MARTES
DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA.
La Estación en Roma se celebra en Santa Anastasia,
Iglesia en que antiguamente se celebraba la misa de la Aurora el día de
Navidad. Bajo la protección de esa santa Mártir se ofrecen hoy al Padre de las
misericordias nuestros anhelos.
COLECTA
Contempla, Señor, a tu Familia,
y haz que nuestro espíritu, que se mortifica con la maceración de la carne, resplandezca
ante ti con tu deseo. Por el Señor.
EPISTOLA
Lección del Profeta Isaías.
En
aquellos días habló el Profeta Isaías, diciendo: Buscad al Señor, mientras
puede ser hallado: invocadle, mientras está cerca. Abandone el impío su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, y a nuestro Dios, y
se compadecerá de él: porque es muy grande para perdonar. Porque mis
pensamientos, no son como vuestros pensamientos, ni vuestros caminos como mis
caminos, dice el Señor. Porque, como se elevan los cielos sobre la tierra, así
se elevan mis caminos sobre vuestros caminos, y mis pensamientos sobre vuestros
pensamientos. Y, como la escarcha y la nieve descienden del cielo, y no tornan
más allá, sino que embriagan la tierra, y la penetran, y la fecundan, para que
dé simiente al que siembra, y pan al que come: así será mi palabra, la que
saldrá de mi boca: no tornará a mí estéril, sino que hará cuanto quise, y
prosperará en aquello para lo que la envié: lo dice el Señor omnipotente.
CONFIANZA Y VIGILANCIA. — Nos anuncia el Profeta de parte de Dios que,
si nuestra conversión es sincera, descenderá sobre nosotros la misericordia. En
valde buscará el hombre medir la infinita distancia que separa la santidad soberana
de Dios del estado sórdido en que se halla el alma del pecador; porque nada de
eso estorbará la reconciliación de la creatura con su Creador. La omnipotente
bondad de Dios creará un corazón puro en el hombre arrepentido y "la gracia
sobreabundará donde abundó el pecado". La palabra del perdón bajará del
cielo como benéfica lluvia, sobre tierra estéril y árida, y esa tierra dará
fruto abundoso. Escuche empero el pecador la profecía por entero: ¿Es acaso
dueño el hombre de aceptar o rechazar la palabra que viene de lo alto? Puede
hoy descuidarla en la idea de que acaso la acatará más tarde, al fin de su vida?
No; porque nos dice Dios por su Profeta: "Buscad al Señor mientras puede
ser hallado; llamadle en tanto que está cerca." No podemos, pues, hallar
siempre a nuestro antojo al Señor, no siempre está tan cerca de nosotros.
¡Cuidado! tiene sus tiempos; ha sonado la hora de sus misericordias, la de sus
justicias sonará después. "De aquí a cuarenta días Nínive será
arrasada", decía a voz en grito Jonás en las calles de aquella soberbia
ciudad. No dejó Nínive transcurrieran los cuarenta días sin convertirse al
Señor sin aplacarle en ayuno, ceniza y cilicio, y Dios perdonó a Nínive.
Hagamos nuestros los sentimientos de esa ciudad culpable y arrepentida, no desafiemos
a la divina justicia rehuyendo la penitencia o cumpliéndola de modo imperfecto.
La Cuaresma que celebramos es acaso la última que la bondad divina nos prepara;
si no nos convirtiéramos ¿quién sabe si el Señor volvería piadoso a nosotros?
Consideremos despacio estas palabras del Apóstol que se relacionan con las de Isaías:
"Porque la tierra que a menudo absorbe la lluvia caída sobre ella y
produce frutos de bendición para el que la cultiva, recibirá las bendiciones de
Dios; pero la que produce espinas y abrojos, es estéril y está próxima a ser
maldita, y su fin será el fuego" (Hebre,
VI, 7, 8.)
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según S. Mateo.
En aquel
tiempo, habiendo entrado Jesús en Jerusalén, se conmovió toda la ciudad,
diciendo: ¿Quién es éste? Y los pueblos decían: Jesús, el Profeta de Nazareth de
Galilea. Y entró Jesús en el templo de Dios, y expulsó a todos los que vendían
y compraban en él y derribó las mesas de los cambistas, y los asientos de los
vendedores de palomas: y les dijo: Escrito está: Mi casa se llamará casa de
oración; pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y se acercaron a El
los ciegos y tullidos que había en el templo; y los sanó. Mas, viendo los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas, las maravillas que hacía, y a los
niños clamando en el templo, y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se
indignaron, y dijeron: ¿Oyes lo que dicen éstos? Y Jesús les dijo: Sí. ¿Nunca
leísteis: De la boca de los niños y lactantes sacaste alabanza? Y, dejados
ellos, salió fuera de la ciudad, yéndose a Betania: y allí se quedó.
OBEDIENCIA. — La Santa Cuaresma acaba apenas de iniciarse,
y, antes de que se acabe, habremos presenciado el suplicio del Justo. Ved aquí ya
a sus implacables enemigos enfrentados contra El. En vano presencian sus ojos
los estupendos prodigios; la envidia y el orgullo que endurecen su corazón no
quisieron comprender ni verlo claro. Esos desleales custodios de la casa de Dios
permanecieron mudos cuando vieron a Jesús mostrar su autoridad en el templo;
extrañeza terrorífica les ha sobrecogido. Ni siquiera retrucan cuando llama al
templo su casa: a tal grado se
les imponía la virtud, tanto temían su poder sobrehumano. Ahora renace su
audacia; la voz de los niños que aclaman a Jesús: ¡Hosanna!, lastima sus oídos y se indignan. Se atreven a censurar
amargamente ese inocente agasajo tributado al hijo de David que pasa haciendo
bien. Esos doctores de la Ley, cegados por envidia abominable no aciertan ya a
conocer las profecías ni a descubrir su cumplimiento. Se confirma el oráculo de
Isaías que acabamos de leer: Por no haber buscado al Señor cuando se hallaba
cerca de ellos, no pueden ya reconocerle cuando El mismo les habla. Los niños
le adivinan y bendicen; los sabios de Israel no ven en él más que un enemigo de
Dios, un blasfemo. Aprovechemos nosotros, al menos, la visita de Jesús para que
no nos abandone como abandonó a esos falsos sabios. Se retiró de su lado y
saliendo de la dad volvió a Betania que estaba cerca de Jerusalén. Allí vivía
Lázaro con las dos ¡hermanas Marta y María Magdalena; allí también se había
retirado María madre de Jesús, en espera del terrible drama que bien pronto se
iba a desarrollar. San Jerónimo en su comentario sobre San Mateo nota que la
palabra Betania significa Casa de obediencia,
lo que nos da a entender que el Salvador se aleja de los corazones
rebeldes a su gracia y le place descansar en los corazones obedientes. Aceptemos
por entero la lección que nos da Jesús, y en estos días de salud mostremos por nuestra
obediencia a la Iglesia y la sumisión al guía de nuestra conciencia, que hemos,
por fin, caído en la cuenta de que no hay salvación para nosotros, sino en el
abatimiento del orgullo y sencillez de corazón.
ORACION
Humillad
vuestras cabezas a Dios. Asciendan a ti, Señor, nuestras preces: y aleja de tu Iglesia
todo mal. Por el Señor.
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