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viernes, 21 de octubre de 2016

LA MISA NUEVA - Mons.Marcel Lefebvre

LA IGLESIA DESPUES DEL CONCILIO
(6-7-77)

Discurso de su Excia. Rvma. Monseñor Marcel Lefebvre, Arzobispo, Superior General de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, pronunciado en Roma, el 6 de julio de 1977. 

(fin del artículo)


Para qué formo sacerdotes

Ahora bien ¿tenemos la fe o no? Si tenemos la fe católica, creemos que la única religión verdadera es la católica porque fue fundada por el mismo Dios. El mismo que ha dado el Sacrificio de la Cruz, el Sacrificio de la Misa. Mis seminaristas están convencidos de esta verdad: que la cosa más hermosa en la tierra es el Sacrificio de la Misa. No es una comida protestante, no es una comida, no. Para un sacerdote joven poder pronunciar las palabras de la consagración es la cosa más hermosa de su vida. Durante sus años del seminario piensa: "¡Cuándo subiré al altar y podré pronunciar las par labras de la consagración, hacer esta acción sacrificial, hacer descender a Dios, a Nuestro Señor mismo!". Piensa que él mismo tendrá el poder de hacer descender a Dios del cielo al altar, como la Virgen María con su "FIAT" hizo descender el Verbo de Dios a su seno. El sacerdote cuando pronuncia las palabras de la consagración hace descender a Nuestro Señor a la hostia. Es una cosa maravillosa, divina, cosa misteriosa, incomprensible, inaudita. Esto es el sacerdote. No es él un animador de la comunidad, un animador social, un presidente. Tiene un carácter sacerdotal impreso en su alma para ser sacrificador. Vosotros tenéis necesidad de estos sacerdotes, los fieles piden estos sacerdotes, quieren la Santa Misa. La comunión no es la cosa principal; en la Santa Misa lo esencial es el sacrificio. El sacramento de la Eucaristía es el fruto del Sacrificio, nosotros participamos en la Víctima que fue ofrecida.

Babel de religiones

Por esto no podemos adoptar todas las transformaciones que usan estos hombres de Iglesia; éstos usan un falso ecumenismo que se difunde cada vez más. Hace quince días, 150 sacerdotes de la diócesis de Rothenburg, en Alemania, han firmado un documento público diciendo que estaban convencidos de que no hay más diferencia entre el catolicismo y el protestantismo, que la cena es la misma, luego no hay que hacer más diferencia entre protestantes y católicos. Y este movimiento continúa. Ahora fue lanzada una idea en Francia, en Alemania, en Holanda, en Bélgica, la idea de que deben darse lugares de culto a los musulmanes. Los obispos se preocupan más de dar lugares de culto a los musulmanes que de dar iglesias a los fieles que creen, a los fieles católicos. Monseñor Ducaud-Bourget, aquí presente, sabe algo de esto. Hace poco el obispo de Alsacia, monseñor Elchinger, firmó un documento con pastores protestantes para pedir que los sacerdotes estudiaran cómo se podría hacer utilizar sus iglesias por la comunidad musulmana. Monseñor Etchegaray, arzobispo de Marsella, quería hacer lo mismo en Nuestra Señora de la Guardia. Quería poner una capilla musulmana en este hermoso santuario, pero los marselleses se opusieron, no quisieron que Nuestra Señora de la Guardia se transformase en un templo musulmán.  Habría tantas cosas que decir. He aquí la fotocopia de la Semana Diocesana de Marsella, de abril de 1976; el obispo expone toda una consideración sobre la posibilidad para los sacerdotes de bendecir con una pequeña ceremonia religiosa a los novios que quieren usar del matrimonio sin recibir todavía el sacramento. Es realmente así, os lo aseguro.  Parece que si los futuros esposos estiman que no están todavía dispuestos a celebrar el sacramento del matrimonio, el arzobispo dice que es posible dar una bendición; así podrán usar del matrimonio, luego celebrarán el sacramento cuando estén dispuestos. ¿Es éste un obispo católico todavía? Es inaudito. Y no fue suspendido a divinis".

Supresión de los Estados católicos

Una consecuencia extremadamente grave de esta igualación de todas las religiones es la supresión de todos los Estados católicos querida por la Santa Sede. Tengo el ejemplo de Colombia, donde me encontraba cuando se llegó a la supresión del artículo 1 de la Constitución. El secretario de la Conferencia Episcopal me dijo que trabajó durante dos años, estimulado por el nuncio, para obtener del presidente la supresión. El artículo decía: "La única religión pública del Estado es la religión católica". Y lo mismo pasa en Suiza. Suiza es una confederación de cantones; cada cantón tiene su Constitución. El cantón de Valais y el cantón de Ticino tenían en su Constitución, como artículo 1 : "La religión católica es la única religión reconocida por el Estado". Y bien, el nuncio de Berna me dijo personalmente que escribió una carta al Obispo para que propugnase un referéndum a fin de suprimir este artículo  Lo mismo en España. Jesucristo ahora no debe reinar más sobre la sociedad. Es el principio del liberalismo, el esquema de la declaración de la libertad religiosa El esuema dice que ninguna autoridad humana ede limitar el ejercicio público de las opiniones religiosas. Así cada uno tiene el derecho de tener sus diarios, sus escuelas, hacer propaganda para difundir las falsas religiones. Lo que es grave es que no sólo se da libertad a la doctrina de estas religiones, sino que se da libertad también para la moral de las distintas religiones. Por ejemplo: a los que son musulmanes las leyes deben reconocer les ahora el derecho a la poligamia.  Piénsese que el cardenal Colombo, de Milán, hizo recientemente una declaración inverosímil, que fue reproducida por le observatore Romano: "En el desarrollo histórico actual de la sociedad un Estado confesional es inadmisible".  Para esto se quiere sustituir el Decálogo con la Declaración  de los Derechos del Hombre. ¡De qué modo los Papas precedentes están contra esta Declaración! ¡De qué modo el Papa Pío VI se pronunció contra esta Declaración de los Derechos del Hombre! 5. Para el cristiano ¿cuál es el límite de sus derechos? ¿Sus deberes? Nacemos con deberes, y porque tenemos deberes tenemos derechos: ésa es la doctrina de la Iglesia. Nuestros deberes son la regla de nuestros derechos, y no tenemos derechos sin deberes. Ahora cada uno hace lo que quiere, sin límites, y se arroga todos los derechos que quiere. El primer deber de un hombre que nace sobre la tierra es la adoración de Dios. El hombre no existía, al nacer recibió un alma espiritual, el primer deber de esta alma es adorar a Dios. Cuando Jesús estuvo en el seno de la Bienaventurada Virgen María su primer acto como hombre fue la adoración del Padre, pues Él era perfectamente consciente en el seno de la Bienaventurada Virgen María.

Destrucción
de la enseñanza religiosa

Y porque tenemos el deber de adorar a Dios, tenemos el derecho de tener nuestras iglesias, nuestras escuelas católicas. Lo mismo vale para la familia. Porque tenemos el deber de fundar una familia cristiana, tenemos el derecho de tener cuanto sirve para defender la familia cristiana. De ahí el Decálogo. No vi nunca en un catecismo antiguo los derechos del hombre; siempre vi el Decálogo. El Decálogo tendría que ser la ley básica, fundamental de toda sociedad. Si ponemos como base el Decálogo, no tendremos el divorcio, la contracepción y el aborto. Debemos volver a nuestro catecismo del Concilio de Trento, de San Pío X, de San Carlos Borromeo. He aquí la base de nuestra civilización cristiana, la base de nuestra Fe: el Credo, el Decálogo, el Santo Sacrificio de la Misa, los sacramentos y el Pater Noster, la oración de Nuestro Señor. Mas nuestros catecismos actuales no sirven para nada. Llevé al cardenal Wright los catecismos canadienses, inmediatamente me dijo él mismo: "Estos catecismos no son católicos".

En la reunión que tuve con tres cardenales -el cardenal Wright, el cardenal Garrone y el cardenal Tabera- dije a aquél: "Eminencia, me atacáis por el seminario de Ecóne, pero yo os ataco por todos los catecismos. Después del Papa sois el responsable de los catecismos de todo el mundo". El cardenal me dijo que hizo una carta para la catequesis pero no le obedecían. El catecismo de París es abominable, es modernista, es totalmente acatólico, decididamente herético. Mandé el folleto con la catequesis de París al cardenal Seper. He aquí su respuesta: Roma, 23 de febrero de 1974 – “Recibí su carta del 2 de enero con el material anexo. Muchas gracias. Haré estudiar todo. Lo que me manifiesta Ud. es sorprendente, abominable, ¿qué queda del catolicismo? No comprendo cómo la autoridad eclesiástica no reacciona en el lugar. Roma no puede intervenir en todos lados y sobre todo a tiempo". Y si Roma no puede intervenir, estamos mal. El mismo cardenal dice "¿qué queda del catolicismo?". La situación de la Iglesia es realmente trágica.  En Houston, en los Estados Unidos, para confirmar a los niños el obispo exige que los padres y los niños vayan por 15 días al pastor protestante y al rabino para recibir lecciones de ecumenismo; sólo después pueden recibir la confirmación.

Claudicación frente al comunismo

Es oportuno hablar también del comunismo, que es una cosa tremenda. Yo mismo, durante el Concilio, llevé una petición con la firma de 450 padres conciliares para pedir la condena del comunismo; pero me dijeron que el Concilio era pastoral y no quería condenar a nadie. ¿Concilio pastoral? ¿Qué significa "pastoral"? El deber de poner en guardia a la grey contra el peligro, contra el mal más terrible de nuestra época. Si entretanto pensamos en las cosas que han dicho y sufrido los cardenales Mindszenty, Slipyj, Beran y Wyszinski, estos heroicos cardenales de la. Iglesia; Fueron perseguidos, encarcelados por muchos, muchos años, por haber proclamado la condena del comunismo en sus países. Fui a hablar pero me dijeron que era inútil hacer esta petición porque "arriba" no querían condenar. Sólo después comprendí que nuestras 450 firmas fueron dejadas de lado porque existía un acuerdo entre la Santa Sede y Moscú. Los representantes de la iglesia ortodoxa no hubieran venido al Concilio de no haber tenido la seguridad de que no habría condena del comunismo. Ésa fue la condición puesta, y no vinieron los primeros tres años; sólo cuando supieron que la petición que solicitaba la condena del comunismo era dejada de lado dijeron que podían ir, seguros que el comunismo no sería con- denado. Leed el libro "Mosca e il Vaticano" o del padre Alessío di. Floridi S. J. (ed. La Matriona, Milano), y el otro libro interesante escrito por un polaco, Josef Mckievich, "Il Vaticano allombra della siella Rosa" 7.)  Cuando se leen estos libros se comprende .que no se podía hacer nada.

Quisiera concluir con un ejemplo. El 11 de septiembre estuve con el Papa. Hablé con el Santo Padre; la conversación fue cordial no fue dura. El Santo Padre me habló me hizo algunas observaciones, me reconvino; luego me dijo que debía hablar. "Santo Padre -dije- no soy el jefe de los tradicionalistas, como Vos dijisteis en el Consistorio en el mes de mayo. Nunca quise formar un grupo, una asociación. Mi única meta y deseo es formar buenos y santos sacerdotes nada más. No tengo otra meta, querría esta; siempre en Econe con mis seminaristas. Soy uno de los tradicionalistas, uno de los millones que hay en el mundo. Son millones los que dicen que si no se termina con este “agiornamento, este cambio continuo, la religión católica se acabará. La gente se va de las parroquias, todos los Obispos lo confiesan. En Alemania, hace poco, en un artículo, se decía que hay cuatro millones de fieles menos en las parroquias. También en París monseñor Marty dijo que los fieles disminuyeron a la mitad; la mitad de los fieles no va más a la iglesia. Es la apostasía la apostasía general; quizás sea igual en Italia no lo sé. Yo hago un solo pedida: DEJAD HACER EL EXPERIMENTO DE LA TRADICION". Dije también: "Tuvimos durante tantos años esta Misa, estos sacramentos, el viejo catecismo. Durante el Concilio dijimos la Misa de San Pío V que es la Misa de Gregario Magno, luego es la verdadera Misa romana latina, fundamento de nuestra religión.  Cómo es posible que en Francia ahora haya trece plegarias eucarísticas a elección trece plegarias oficiales recomendadas por el episcopado". A esto el Santo Padre alzó los brazos y dijo: "Monseñor, son más, muchas más". Entonces, ahora, si hay tantas plegarias eucarísticas en el nuevo canon, ¿por qué no aceptar el viejo canon, como era, sin cambios? Dicen que el actual primer canon es el antiguo canon; esto no es verdad, porque han cambiado las palabras de la consagración, han cambiado los nombres de los mártires, los signos de la cruz, han suprimido las genuflexiones, han cambiado hasta los caracteres de la imprenta(8), y todo esto cambia la atmósfera y termina por cambiar la fe.  El Santo Padre no me dijo que esto no era cierto, que no. era posible volver atrás, no me dijo esto. Me dijo que no podía darme una respuesta de repente, que debía consultar con las congregaciones, con la Curia; ved como andan las cosas. Así que encontré una apertura en el Santo Padre y pensé que quizás, quizás con la gracia de Dios, el Santo Padre dirá: "bien, está bien", y así terminará esta inútil y dañosa división en la Iglesia.

Pedimos la Fe, para tener
la vida eterna

Pero luego vino la carta del 11 de octubre, carta dura, dura. No hay nada que hacer. La carta dice que debo ceder el seminario a Roma, todas nuestras casas a las diócesis y yo ir a, una ermita a rezar. No, no, es imposible. Quizás alguno de vosotros piense: "Monseñor Lefebvre desobedece". Pero veis cómo es la situación y yo pienso realmente que la situación es trágica. Hay en la Iglesia una orientación nueva, radical, grave, QUE NO ES CATOLICA, que destruye nuestra religión. No quiero saber de quién viene pero con certeza existe, los hechos la confirman. En todas las cartas que recibí me dicen siempre: "Usted será recibido, sus consejos aceptados por la Curia y por el Santo Padre, si usted acepta todo el ordenamiento actual de la Iglesia. Si usted no acepta todo el Concilio y sus reformas, todo el ordenamiento dado por Roma, la reconciliación es imposible". Es un problema difícil y doloroso, ¿Debo obedecer a este ordenamiento o permanecer católico, católico romano, católico de siempre? Siempre fui muy obediente a la Santa Sede, estuve siempre a disposición del Santo Padre, siempre fui a donde me mandaron, sea como delegado apostólico, sea a la diócesis de Tulle, luego como superior general de los padres del Espíritu Santo, siempre fui muy obediente. Pero cuando me dicen que debo encaminar a mi seminario, a mis seminaristas en este ordenamiento nuevo, yo, en conciencia, digo: no quiero morir protestante, no quiero morir fuera de la Iglesia.

Concluyo: cuando nos llevaron a la pila bautismal ¿Qué nos pregunto, por medio de nuestros padrinos y madrinas, la Iglesia? “Quid ab Ecclesia Dei? ¿Qué pides a la Iglesia de Dios? Y la Iglesia que habla con este niño, los padrinos respondieron: “Fides”=”la Fe. ¿Y que consigue la Fe? “La vida eterna.” Que mas podemos pedir? Hoy pedimos, como lo han pedido nuestros padrinos, pedimos a la Iglesia, la Fe, para tener la vida eterna.


Sobre los temas tratados en este artículo por Mons. Lefebvre destacan sin duda alguna dos en especial: no se renovó la condena al comunismo y la trampa de la sagacidad malévola de las autoridades vaticanas de ese tiempo con relación a la entrega de todo a Roma a cambio de nada para la tradición. Quiero citar textualmente estas dos cosas:

1°, el comunismo no fue condenado porque Los representantes de la iglesia ortodoxa no hubieran venido al Concilio de no haber tenido la seguridad de que no habría condena del comunismo. Ésa fue la condición puesta, y no vinieron los primeros tres años; sólo cuando supieron que la petición que solicitaba la condena del comunismo era dejada de lado dijeron que podían ir, seguros que el comunismo no sería condenado.

2°. Los “favores de los que hoy goza la neo- Fraternidad ya se los habían ofrecido a Mons. Con estas palabras dolosas:"Usted será recibido, sus consejos aceptados por la Curia y por el Santo Padre, si usted acepta todo el ordenamiento actual de la Iglesia. Si usted no acepta todo el Concilio y sus reformas, todo el ordenamiento dado por Roma, la reconciliación es imposible". Como de hecho lo son ahora los superiores de la Fraternidad aunque ellos digan lo contrario los hechos contradicen totalmente sus palabras, ¡Pobres de los que esperan todavía una infame firma, esperen sentados mientras a vuestros ojos ven como se introduce el modernismo dentro de la Neo- Fraternidad, ya lo dijo el Cardenal Dinoia: “


5 Pío VI condenó la Declaración de los Derecho, del Hombre calificándola como contraria a la religión y a la  sociedad'. (N. del E.)

8 En el misal de siempre, codificado por San Pío V, los caracteres tipográficos de la fórmula de la consagración están destacados, para señalar que no se trata de relatar lo que pasó, sino que hay que pronunciar la fórmula con intención consagratoría, Si el sacerdote lee el texto de la consagraci6n como simple relato, sin intención de consagrar, no hay sacramento alguno y el pan queda p.an, y el vino . (Nota del Editor).


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