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martes, 29 de noviembre de 2016

Ite Missa Est

29 DE NOVIEMBRE
LA VIGILIA DE
SAN ANDRES


LAS PRIMERAS PIEDRAS DE LA IGLESIA. — La vigilia de San Andrés es la más notable entre las vigilias de los Apóstoles. Punto de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, nos recuerda las promesas divinas y nos hace ver su cumplimiento, mientras se prepara la construcción de la Iglesia con la elección de las primeras piedras. La última lección de la Escritura del Tiempo Profeta Malaquías que anuncia los tiempos nuevos: Desde la salida del sol hasta el ocaso, mi nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos y en todo lugar se ofrece mi Nombre el sacrificio de una oblación pura". Y Juan Bautista, en el Evangelio del día nos avisa que el largo esperar del género humano ha terminado ya. Nos señala al Mesías que está ya muy cerca: "He ahí al Cordero de Dios". Andrés oye este pregón y a impulsos de la gracia sigue a Jesús y pasa la tarde con él. Fué el primer Apóstol en reconocer a Cristo y al momento le lleva a su hermano Pedro, el que más tarde va a ser el primero por la autoridad, el primer Papa. Venid en pos de mí", había dicho Jesús. Esta palabra del Señor va dirigida a las almas de buena voluntad. La invitación está llena de bondad: ¿Puede haber, en efecto, algo más dulce que seguir al que es el mismo Amor? ¿Qué cosa más fácil que seguir al Omnipotente? Y, con todo, son muy pocos los que responden a esta dulce presión. Pongamos nuestro porvenir espiritual debajo de la protección de San Andrés y roguémosle que nos conceda la gracia de la fidelidad, para que, a ejemplo suyo, podamos seguir a Cristo a donde nos quiera llevar y, si le parece, hasta la cruz. Terminemos con este deseo de San Agustín en la Homilía del día: "Levantémosle en nuestros corazones una morada, para que venga a ella y nos enseñe y viva con nosotros". Ya se va diseñando todo el Adviento. Pongamos bajo de la bendición del Apóstol de la cruz la temporada santa del Adviento.

Oración:

"Suplicamoste, oh Dios omnipotente, que el Apóstol San Andrés, a cuya festividad nos disponemos, nos alcance tu auxilio, para que, libres de nuestras culpas, salgamos victoriosos también de todos los peligros. Por Jesucristo Nuestro Señor Amén."

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