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domingo, 23 de julio de 2017

DOMINGO VII DESPUÉS DE PENTECOSTES





INTROITO I Salmo 46.2-3
BATID palmas todas las gentes; vitoread a Dios con voces de júbilo: SI. Porque el Señor es el Altísimo, el terrible; es el rey grande de toda la tierra. Gloria al Padre.

COLECTA
iOh Dios!, cuya providencia no se engaña en sus disposiciones; te suplicamos apartes de nosotros todo 10 dañoso, y nos concedas todo 10 saludable. Por nuestro Señor Jesucristo.

EPISTOLA. Romanos 6.19-23

Hermanos: Hablaré a lo humano en atención a la flaqueza de vuestra carne. Como habéis entregado vuestros miembros a la esclavitud de la impureza y la iniquidad, emplead los ahora para que sirvan a la justicia para la santificación. Cuando erais esclavos del pecado. Sacudisteis el yugo de la justicia. ¿Qué fruto sacasteis entonces de ello? Ahora os avergonzáis. Porque el fin de todo esto es la muerte.
Mas ahora que estáis libres del pecado y habéis sido hechos siervos de Dios, cogéis por fruto vuestro la santificación, que tiene como fin la vida eterna.
Porque la paga del pecado es la muerte; y el galardón de la virtud, la vida eterna en Jesucristo nuestro Señor.

GRADUAL. Salmo 33.12.6

Venid, hijos y oídme; os enseñaré el temor del Señor, Acercaos a él y seréis iluminados, y vuestros rostros no serán confundidos.
Aleluya, aleluya. , Batid palmas todas las gentes; vitoread a Dios con voces de júbilo. Aleluya.

EVANGELIO S. Mateo 7.15-21

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuidaos de los falsos profetas que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen uvas de los espinos, o higos de los zarzales? Así, todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo produce frutos malos.
No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Así, pues, por sus frutos los conoceréis.
No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos; sino el que hiciere la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos.

OFERTORIO. Daniel 3.40

Como el holocausto de carneros  y de toros, y los sacrificios de millares de corderos gordales, así sea hoy grato nuestro sacrificio en tu acatamiento, pues no son confundidos los que en ti confían; Señor.

SECRETA

[Oh Dios], que quisiste reemplazar las diferentes hostias de la antigua ley por un solo perfecto sacrificio; recibe el que te  ofrecen tus devotos siervos y santifícalo con la misma bendición con que bendijiste el de Abel; y lo que cada cual ha ofrecido en honor de tu majestad, aproveche a todos para su  salvación. Por nuestro Señor…

COMUNIÓN I Salmo 30.3

Inclina a mí tu oído; apresúrate a salvarme.

POSCOMUNIÓN

¡Señor!, que tu acción curativa nos libre de nuestras perversas tendencias y nos guíe a obrar lo que es recto. Por nuestro Señor Jesucristo...

COMENTARIO.
Así, todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo produce frutos malos.
El sello divino esta puesto en estas lapidarias palabras de nuestro salvador y lo reafirma dos veces más cuando dice: Por sus frutos los conoceréis. Y más abajo: Así, pues, por sus frutos los conoceréis. Uno podría suponer que la reafirmación sobre el tema que nos ocupa es una redundancia e innecesaria y por lo tanto es un error o de Dios o del Evangelista.
En principio Dios no se puede equivocar pues dejaría de ser lo que es, según se lo dijo a Moisés en el Sinaí en la zarza ardiente: “Yo soy, el que soy”  y si el que es se equivoca, en donde está su perfección divina? Quitado este obstáculo podría decirse que es un error del Evangelista, pero si aceptamos que ellos escribieron los Evangelios por inspiración divina entonces nos encontramos con la misma respuesta anterior. Entonces porque quiso el Señor atraer nuestra atención repitiendo dos veces lo mismo? Considero que fue por nosotros porque, por este medio, nos quiere hacer entender que si en la naturaleza se produce esta realidad del árbol bueno y del malo, con mayor razón en el alma humana. Aprendamos como nuestro Señor nos enseña a discernir lo bueno de lo malo con este pequeño ejemplo del discernimiento de espíritus pues todo apunta al conocimiento que todo católico debe tener para distinguir el bien del mal, porque Él nos da las normas para ello. Discernimiento que nos es necesario para practicar el verdadero catolicismo aquí en la tierra y, por medio de el, llegar a la vida eterna.
Hoy por hoy nos es necesario saber con certeza que árbol produce el fruto malo y cual los buenos, a groso modo se podría decir; los que obran el mal son el árbol malo y el árbol bueno todos aquellos que obran el bien. Pero la cosa es más compleja porque el mal parece imperar en todos los ámbitos e incluso donde menos se lo esperaba en el interior de la Iglesia y aquí cabe preguntarse: “Señor no sembraste trigo en tu campo, entonces porque hay cizaña en el? Por donde comprenderás estimado lector como aun en el campo divino el enemigo se atrevió a sembrar su cizaña y si eso hizo, acaso no hizo lo mismo con los arboles? Claro que sí. Ahora comprendes o entiendes como este buen Pastor nos quiere advertir sobre estos dos arboles y sus correspondientes frutos. Pero sucede que el alma superficial, mundana e ignorante no distinguirá lo bueno de lo malo porque su paladar espiritual esta atrofiado por su misma culpa y esto es una terrible desgracia porque creyendo comer los frutos buenos encontrara al final de su vida todo lo contrario por eso también Nuestro Señor nos advierte al final de este evangelio: “No todo el que dice Señor, Señor entrara en el reino de los cielos”. Medita caro lector sobre este Evangelio en esta vida y como dice el Apóstol: “De todo lo que recibáis comed lo bueno y desechad lo malo”, es decir toma lo que es bueno para tu salud espiritual aquí en la tierra y desecha lo nocivo para la misma.


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