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miércoles, 3 de agosto de 2016

Ite Missa Est

3 de Agosto

La invención del cuerpo de
San Esteban.
(En el año 415)


Con haber sido tan ilustre en la Iglesia primitiva el glorioso protomártir san Esteban, estuvo su santo cuerpo largo tiempo escondido, hasta que el Señor se dignó revelarlo en tiempo de los emperadores Honorio y Teodosio el Menor su sobrino, el año 415 de nuestra salud. Hízose esta revelación a Luciano presbítero, el cual refiere todo lo que en ella pasó en una carta escrita en griego, donde dice: «Que estando él durmiendo en un lugar del bautisterio, donde salía dormir para mejor guardar la iglesia y ocurrir presto a las necesidades de los fieles de su parroquia, despertó viendo un súbito resplandor, y le apareció un venerable anciano en traje de sacerdote, el cual le mandó que buscase los cuerpos santos, que estaban en cierta heredad de aquella aldea, y los colocase en otro lugar más decente. Preguntó Luciano al venerable viejo quién era, y cuyos eran aquellos cuerpos. Y él respondió que era Gremaliel, el que había enseñado a San Pablo apóstol de Jesucristo, y que el que estaba en el monumento con él a la parte de Oriente era el bendito mártir San Esteban, que fué apedreado de los judíos, cuyo cuerpo él había hecho recoger y enterrar en aquella heredad suya, y que en otro lucillo y sepulcro estaba el cuerpo de Nicodemus, al cual, por ser discípulo de Cristo, los judíos habían anatematizado y desterrado de la ciudad, y él le había recogido en su casa y dado todo lo que había menester todo el tiempo que vivió, y después de muerto le sepultó honoríficamente junto a san Esteban. Con las señas que recibió del santo anciano Gamaliel, fué Luciano a Jerusalén a dar cuenta de todo al obispo: el cual dio orden que se buscasen los santos cuerpos en el lugar señalado: y en efecto, cavando en él, hallaron tres sepulcros en cuyas piedras se leía en letras siríacas: Esteban, Nicodemus, Gamaliel. Divulgándose luego esta noticia, vino el obispo de Jerusalén, llamado Juan, acompañado de Eleuterio, obispo de Sebaste, y otro Eleuterio, obispo de Jericó, y del clero y gran muchedumbre de fieles; y abriendo el sepulcro donde estaba el cuerpo del glorioso San Esteban, comenzó a temblar la tierra y salir un suavísimo olor y fraganciacelestial de aquel sagrado cuerpo, tan extremada que a los que presentes se hallaban les parecía estar en el paraíso. Dieron todos voces de alabanza a Dios, y más cuando por la virtud de aquellas sagradas reliquias sanaron setenta y tres enfermos de varias dolencias. Trasladáronse los santos cuerpos en solemnísima procesión a Jerusalén, donde fueron colocados en preciosas urnas; hasta que Teodosio el Joven quiso que el de San Esteban pasase a Constantinopla; y poco después el papa Gelasio I lo hizo trasladar a Roma y depositar en la basílica edificada con nombre de san Lorenzo.

Reflexión: El sapientísimo doctor de la Iglesia san Agustín hacía en sus sermones mención honorífica de esta maravillosa invención del cuerpo de san Esteban, y de los milagros sin cuento con que quiso el Señor glorificar a su protomártir, no solo en Jerusalén, sino en todas partes, a donde se llevaba alguna parte de sus preciosas reliquias. Donde se ve con cuánta razón celebra la Iglesia católica el descubrimiento de este gran tesoro, para hacernos dignos de las mercedes que podemos alcanzar por los méritos del Santo.


Oración: Concédenos, Señor, la gracia de imitar al santo cuya fiesta celebramos, para que aprendamos por su ejemplo, a amar también a nuestros enemigos, ya que celebramos la Invención de aquel santo que supo rogar por sus mismos perseguidores a Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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