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domingo, 9 de abril de 2017

ACUÉRDATE QUE NO TIENES MAS DE UN ALMA




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POR EL PADRE ALONSO DE ANDRADE

43.- Muy malo haces contigo, si otro te tratara con el desprecio con que tú te tratas. Si no fuera tu alma tuya sino ajena, no me espantara que la trataras tan mal; pero siendo tuya, mucho admira que la trates tan mal; y que estimando en  tanto el cuerpo, y cuidando tanto de él, estimes tan poco y te descuides tanto de tu alma.
44.- El cuerpo ha de ir brevemente a la sepultura, a ser manjar de gusanos, y un hediondo muladar; y el alma ha de vivir para siempre y ser presentada en el acatamiento de DIOS. A la esclava estimas y regalas, y ¿la Reina desprecias y maltratas?
45.- No puede hallarse más perverso gobierno que mandar la esclava, y ser esclava la señora, regalar tu carne que nació para esclava de tu alma, y que la que nació para señora sea esclava suya, arrinconada y olvidada. Pues una cosa te hago saber, y es que, si desprecias tu alma, perderás también el cuerpo, pero, si honras por ella, los ganarás a ambos. No me creas a mí sino a S. Crisóstomo, que así lo dice: “si despreciamos el alma, no podremos salvarla, ni tampoco el cuerpo, porque no fue criada el alma por el cuerpo, sino el cuerpo por el alma. Si el alma se pierde todo se pierde, y si el alma se gana todo se gana”.
46.- Porque un hombre no es más que su alma; para ella crió
DIOS todo lo visible, y sin ella todo cesa, y no es de provecho ni       de honra.    . .
47.- Y, si no lo crees o lo dudas, vamos a la experiencia, y mira
¿Que aprovechan todas las cosas visibles: honras, riquezas, deleites, dignidades y grandezas, a los que no tienen alma, a los cuerpos muertos, y a los cadáveres secos que la tuvieron? Lo mismo les aprovecha que a las piedras, que nunca fueron animadas; con la ausencia del alma espiró todo para ellos, con ella lo poseen, con ella les sirve, y sin ella ni les sirve, ni lo gozan, ni poseen. Mira, pues por tu alma, si quieres salvar tu cuerpo y   lograr lo que DIOS te ha dado.
48.- Con razón se espanta S. Isidoro de los hombres que, olvidados de su alma, cuidan de las estrellas, y estudian las filosofías, y escudriñan los metales más escondidos en las entrañas de la tierra y en lo profundo del mar: iOh hombre dice, que contemplas el curso de las estrellas, y las propiedades de las plantas, vuelve los ojos a ti mismo y penetra, si puedes, el abismo de grandeza, y la profundidad de valor de tu propia alma!
49.- ¿Es posible que, teniéndola tan cerca, te olvides tanto de ella, y que no te acuerdes de mirarla siquiera de cuándo en cuándo? Si la hubieras encomendado al vecino, y la tratara como tú la tratas, ¿qué dijeras? ¿Qué hicieras y con qué voces te quejaras? Pues cosa recia es que hagas tú contigo lo que no quisieras hiciera tu vecino, y que te tratas tú peor que te tratara ninguno, y que, siendo el alma tuya, te descuides tanto de ella, y que sea necesario acordarte que es tuya, y que la trates de manera que entren los vecinos a rogarte la trates bien y que mires por ella, siendo tú el interesado.
50.- Escribe Rabisio Testor que convidó a un filósofo otro amigo suyo, bien desemejante a él en las costumbres, y apercibió su casa, como para tal huésped, sacando a plaza cuantas riquezas tenía, entapizó las paredes de ricas. colgaduras, cubrió el suelo de vistosas alfombras, vistió las mesas de labrados tapetes, adornó el estrado de telas de oro y seda, enriqueció los aparadores de costosas vajillas, bordó las sillas y doró los techos, sin dejar cosa alguna que no adornase; sólo de sí mismo se olvido; porque tenía el rostro tiznado y el vestido mal compuesto.
51.- Lo cual como advirtiese el Filósofo, teniendo necesidad de escupir, arrancó una flema y escupiósela en la cara, diciéndole, perdonad, que no he hallado otro lugar más despreciable en que poder escupir; pues, siendo el primero de vuestra casa, ha sido el que más olvidasteis, y fue justo castigo, aunque acedo, de quien se olvidó de su cara, acordándose de adornar los rincones de su casa.
52.- Verdaderamente hay hombres tan descuidados de su alma, cuanto cuidadosos de las menores alhajas y rincones de su casa, que, si hubieran de escupir en el lugar más despreciado, no se hallara otro más que su alma, porque cuidando, de todo sólo se descuidan de ella.
53.- Del caballo, y del jumento, del perro y del pájaro, de la viña y de la huerta, del vestido y de la silla, y de las posesiones más humildes, cuidan solícitos, y procuran que sean buenas y bien tratadas; sólo de su alma se descuidan y no se acuerdan más que si no la tuvieran o no fuese suya. . .
54.- Todas las posesiones tuyas quieres que sean buenas, dice S. Agustín, y sola tu alma no se te da nada que sea mala. Grande engaño es y digno de lágrimas que precies tanto el cuerpo, y tan poco el alma; que gastes tantas horas en peinar tu cabeza, y en afeitar tu rostro, y en ajustar el vestido, y que tengas tantos criados ocupados en mirar por tu hacienda, y que no gastes un rato en hermosear tu alma, y en limpiarla siquiera de los vicios que se le pegan del cuerpo; ni tengas una persona que cuide de ella y te ayude a granjear las riquezas espirituales y verdaderas.

…salva tu alma

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