miércoles, 27 de abril de 2016

LA EXISTENCIA DE DIOS - ROYO MARÍN

Tercera vía:
la contingencia de los seres.

16. El argumento fundamental de la tercera vía para demostrar la existencia de Dios puede formularse sinteticamente del modo siguiente: La contingencia de las cosas del mundo nos lleva con toda certeza al conocimiento de la existencia de un Ser Necesario que existe por sí mismo, al que llamamos Dios.

Ante todo precisemos los conceptos de ser contingente y necesario.

      SER CONTINGENTE

Es aquel que existe, pero podría no existir. O también, aquel que comenzó  a existir y dejará de existir algún día. Tales son todos los seres corruptibles del universo.
     

      SER NECESARIO

Es aquel que existe y no puede dejar de existir; o también, aquel que, teniendo la existencia de sí por sí mismo, ha existido siempre y no dejará jamás de existir.

Escuchemos ahora el razonamiento de Santo Tomás:

"La tercera vía considera el ser posible o contingente y el necesario, y puede formularse así: Hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir o no existir, pues vemos seres que se engendran o producen y seres que mueren o se destruyen y, por tanto, tienen posibilidad de existir o de  no existir. Ahora bien: es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre, ya que lo que tiene posibilidad de no ser hubo un tiempo en que de hecho no existió. Si, pues, todas las cosas existentes tuvieran la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existió de hecho. Pero, si esto fuera verdad, tampoco ahora existiría cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezase a existir alguna cosa, y, en consecuencia, ahora no existiría nada, cosa evidentemente falsa. Por consiguiente, no todos los seres son meramente posibles o contingentes, sino que forzosamente ha de haber entre los seres alguno que sea necesario. Pero una de dos: este ser necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su necesidad depende de otro, como no es posible admitir una serie indefinida de cosas necesarias cuya necesidad dependa de otras -según hemos visto al tratar de las causas eficientes, es forzoso llegar a un Ser que exista necesariamente por mismo, o sea, que no tenga fuera de sí la causa de su existencia necesaria, sino que sea causa de la necesidad de los demás. Ya este Ser absolutamente necesario le llamamos Dios. Se trata, como se ve, de un razonamiento absolutamente demostrativo en todo el rigor científico de la palabra. La existencia de Dios aparece a través de él con tanta fuerza como la que lleva consigo la demostración de un teorema de geometría. No es posible substraerse a su evidencia ni hay peligro alguno de que el progreso de las ciencias encuentre algún día la manera de desvirtuarla, porque estos principios metafísicos trascienden la experiencia de los sentidos y están por encima y más allá de los progresos de la ciencia.

Escuchemos a Balmes exponiendo con toda claridad y nitidez este mismo argumento:

"Existe algo, cuando menos nosotros. Aunque el mundo corpóreo fuera una ilusión, nuestra propia existencia sería una realidad. Si existe algo, es preciso que algo haya existido siempre; porque, si fingimos que no haya nada absolutamente, no podrá haber nunca nada; pues lo que comenzase a ser no podría salir de sí mismo ni de otro, por suponerse que no hay nada; y de la pura nada, nada puede salir. Luego hay algún ser que ha existido siempre. Este ser no tiene en otro la razón de su existencia; es absolutamente necesario, porque, si no lo fuese, sería contingente, esto es, podría haber existido o no existido; así, pues, no habría más razón para su existencia que para su no existencia. Esta existencia no ha podido menos de haberla, luego la no existencia es imposible. Luego hay un ser cuya no existencia implica contradicción, y que, por consiguiente, tiene en su esencia la razón de su existencia. Este ser necesario no somos nosotros, pues sabemos por experiencia que hace poco no existíamos: nuestra memoria no extiende más allá de unos cortos años. No son nuestros semejantes, por la misma razón. No es tampoco el mundo corpóreo, en el cual no hallamos ningún carácter de necesidad, antes, por el contrario, le vemos sujeto de continuo a mudanzas de todas clases. Luego hay un ser necesario que no es ni nosotros ni el mundo corpóreo; y cómo éstos, por lo mismo que son contingentes, han de tener en otro la razón de su existencia, y esta razón no puede hallarse en otro ser contingente, puesto que él, a su vez, la tiene en otro, resulta que así el mundo corpóreo como el alma humana tienen la razón de su existencia en un ser necesario distinto de ellos. Un ser necesario, causa del mundo, es Dios; luego Dios existe".

Que el ser necesario se identifica con Dios es cosa clara y evidente, teniendo en cuenta algunas de las características que la simple razón natural puede descubrir con toda certeza en él. He aquí las principales:

 I. EL SER NECESARIO ES, INFINITAMENTE PERFECTO.
Consta por el mero hecho de existir en virtud de su propia esencia o naturaleza, lo cual supone el conjunto de todas las perfecciones posibles y en grado supremo. Porque posee la plenitud del ser y el ser comprende todas las perfecciones: es, pues, infinitamente perfecto.

II. NO HAY MÁS QUE UN SER NECESARIO.
El Ser necesario es infinito; y dos infinitos no pueden existir al mismo tiempo. Si son distintos, no son ni infinitos ni perfectos, porque ninguno de los dos posee lo que pertenece al otro. Si no son distintos, no forman más que un solo ser.


III. EL SER NECESARIO ES ETERNO.
Si no hubiera existido siempre, o si tuviera que dejar de existir, evidentemente no existiría en virtud de su propia naturaleza. Puesto que existe por sí mismo, no puede tener ni principio, ni fin, ni sucesión.

IV. EL SER NECESARIO ES ABSOLUTAMENTE INMUTABLE.
Mudarse es adquirir o perder algo. Pero el Ser necesario no puede adquirir nada, porque posee todas las perfecciones; y no puede perder nada, porque la simple posibilidad de perder algo es incompatible con su suprema perfección. Luego es inmutable.

V. EL SER NECESARIO ES ABSOLUTAMENTE INDEPENDIENTE.
Porque no necesita de nadie, se basta perfectamente a sí mismo, ya que es el Ser que existe por sí mismo, infinito, eterno, perfectísimo.

VI. EL SER NECESARIO ES UN ESPIRITU.
Un espíritu es un ser inteligente, capaz de pensar, de entender y de querer;
un ser que no puede ser visto ni tocado con los sentidos corporales. A diferencia de la materia, que tiene las características opuestas. El Ser necesario tiene que ser forzosamente espíritu, no cuerpo o materia. Porque, si fuera corporal, sería limitado en su ser, como todos los cuerpos. Si fuera material sería divisible y no sería infinito. Tampoco sería infinitamente perfecto, porque la materia no puede ser el principio de la inteligencia y de la vida, que están mil veces por encima de ella. Luego el Ser necesario es un Ser espiritual, infinitamente perfecto y trascendente.


Ahora bien: estos y otros caracteres que la simple razón natural descubre sin esfuerzo y con toda certeza en el ser necesario coinciden en absoluto con los atributos divinos. Luego el ser necesario es Dios. Luego la existencia de Dios está fuera de toda duda a la luz de la simple razón natural. 

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