el fusilamiento del Pdro. Miguel Pro |
Frutos de los arreglos"uno en cada poste del Teleg." |
Modus moriendi
Éste es uno de los capítulos más
tristes de la guerra cristera que, si se mira desde el punto de vista humano,
no tiene explicación. Si Dios permitió esto, Él sabe por qué. Portes Gil no
cumplió con lo pactado en los arreglos, pues no bien los cristeros entregaron
las armas y recibieron el famoso
"salvoconducto", empezó la más horrible persecución. En la
misma, murieron los jefes cristeros durante los primeros meses. La persecución
duró cerca de diez años. El número de muertos fue mayor que durante los tres
años de batalla. La situación entre la Iglesia y los cristeros se complicó
demasiado. Esto lo habían previsto algunos obispos como monseñor de la Mora y
monseñor Orozco y Jiménez, quienes dijeron: "Un desengaño sería de
terribles consecuencias para la Iglesia:
a) porque el pueblo perdería la
confianza en sus pastores que lo guían a los cuales hasta ahora se ha mostrado
siempre sumiso y obediente;
b) porque perdería el animo para seguir luchando,
al ver que, al obtener el triunfo, éste se le escapaba, haciendo vanos todos
sus sacrificios. Tal es el sentir de la parte más sana de nuestro pueblo;
c)
porque difícilmente podrá contarse más adelante con la cooperación de ese mismo
pueblo, para las obras sociales y de todo orden que en adelante se emprendieren".
Cuanta razón tuvieron estos prelados pues se ve confirmada y más ampliada por
monseñor González Valencia, cuando Roma le pidió que describiera la situación
religiosa en el año de 1932. Éstas son sus palabras y con ellas damos por
terminado este modesto trabajo sobre "Roma y los Cristeros":
1) Juzgo que se ha perdido por
completo entre los católicos mexicanos la tradicional estima de los obispos,
más aun el simple respeto. Y esto no es de maravillar, si se atiende al cambio
absoluto del dignísimo modo de obrar que tuvo el Episcopado al principio del
conflicto para venir al actual modo de comportarse, que según todos parece
totalmente opuesto al primero, no obstante las explicaciones dadas. Hace poco
corrió impreso en la ciudad de México un opúsculo titulado se nos dijo, en el
cual, con documentos de los obispos y de la Santa Sede, aparece lógicamente
condenada la actual conducta. Peligra además la fama del Episcopado, por la
penosa comparación que frecuentemente hacen los perseguidores y la no menos
inexplicable severidad, para no decir más, hacia los sinceros defensores de la
Iglesia católica;
2) Observo y aviso con gran dolor que las murmuraciones y
quejas se extienden ya a la misma Santa Sede, fenómeno gravísimo y hasta ahora
nuevo y desacostumbrado entre nosotros;
3) Confieso que no veo cómo no
procedamos ilícitamente los obispos, cómo no sometemos totalmente la Iglesia al
Estado... Por la inmensa bondad de Dios, todavía no me encuentro personalmente
en estas angustias, porque las autoridades locales hasta ahora no han querido
perseguir... Con gran reverencia y dolor, pero con gran persuasión, afirmo que
no entiendo lo que esta pasando en la arquidiócesis de Michoacán, lo cual puede
servir de ejemplo... no veo cómo puede hablarse de tolerancia y cómo no se
trata de complicidad en cosas intrínsecamente malas...
4) Pero aunque no se
tratara de cosas intrínsecamente malas, no veo, sin embargo, la utilidad del
modo actual de proceder. El gobierno tiene pésima voluntad y quiere la ruina de
la Iglesia; 5) Al menos, el escándalo entre el clero y el pueblo es grave y
puede temerse con seriedad que sobrevenga un cisma o que muchos pierdan la
fe".
Autor:
Un Nieto de Cristero
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