martes, 17 de noviembre de 2015

CONSAGRACIÓN DE MÉXICO A CRISTO REY (Continuación)


Mientras la historia oficial mexicana ha llenado de anatemas, injurias y soeces mentiras al militar que apoyó con energía al pueblo católico mexicano para efectuar la Consagración de México a Cristo Rey. Nosotros nos apoyaremos en los hechos que demostraron la buena voluntad del general Victoriano Huerta y su gobierno de diez y siete meses luchando contra la prepotencia de la república angloamericana y de los enemigos interiores del pueblo mexicano. Entre los documentos que pueden esclarecer en parte este lamentable episodio nacional está la carta que escribió el Gran Maestre de la Gran Logia de México don Luis Manuel Rojas, masón, al presidente masón William H. Taft de los Estados Unidos dirigida a varios diarios de ese país; pidiendo su intervención para salvar la vida de los prisioneros masones de las manos de militares mexicanos también masones…..
Luis Manuel Rojas
William H. Taft

Además de la carta telegrama que el Gran Maestro de la Masonería mexicana Luis Manuel Rojas envió al presidente de los Estados Unidos William H. Taft 3…. Remitió otra carta que publicaron los periódicos El País y La Tribuna el 15 de abril de 1913 en la cual acusa en 14 párrafos consecutivos al embajador, Henry Lane Wilson de haber urdido el asesinato de Madero y Pino Suárez…..“Mi cablegrama transcrito comprueba que no me dirigí al gobierno de los Estados Unidos, sino al señor William H. Taft como hermano masón”…4 También fueron varios los diarios de los Estados Unidos que publicaron esa carta…En la repuesta pública del Departamento de Estado de los Estados Unidos a la carta del Gran Maestre Lic. Rojas, ese gobierno, no se da por enterado de la culpabilidad de su embajador en la acusación que se le hizo. Se deduce, entonces, que el embajador Henry Lane Wilson cumplió órdenes secretas del presidente de los Estados Unidos para eliminar a Madero y su gobierno, por no haberles convenido la actitud personal de éste, manipulando al mismo tiempo en la propia Embajada, a los enemigos de Francisco Madero. El general Félix Díaz y sus adláteres eran masones también, pero sometidos a las Logias norteamericanas y no al Gran Maestre mexicano. En cuanto se constató las muertes de Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez, la facción ganadora depositó el gobierno del país en la persona del secretario de Gobernación don Pedro Lascuráin, quien a su vez de acuerdo a los planes de la masonería, nombró en su propio lugar al general católico don Victoriano Huerta, éste, en consecuencia, quedó como presidente provisional de México, con “una papa caliente entre sus manos”.

El general Huerta era un militar de carrera, que había pertenecido al ejército del presidente Porfirio Díaz y tenía prestigio de valentía, honestidad y de católico practicante, siempre se declaró así, por lo que suponemos que no era masón, pero si lo era, no pasaba del 3er. grado; ignorante de las maquinaciones de la secta, se unió y obedeció a los enemigos del presidente revolucionario, anticatólico y masón Francisco I. Madero….. Ya como Presidente, Victoriano Huerta, integró su gabinete con personas respetables dentro de la sociedad mexicana, salidos del llamado porfirismo, es decir; de nacionalistas y católicos, ajenos a toda componenda con la Revolución Mundial. Actitud incompatible con el Plan formulado desde la Casa Blanca. El pueblo católico mexicano apoyó a Huerta, los gobiernos de los Estados también, menos el de Coahuila, lo reconocieron y el ejército le obedeció para combatir los focos revolucionarios en distintos puntos del país. “Su espíritu se sobrepuso a todo cuanto perjudicara a su patria para su libertad y engrandecimiento” escribió el historiador Gibaja y Patrón….7

Sin embargo los enemigos de México no perdieron el tiempo y a poco más de un mes del nuevo gobierno levantaron con el “Plan de Guadalupe” al gobernador del Estado de Coahuila Venustiano Carranza. Como cabeza de la nueva revolución, desconociendo el gobierno del general Victoriano Huerta…..El gobierno huertista logró estabilizarse a pesar de todo, los revolucionarios vencidos en todas partes comenzaron a doblegarse, en México, parecía que volvían los tiempos de paz, y corrió el año de 1913. 
Francisco I. Madero
Por lo que respecta a nuestro país, el plan del gobierno norteamericano y de su rapaz camarilla de financieros, estaba completo y acabado cuando Francisco I. Madero subió al poder, pero ni Madero, ni mucho menos Huerta deseaba aumentar la dependencia de México a los Estados Unidos con algún tratado, como los habían hecho los gobiernos liberales del siglo XIX. El General Victoriano Huerta insistía, junto a sus consejeros, en no doblegarse ante la prepotencia yanqui. Tampoco quería acordar ningún otro tratado internacional que aumentara la dependencia a los Estados Unidos. Pero nada de esto estaba en los planes del gobierno yanqui, así que solamente esperaba una coyuntura para expulsarlo del gobierno mexicano. El nuevo presidente norteamericano Woodrow Wilson envió a un agente confidencial para entrevistarse con Huerta, ofreciendo sus “buenos servicios” para terminar los focos de rebelión y para que se eligiera “democráticamente” a otra persona para ocupar la presidencia de México.“Porque complacería al gobierno de los Estados Unidos desempeñar cualquier papel en este arreglo.…. Siempre que se halle honorablemente de acuerdo con el derecho internacional.” “Una solución satisfactoria nos parece requerir las siguientes condiciones:

a) El cese inmediato de hostilidades en todo México; un armisticio definitivo solemnemente concertado y observado escrupulosamente.

b) Dar seguridades de pronta y libre elección, en la que todos tomen parte por mutuo consentimiento.

c) El consentimiento del general Huerta de comprometerse a no ser candidato en las elecciones de Presidente de la República en las presentes elecciones.

d) El compromiso general de someterse al resultado de las elecciones y de cooperar de la manera más leal a la organización y sostén de la nueva administración.
“Tomando todas las actuales condiciones en consideración el gobierno de los Estados Unidos no concibe que haya razones suficientes a justificar a los que en la actualidad tratan de dar forma o ejercitan la autoridad en México, a rechazar los servicios amistosos que de esta manera se les ofrecen” Los anteriores párrafos nos muestran la forma usual en que los gobiernos protestantes y masones de los Estados Unidos trataban y siguen tratando, a los gobernantes de México desde que se instauró la República en 1824, con el pomposo nombre de: “República Federal Democrática Representativa y Popular de los Estados Unidos Mexicanos”. Mientras en diferentes puntos de la geografía mexicana se levantaban los revolucionarios para destruir al país, con el apoyo encubierto de los Estados Unidos. Las Asociaciones Católicas preocupadas sobremanera por el futuro de México se acogieron a sus obispos, quienes a su vez solicitaron a Su Santidad el Papa Pío X la idea de hacer una proclamación solemne del reinado de Cristo en México; de coronar la Imagen del Sagrado Corazón en señal de sumisión y humilde vasallaje a Cristo Rey.

Su Santidad Pío X -canonizado Santo, por Pío XII en 1954- acogió benignamente la súplica de los obispos mexicanos y les contestó con el Breve “Consilum Aperuistis” en el cual, respecto a las insignias, de la realeza con que habían de decorar las imágenes del Corazón de Jesús, les advierte lo siguiente: “Que la Corona y el Cetro habían de ponerse a los pies de la imagen y no en la cabeza y manos de la misma, para que así se expresara la idea de Cristo Rey y Señor de los que dominan. Desde hace mucho tiempo, con grande solicitud hemos considerado a vuestra nación y vuestros asuntos, perturbados por grandes desórdenes, y bien sabemos que, para conservar y sostener la salud y la paz de los pueblos, es de todo necesario conducir a los hombres a este puerto de salvación, a este sagrario de la paz que Dios, por su infinita benignidad se dignó abrir al humano linaje, en el corazón augusto de Cristo Su Hijo, que de ese corazón brote para vosotros, venerables hermanos, y para vuestra nación entera, agitada rudamente por incesantes discordias, La Gracia que habéis menester para la salvación eterna, y la paz, que como fuente inagotable de todos los bienes , anhelan a una voz vuestros conciudadanos” La carta estaba firmada el 12 de noviembre de 1913, en el Vaticano….“Esta es la primera vez en la Historia que se hace esta petición a la Santa Sede, por lo que constituye para México, un timbre de gloria.” Escribió el Padre Roberto Ornelas en: “Bosquejo histórico de la devoción a Cristo Rey en México” Cuautla, Mor. 1939. P.G. El eminente historiador Monseñor Emilio Silva de Castro, en su libro: “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América” escribió refiriéndose al gran acto ignorado por la mayoría de los católicos del siglo XXI. “Los males terribles que amenazaban a la Patria y que los fieles católicos trataban de evitar con esta proclamación, y eran evidentes en las acciones de la Revolución Satánica, judaica y masónica mundial, en México encarnada en la revolución carrancista de 1913”….10

Ese fin del año 1913 se recrudecieron los ataques revolucionarios para tratar de derrocar al presidente Victoriano Huerta, pero la mano de la Providencia conducía los notables acontecimientos que se concretaron al iniciarse el año de 1914. Una vez recibida en México la carta pontificia, todas las Asociaciones Católicas en consonancia con el Arzobispo de México José Ma. Mora del Río y todas las autoridades de la Iglesia de México pusieron manos a la obra para consagrar a nuestra nación a Cristo Rey.Se convino la fecha de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús para el día de la fiesta de la Epifanía, 6 de enero de 1914 y la solemne Consagración a Cristo Rey para el 11 de ese mismo mes de enero. El historiador don Pedro Sánchez Ruiz escribe en la pag. 765 del segundo tomo de su obra: “Nacimiento, grandeza, decadencia y ruina de la nación mejicana”“Cuando desde los cuatro puntos cardinales irrumpían las hordas.

3. Capítulo XXI, Tomo V, “Revoluciones Sociales de México”, Ed. Tradición. 1973, Antonio Gibaja y Patrón.

4. Idem

5. Idem

6. Francisco Ignacio Madero primogénito del terrateniente y empresario don Francisco Madero Hernández y de doña Mercedes González Treviño, nació en la Hacienda del Rosario, Parras Coahuila, el 30 de octubre de 1873, era descendiente de don Alonso de León explorador y conquistador de Texas del siglo XVII. Nieto de don Evaristo Madero el hombre más acaudalado de todo el norte de México. Muy joven fue enviado por su padre a estudiar en Europa y los Estados Unidos. En 1905 fundó el Partido Democrático Independiente. Se inició como escritor político en la revista Vox Populi, vox Dei, ganado por la corriente espiritista y la simpatía por los protestantes, en 1906 concurrió como delegado del Club de “Estudios Psicológicos” al Congreso Nacional Espírita, y en 1909 publicó un manual espírita con el seudónimo Bhima. En 1910, escribió el libro titulado: “La sucesión Presidencial”. El 22 de mayo de 1909 consiguió que se fundara en la capital del país el Centro Anti reeleccionista de México haciendo giras con la propaganda contra la reelección de Porfirio Díaz. Datos tomados del “Enciclopedia de México”, ed. Especial 1987.

7. Capítulo XXII, tomo V, “Revoluciones Sociales de México”, Ed. Tradición 1973. Antonio Gibaja y Patrón.

8. Idem

9. “Bosquejo histórico de la Devoción a Cristo Rey”, Padre Roberto Ornelas, Cuautla, Mor. 1939.

10. Libro: “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América”, Mons. Emilio Silva de Castro, Ed. UAG. Guadalajara, México.

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