonias griegas del Mar Negro. Esas colonias podrían ser, por tanto, los primeros centros cristianos rusos. En la realidad, es poco lo que se puede probar de estos primeros intentos de evangelización. El mismo Prosvirnine hace hincapié en el pape] desempeñado en este sentido por mercaderes y soldados, ganados a la fe por su contacto con Bizancio. Mercenarios o comerciantes, ellos hubieron de ser los primeros agentes o intermediarios, entro el territorio actual ruso y el mundo bizantino. Dejando de lado, por falta de pruebas documentales, esta primera pretendida evangelización, hemos de acudir a documentos históricos que ya nos quedan de la segunda mitad de! siglo IX. Por lo que respecta a este primer obispo enviado por Focio, se preguntan los historiadores cuál sería su primer campo de actuación.

Los historiadores Goloubinsky y Varnadsky se inclinan por la región de Tmutorokan, en el mar Negro. Otros han propuesto las islas de San Gregario en el Dnieper, o la de San Eterio en el mismo mar Negro. Son hipótesis meramente arbitrarias.  La encíclica misma de Focio, nos dice que' su obispo había sido enviado a Kiev, lugar de origen de los que habían asediado Constantinopla en el 860. Hay otros documentos que aseguran la entrada del obispo bizantino en Kiev, bien acogido por su príncipe. Según dicen los historiadores de entonces, el prelado les habló de los milagros de la Biblia, y para satisfacer sus deseos, arrojó su propio evangelario en un brasero encendido sin que recibiera ningún daño, El relato termina mencionando el bautismo de los primeros de estos "bárbaros". No vamos a insistir en estos datos un poco legendarios, en todo caso tenemos el documento de Focio, que puede dar fe. Bien puede admitirse que el' primer obispo bizantino fue enviado a Kiev, donde sería recibido por su príncipe Asdold., convertido al cristianismo él mismo.

CONTINUARA... 

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