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lunes, 23 de noviembre de 2015

EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA OBRA DE MONS, MARCEL LEFEBVRE.(Continuación...)



En 2012 Roma continuó siendo ocupada por modernistas y liberales, como en 1988, y Mons. Fellay quería que “creyéramos lo increíble,” a saber que la situación cambió para bien. De hecho, después veremos que no es Roma la que ha cambiado, sino el mismo Mons. Fellay el que ha cambiado. Porque las apuestas ahí están realmente: lo que Roma prometió con estas negociaciones, al final del acuerdo práctico es la “zanahoria”, pero el “palo” es ahora la amenaza de nuevas sanciones si la Sociedad no acepta el Preámbulo Doctrinal. Entonces, si Mons. Fellay continúa en la misma, vieja, posición doctrinal, eso es, la posición de Mons. Lefebvre que solía ser, al menos, de alguna manera su propia posición (al menos en las conclusiones) de Enero de 2012; la Sociedad sería asegurada de continuar defendiendo la Tradición y la lucha contra los errores conciliares con verdadera libertad.

(b) La opción de continuar.

Si Mons. Fellay regresa al proceso de reconocimiento canónico, por la misma razón, él acepta establecerse a sí mismo como un solicitante: estaría apelando por un favor de Roma. Así, él estaría en una posición inferior en relación con sus interlocutores y, consecuentemente, tarde o temprano, sucumbiría a las demandas de Roma modernista; ¡no las suyas! [1] Esta segunda opción, de continuar, implica que el Superior General debe presentar a Roma, necesariamente, un nuevo documento doctrinal.

De hecho, si él quería obtener la muy deseada regularización canónica a cualquier precio, debió proceder como el Cardenal Levada le pidió, eso es, aceptando la sustancia del Preámbulo Roma del 14 de Septiembre de 2011, un documento que él ya había rechazado. Desde que oficialmente declaró que el documento de Roma, de 2011, era inaceptable, por el momento, él ya no podía abierta y honestamente tomarlo de nuevo.

Por lo tanto la única solución que complacería a Roma, sería la de rescribir la misma cosa, pero de una manera disfrazada y ambigua, para que todos, i.e. Roma y los miembros de la Sociedad, queden satisfechos. En otras palabras, él tendría que rescribir una nueva declaración doctrinal, pero conteniendo los principios erróneos del Preámbulo de 14 de Septiembre de 2011, que sería reformulado de una manera que lo haría aparecerse más tradicional.

¿Sabía o no Mons. Fellay que Roma modernista demandaría algunas concesiones doctrinales de él, si esperaba un reconocimiento canónico de ellos? Es difícil creer que Mons. Fellay no previó esto. Especialmente porque no hubo un acuerdo doctrinal al final de las discusiones doctrinales con Roma. Claramente, para Roma, estas discusiones no tuvieron otro final más que el de “aclarar las posiciones respectivas y sus motivaciones,” (Cf. Nota Preliminar) y nada más.

De hecho, Roma esperó por el final de las discusiones doctrinales para introducir las demandas doctrinales. Tarde o temprano, era inevitable que las autoridades Romanas pedirían las concesiones doctrinales de la Sociedad. [2] Pero, acaso, ¿tiene Mons. Fellay, como Roma, puntos doctrinales no-negociables? ¿Qué es más importante para él: un reconocimiento canónico o la fidelidad a la doctrina?
(c) La decisión está hecha: ¡Continuemos!

Sabemos cómo fue tomada la decisión final por Mons. Fellay:

-         Puso de lado su Preámbulo Doctrinal (DP2), fechado el 30 de Noviembre de 2011; [3]

-         Presentó a Roma su Declaración Doctrinal (DD), fechada el 15 de Abril de 2012, que fue sólo una ligeramente modificada y “edición revisada” del Preámbulo Romano del 14 de Septiembre de 2011. [4]

Debemos tener en cuenta que la primer reacción pública de Roma hacia la Declaración Doctrinal de Mons. Fellay fue bastante favorableDe hecho, el Padre Lombardi, cabeza de la Oficina de Prensa del Vaticano, comentó en Radio Vaticano, el 18 de Abril de 2012, lo siguiente:

“Según testigos que lo han leído, esta respuesta es muy diferente de la anterior… Se puede decir que ellos dieron un paso hacia adelante, eso decir que la nueva respuesta es muy alentadora.”

Nótese que el Padre Lombardi, ciertamente había visto la Declaración de Mons. Fellay, y eso quiere decir que su testimonio tiene un carácter oficial, que menciona tres veces su opinión positiva del documento. Así, dos elementos oficialmente motivaron la decisión de Mons. Fellay para dar una respuesta favorable a Roma, presentando su Declaración Doctrinal con fecha del 15 de Abril de 2012:

- Un elemento “positivo”: Mons. Fellay afirma (equivocadamente) que hay “un cambio en la situación de la Iglesia con respecto a la Tradición.” Este es precisamente el primer argumento que usa para justificar la solicitud de un reconocimiento canónico por Roma y la continuación de las discusiones en este sentido. Básicamente: si Roma ha “cambiado,” ¡también nosotros debemos cambiar! La Sociedad debe poner en práctica la “nueva posición hacia la Iglesia oficial.”

-     Un elemento “negativo”: el miedo de las posibles sanciones por Roma. Este es un ejemplo de una típica manipulación. Mons. Fellay dramatiza la situación y exagera el peligro de las sanciones de Roma para justificar su elección. (Luego regresaremos a esto)

Nos debemos cuestionar la seriedad de estas razones oficiales dadas por Mons. Fellay para seguir adelante hacia un acuerdo con Roma.
La muy-nombrada “mejoría” de la situación en Roma es claramente inexistente.  Así como el miedo de las sanciones de Roma: desde 1988 ellas no tuvieron efecto en la Sociedad. ¿Debemos temer por sanciones que no nos importan?Por lo tanto, las razones de Menzingen para comprometerse son falsas.

Una cosa es segura: Mons. Fellay quiere, a cualquier precio, hacer un acuerdo práctico con Roma y está tratando de justificarlo de cualquier forma que él pueda, sin tacto. Para él, a pesar de sus negaciones, está claro que de ahora en adelante, el acuerdo práctico precede a la defensa de la fe. Eso explica por qué él haría serias concesiones doctrinales en su Declaración Doctrinal del 15 de Abril de 2012.

Como consecuencia, la Sociedad pagará un costo muy alto por la decisión que ha tomado Mons. Fellay de presentar su Declaración Doctrinal.



[1] Recordamos que en este momento crucial, Mons. Fellay pidió a la Sociedad rezar para ser protegidos de un “grave peligro.

[2] Si comparamos la situación de Mons. Fellay de 2012 con la de Mons. Lefebvre de 1988, podemos ver que Mons. Lefebvre estaba en una posición superior durante sus negociaciones con Roma, por su amenaza de consagrar a un obispo, que hizo mover al Papa y al Cardenal Ratzinger.

[3] Observemos que siempre ha sido fácil para Roma conceder un reconocimiento canónico de la Sociedad, (que no les costaría mucho…) siendo que la Sociedad aceptaría el Concilio y sus reformas, que no son negociables.

[4] Veremos que Mons. Fellay, en este nuevo documento, hizo serias concesiones concernientes a la fe Católica. Veremos que este texto, aceptado inicialmente por Roma, fue la base para preparar la firma del acuerdo con Mons. Fellay el 13 de Junio de 2012. Sin embargo, el acuerdo no fue firmado de último minuto por razones que luego analizaremos.


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