"Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado." |
M A R T E S
de la
cuarta semana de
Cuaresma
La Estación se celebra en la Iglesia de S. Lorenzo in Dámaso; se la da este nombre
porque se construyó, en el siglo iv, en honor del Arcediano de la Iglesia
Romana, por el Papa S. Dámaso (366-384) cuyo cuerpo se conserva aún hoy día.
COLECTA
Suplicámoste, Señor, hagas que
los ayunos de esta sagrada cuaresma aumenten nuestra piadosa devoción y nos
procuren el continuo auxilio de tu propiciación. Por el Señor.
EPISTOLA
Lección del
libro del Éxodo.
En aquellos días habló el Señor
a Moisés, diciendo: Desciende del monte: ha pecado tu pueblo, el que sacaste de
la tierra de Egipto. Se han apartado pronto del camino que les mostraste: y se
han fabricado un becerro fundido, y lo han adorado; e, inmolándole víctimas,
han dicho: Estos son tus dioses, Israel, los que te sacaron de la tierra de
Egipto, Y dijo de nuevo Dios a Moisés: Veo que este pueblo es de dura cerviz:
déjame, para que se irrite mi furor contra ellos, y les borre, y te haga jefe
de un gran pueblo. Pero Moisés oró al Señor, su Dios, diciendo: ¿Por qué,
Señor, se irrita tu furor contra tu pueblo, a quien sacaste de la tierra de
Egipto con gran fortaleza, y con mano robusta? Que no digan, te ruego, los
egipcios: Los sacó astutamente, para matarlos en los montes, y borrarlos de la
tierra: cálmese tu ira, y perdona la maldad de tu pueblo. Acuérdate de tus
siervos Abraham. Isaac e Israel, a quienes
juraste por ti mismo, diciendo: Multiplicaré vuestra semilla como las estrellas
de) cielo: y toda esta tierra, de que he hablado, la daré a vuestra descendencia,
y la poseeréis siempre. Y se aplacó el Señor, y no ejecutó el mal que había
pensado contra su pueblo.
LA IDOLATRÍA MODERNA. — El crimen de la idolatría estaba el más extendido
en el mundo, cuando se comenzaba a predicar el Evangelio. Durante muchos siglos
todas las generaciones de Catecúmenos que la Iglesia iniciaba, en estos días en
la verdadera fe, estaban inficionados en esta herejía. Para infundir a estos
elegidos un horror provechoso de su vida pasada, se les lela hoy estas terribles
palabras de Dios. Si Moisés no hubiese intercedido, hubiera exterminado como castigo
de su recaída en la idolatría, a un pueblo con quien había obrado prodigios
inauditos y El mismo en persona había venido a darles su ley. Entre nosotros,
hoy día, ya no existe este culto grosero de adorar a los falsos dioses, pero lo
practican muchos pueblos aun rebeldes a la predicación del Evangelio. Digámoslo
todo; aún podría renacer, en el corazón de nuestra Europa si la fe de
Jesucristo se perdiese. ¿No se vio, cómo a fines del siglo XVIII, se colocó en los
altares a la diosa Razón, coronada de flores, recibiendo los honores de un
incienso sacrílego? Un hombre, o una sociedad entregados a Satanás no son
dueños de plantarse donde les plazca. Es cierto que los descendientes de Noé
debieron amedrentarse ante el espectáculo del diluvio, cuyas consecuencias
sufrió por mucho tiempo la tierra; sin embargo la idolatría hizo de nuevo
grandes progresos, cuando Dios se vio como forzado a escoger a Abrahán para
preservarle. Agradezcámoslo a la Iglesia. Sus enseñanzas y su moral nos
preservan de este bochorno y brutalidad, resistamos a nuestras pasiones porque todas
nos conducirán a la idolatría si nos falta la luz de la fe.
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según S. Juan.
En aquel tiempo, hacia la mitad
de la fiesta, subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se admiraban los judíos, diciendo:
¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Respondió les Jesús, y dijo: Mi
doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Si alguien quisiere hacer su
voluntad, conocerá si la doctrina es de Dios, o si hablo yo de mí mismo. El que
habla de sí mismo, busca su propia gloria. Pero, el que busca la gloria del que
le ha enviado, es veraz, y no hay en él injusticia. ¿No os dio Moisés la Ley,
y, sin embargo, nadie de vosotros observa la Ley? ¿Por qué intentáis matarme?
Respondió la turba, y dijo: Tienes el demonio; ¿quién intenta matarte?
Respondió Jesús, y dijo les: Sólo una obra he hecho, y todos os admiráis.
Cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los
padres): y todos circuncidáis al hombre en sábado. Si recibe el hombre la
circuncisión en sábado para que no sea quebrantada la Ley de Moisés: ¿os indignáis
contra mí, porque he sanado en sábado todo, un hombre? No juzguéis según la
apariencia, sino juzgad justo juicio. Dijeron entonces algunos de Jerusalén: ¿No es éste el que buscan para
matarle? Pues mira cómo habla en público, y no le dicen nada. ¿Acaso han
reconocido los príncipes que éste es el Cristo? Pero nosotros sabemos de dónde
es éste: mas, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde será. Y Jesús
clamaba en el templo, enseñando y diciendo: También a mí me conocéis, y sabéis
de dónde soy, y no he venido de mí mismo, sino que es verdadero el que me ha
enviado, al cual desconocéis vosotros. Yo le conozco, porque vengo de Él, y Él
me ha enviado. Quisieron entonces? prenderle, pero nadie puso en El las manos,
porque aún no había llegado su hora. Y muchos del pueblo creyeron en El.
RESPUESTA SOBRE EL MESÍAS. — La lectura del Santo
Evangelio nos hace pensar en el inminente sacrificio del Cordero divino
dispuesto a ofrecerse en Jerusalén. Aún no ha llegado la hora, mas no tardará.
Se le busca ya para darle la muerte. La pasión de sus enemigos les ciega hasta
tal punto que les hace ver en El a un violador del sábado, porque cura a los
enfermos con un solo acto de su voluntad en el día del Señor. Jesús rebate sus
prejuicios sin lograr ningún fruto; les recuerda que tampoco ellos hallan
dificultad practicar la circuncisión o en sacar de sus abrevaderos su buey o su
asno si hubieren caído en él. Ni quieren escuchar. Les domina una sola cosa:
hacer desaparecer a Jesús. Sus prodigios son innegables y todos obrados con un
fin misericordioso para con el hombre; únicamente rehúsa ofrecer a la vana
admiración de sus enemigos los milagros que le piden para saciar su curiosidad
o adular su orgullo; y lejos de agradecer el uso que hace de los milagros en
favor de los hombres, se atreven a decir, que no sólo los obra mediante el
poder de Belcebú, sino que El mismo está poseído del demonio. Causa horror el oír tan
horribles blasfemias y sin embargo el orgullo de estos doctores judíos les
lleva hasta cometer estos desatinos e impiedades: y la sed de sangre se
enardece cada vez más en su corazón. Mientras algunos del pueblo seducidos por
sus jefes, se dejaban arrastrar por un ciego fanatismo, otros más indiferentes
recapacitan acerca del Mesías, y no hallan en Jesús, los distintivos de este
enviado de Dios. Quieren que, cuando venga a este mundo no se sepa su origen.
No obstante esto los Profetas han anunciado que debe nacer de la sangre de
David; su genealogía será uno de los principales caracteres; pero todo Israel
sabe que Jesús procede de esta familia real. Por otra parte también sabe que el
Mesías debe tener un origen misterioso, debe venir de Dios. La buena acogida de
las enseñanzas de Jesús, confirmadas por tantos milagros, les instruyó a la vez
sobre su nacimiento temporal y su filiación divina; más la indiferencia y
cierta maldad depositada en lo último del corazón del hombre les impidió
recapitular; tal vez aquellos, mismos en el día del deicidio incluso, gritarán
como los demás: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros
hijos".
ORACION
Oremos: Humillad vuestras cabezas a Dios.
Ten piedad, Señor, de tu
pueblo: y, al que lucha con tribulaciones constantes, hazle respirar tranquilo.
Pro el Señor.
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