EL PADRE MIGUEL AGUSTIN PRO
JUÁREZ, SU HERMANO HUMBERTO, EL ING.
LUIS SEGURA VILCHIS y JUAN ANTONIO
TIRADO ARIAS, FUSILADOS EN LOS PATIOS DE
LA INSPECCIÓN GENERAL DE POLICÍA EN LA CIUDAD
DE MÉXICO, LA MAÑANA DEL 23 DE NOVIEMBRE
DE 1927 PARA DARLE GUSTO A OBREGÓN, SIN
JUICIO PREVIO, POR ORDEN EXPRESA DE PLUTARCO
ELlAS CALLES.
El Padre Pro. - Nació en Guadalupe, Zacatecas,
el 13 de enero de 1891. Ingresó a la Compañía de Jesús el19 de agosto de 1911,
en El Llano, noviciado cerca de Zamora, Michoacán. Continuó sus estudios en Los
Gatos, California, U.S.A. Cursó Filosofía y Ciencias en el Colegio Máximo de
ranada, España. Regresó a América y fue profesor de colegio en Nicaragua, de 1921
a 1923. Volvió a España para empezar sus estudios teológicos en el Colegio
Máximo de Sarriá, Barcelona. Los continuó en el Colegio Máximo de Enghien,
Bélgica. Allí se ordenó sacerdote y celebró su primera Misa el31 de agosto de
1925. Finalmente regresó a México en julio de 1926.
El13 de noviembre de 1927, cuatro miembros de la
"Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa", partidarios de la
rebelión armada contra el Gobierno de Plutarco Elías Calles, lanzaron unas
bombas sobre el automóvil en que iba Álvaro Obregón, recién llegado a la Ciudad
de México en su gira política para obtener la reelección presidencial. La
policía detuvo a tres de los participantes. Al Ing. Luis Segura Vilchis, al
chofer Nahúm Lamberto Ruiz y al obrero Juan Tirado. El cuarto logró escaparse.
Ninguno de ellos había tenido el menor contacto con el Padre Pro. Pero como el
auto empleado para el atentado - un viejo Essex - pertenecía a la dicha
"Liga", su propietario estaba registrado bajo el nombre de Roberto,
uno de los tres hermanos Pro, Miguel, Humberto y Roberto, por lo cual el 18 de
noviembre del mismo año 1927 los tres fueron detenidos como sospechosos de
haber participado en el atentado.
Humberto Pro. Nació en Concepción del
Oro, Zacatecas, en 1903. Empezó sus estudios con los Jesuitas y los continuó con los Hermanos Maristas. Siempre obtuvo los primeros premios en todas las asignaturas. Como hijo, como hermano y como cristiano fue un modelo acabado. En el juego del football fue un campeón distinguido obteniendo
varios trofeos. Perteneció a la A.C.].M. y a la "Liga"; fue de un
valor y de una actividad asombrosos. Varias veces burló la vigilancia de la
policía. Fue aprehendido el 18 de noviembre de 1927, por creérsele complicado
en el atentado contra Obregón; y conducido a la Inspección General de Policía e
internado en un inmundo y sombrío sótano, quedó rigurosamente incomunicado. Sin
sombra de proceso alguno fue ondenado a la pena de muerte, lamentando mucho no
poder hablar para comprobar su inocencia. Estando aún en el sótano escuchó las
descargas que privaron de la vida a su hermano el Padre Pro y a su amigo el
Ing. Luis Segura Vilchis. Al llegar su hora salió pertérrito para dirigirse al
lugar de su ejecución, cuidando de no pisar los cadáveres y la sangre de su hermano
y de su compañero. Presentó el pecho sin desmayar. Sonó la descarga y Humberto
quedó semivivo. Para matarIo, le dieron el tiro de gracia* con bala expansiva
destrozándole horriblemente el cráneo. Y un nuevo mártir voló al cielo esa
mañana del 23 de noviembre de 1927.
El
Ing. Segura Vilchis. El autor intelectual y ejecutor del plan del atentado
había sido el Ing. Luis Segura Vilchis. Era éste el mejor de los Jefes producidos
por la A.C.].M., en quien se resumían todas las características de buen jefe
señaladas por la doctrina del Padre Bernardo Bergóend , mostraba su categoría
el hecho de haber puesto en sus manos el Comité Directivo de la L.N.D.L.R. el
Control Militar de la Epopeya Cristera. Fue aprehendido el 15 de noviembre de
1927, a la hora de su trabajo en la Compañía de Luz y Fuerza, e internado en un
sótano de la Inspección General de Policía de México. El mismo día, a las 11 de
la noche, su casa fue asaltada por la policía. A esas altas horas de la noche
fueron conducidas a la Inspección
General de Policía la mamá y una de las hermanas de Luis, para sujetarIas a severo y mañoso
interrogatorio.
-"Señora, dijo
Roberto Cruz, su hijo está convicto y confeso. Pero si quiere salvarIo, puede
hacerlo."
- "Señor, mi
hijo es inocente. Pero si usted dice que puedo salvarIo, dígamelo; soy su madre
y una madre no mide los sacrificios para salvar la vida de sus hijos. ¿Qué le
va usted a hacer?".
- "Esté usted
tranquila. Le doy mi palabra de honor [¿cuál honor?] de que no le haré nada.
Ante todo, permítame que le diga que ha echado a perder a su hijo, ha hecho de
él un fanático."
(*
Ignoro por qué al tiro para rematar al herido se le llama "de
gracia". ¿Qué gracia será esa? Alguien dijo que no era de gracia, sino de
desgracia.) ('1;I,t, dl' gr;1)
"
-General,
mi hijo es Católico, Apostólico, Romano, no un fanático, como usted dice".
-Su hijo es muy
joven, y por lo tanto no tiene experiencia.
-¿Quiénes son sus amigos? Porque ahí hay una cabeza que lo
dirige."
dirige."
-"Señor, mi
hijo no tiene amigos, a menos que yo sepa."
- ¿ Quién es su confesor".
- "Me parece
que esta pregunta sale sobrando", contestó la mamá ya fastidiada.
Obregón,
sentenciado a muerte. - Luis
Segura Vilchis había propuesto al Comité Directivo de la L.N.D.R.L. eliminar al
caudillo sonorense. Hubo desacuerdo. Al fin se aprobó su exterminio. Llamó a
Luis, para preguntarle si como Jefe del Control Militar de la Liga que era,
estaba dispuesto a ejecutar tal consigna. Sin titubeos contestó
afirmativamente. Le ayudarían, entre otros, dos acejotaemeros: Nahúm Lamberto
Ruiz y Juan Antonio Tirado Arias. Barquín y Ruiz, hablando de ellos, dice:
"Dos muchachos que adoraban a Cristo. Que amaban con pasión la libertad de
la Iglesia. Dos paladines en el Ejército de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana. Dos
caracteres de acero, dos voluntades de bronce. Dos gallardías puestas al
servicio de Cristo". Y acompañaron a Luis hasta el sacrificio.
El
12 de noviembre de 1927, Luis Segura citó para la mañana del domingo 13 a su
Lugarteniente Manuel Velázquez Morales miembro también del Comité General de la
A.C.j.M. y Jefe de Propaganda en la Delegación Regional de la Liga - en la
llamada Casa de la Troya, situada en Azcapotzalco. Era un refugio de los
acejotaemeros sin trabajo por participar en la resistencia armada. Un escondite
para toda ocasión.
Segura,
a bordo de un auto marca Essex, manejado por el tapatío José González y
que había sido propiedad, hasta pocos días antes, de Humberto Pro, quien lo
había vendido a Segura para servicio de la Liga recogió en la esquina de Isabel
la Católica y Capuchinas (hoy Venustiano Carranza) a Nahúm Lamberto Ruiz y a Juan
Antonio Tirado Arias. De allí se dirigieron todos a Azcapotzalco en busca de
Manuel Velázquez Morales. Pero éste, después de esperar más tiempo del
convenido, creyendo que se había suspendido la arriesgada operación, se había
marchado a la Villa de Guadalupe.
Luis
Segura Vilchis no se desanimó por la ausencia de Velázquez. Era todo un jefe y
tomó sobre sí la responsabilidad de ejecutar personalmente el tiranicidio.
Ordenó a José González que se dirigiera a la estación del ferrocarril Colonia y
que se estacionara frente a ella. Circunstancias
del atentado. A la una de la tarde descendió del tren el General Obregón,
acompañado de sus guardaespaldas, de un diputado y de un senador. Muchos
curiosos y partidarios lo esperaban y estorbaron realizar el atentado
dinamitero. Luis Segura Vilchis viajaba en el asiento delantero del viejo Essex
con José González. Atrás iban Ruiz y Tirado. Siguieron el coche que
conducía a O bregón rumbo a su domicilio en Avenida Jalisco 196. Allí bajó el
General. Los cuatro acejotaemeros aguardaron a que saliera de nuevo después de
comer. A las tres de la tarde apareció Obregón y abordó su coche marca Cadillac,
que partió rumbo a Chapultepec. Al llegar a la antigua Fuente de las Ranas dieron vuelta los vehículos, sin
advertir la presencia del Essex, que los seguía prudentemente a poca
distancia.
El
auto en que viajaban los cuatro acejotaemeros se adelantó por un momento. Luis
Segura Vilchis, sin perder un segundo, abrió su portezuela y saltó al camino
empuñando una bomba, que arrojó al auto de Obregón. Tirado y Ruiz lanzaron a su
vez las suyas. Una gran humareda se levantó en el reducido escenario y los
asaltantes aprovecharon la confusión para huír. El General Obregón estaba
pálido pero casi ileso. Dos pistoleros de Obregón treparon sobre las
salpicaderas de su veloz automóvil y salieron disparados en persecución de los
audaces autores del atentado. Nahúm Lamberto Ruiz, desoyendo una orden de Luis
Segura Vilchis, disparó su pistola contra los perseguidores, sin buscar
protección dentro del coche abierto. Con gran pericia José González conduce el
viejo Essex a su máxima velocidad por el Paseo de la Reforma. Al llegar
a la Columna de la Independencia, advirtió que sus perseguidores comenzaban a
darle alcance y dobla a la derecha. Sigue por varias calles hasta llegar a la
avenida de los Insurgentes en su cruzamiento con las calles de Liverpool. Nahúm
Lamberto Ruiz recibió un balazo que le salió por el ojo izquierdo. Dejó de
disparar y se inclinó sobre la pierna de Tirado Arias, manchando de sangre su
pantalón. Luis Segura mide el peligro de ser alcanzados y ordena a José
González que aumente la velocidad. Un Ford se atraviesa y no puede
evitarse el choque. Todos saltan a tierra, incluso el herido, y emprenden la
huída rumbo a la avenida Chapultepec.
VIVA CRISTO REY!!!
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