Las
conversaciones y reuniones… nos persuadieron que el momento, para una franca y
eficaz colaboración entre ambos, no ha llegado… Dada la negativa de considerar
nuestras peticiones y, siendo evidente que el propósito de esta reconciliación
no es en absoluto el mismo en los ojos de la Santa Sede que en los nuestros,
creemos que es mejor esperar por tiempos más propicios para el regreso de Roma
a la Tradición… Debemos continuar rezando para que la Roma moderna, infestada
de modernismo, vuelva a ser Roma Católica y para que redescubra su bi-milenaria
Tradición. Luego el problema de nuestra reconciliación ya no tendrá razón
alguna para existir y la Iglesia experimentará una nueva juventud.
(Carta de Monseñor Lefebvre al Papa Juan Pablo II;
2 de Junio de 1988)
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